Estos días son informativamente complejos, al confluir la vorágine cofrade-procesional con la masiva espantá de quienes aprovechan la Semana Santa para hacer el petate y cambiar de aires.
A pesar de la campaña electoral, entramos en uno de esos períodos del año en los que la realidad queda suspendida. Son días en que nos preocupa más saber si lloverá que analizar la cocina del CIS y la auténtica intención de los votantes.
Pero antes de escapar a la Costa o a La Alpujarra, antes de entregarnos al cordero segureño y a los espárragos de la vega, déjenme que les hable de ciencia. Porque hace unos días descubrí la Biopsia Líquida y conocí a los integrantes de su Asociación Internacional, cuya Secretaría General está en Granada.
Fue durante la firma de un convenio de colaboración por el que CajaGranada Fundación y Bankia van a colaborar con dicha Asociación, implementando becas para mujeres científicas y jóvenes investigadores. El prestigioso oncólogo García Puche explicó que el presidente y el vicepresidente de la Asociación son dos reputados médicos de Chicago y Baltimore, respectivamente, pero que gracias al impulso y al trabajo de dos talentosos científicos granadinos, María José Serrano y Juan José Díaz Mochón, su Secretaría General ha quedado fijada en Granada.
En otra ocasión me gustaría dedicar más tiempo a la Biopsia Líquida, una revolucionaria herramienta para el diagnóstico precoz y el seguimiento de los tratamientos contra el cáncer en cuyo desarrollo, la empresa granadina Genyo está desempañando un papel esencial.
Ahora quiero centrarme en cómo surgió la posibilidad de que se quedara en nuestra ciudad una parte tan importante de la Asociación Internacional de Biopsia Líquida. Fue en el marco de un congreso científico organizado por la Universidad de Granada y celebrado en nuestro Palacio de Exposiciones y Congresos, hace un par de años.
Cuando se analiza el impacto de la celebración de congresos, ferias, festivales y grandes eventos, nos concentramos en lo inmediatamente numérico: pernoctaciones, comidas y cenas, taxis, etcétera.
Sin embargo, esas grandes citas pueden suponer beneficios posteriores para la ciudad que no son tan fáciles de medir. Beneficios exponenciales que nos consolidan como Ciudad de la Ciencia. Como ejemplo, el caso de la Biopsia Líquida.
Jesús Lens