En realidad, se titula “Gone Girl”, un nombre mucho más ambiguo, sugerente y enigmático que “Perdida”, pero también es verdad que, dado el arranque de la última y extraordinaria película de David Fincher, da lo mismo.
Porque, efectivamente, una mujer se ha perdido.
O al menos, eso parece. Porque, cuando el día de su quinto aniversario, su esposo llega a casa; ella no está. Y el salón muestra señales de lucha que hacen pensar en el traumático secuestro de Amy, interpretada por una excelente y camaleónica Rosamund Pike.
A partir de ahí, Nick, el atribulado esposo al que da vida un perplejo y necesariamente atontao Ben Affleck; se verá desbordado por una situación que no tarda en escapársele de las manos, hasta que dos horas y diez minutos después…
Lo siento, pero no. No puedo decir nada más sobre la diabólica trama de una película que es un preciso artefacto, un mecanismo de relojería en que cada secuencia conecta con la anterior. Y con la siguiente. Una trama en la que el espectador va de sorpresa en sorpresa, sin poderse creer todo lo que está viendo en pantalla, aunque todo es perfectamente creíble. Por desgracia.
Viene tan, tan, tan recomendada de los Estados Unidos que el temor es legítimo: puro marketing, sobre todo cuando los publicistas se empeñan en venderla como “La novela que apeó de la lista de ventas a las Sombras de Grey”.
Que no digo yo que sea mentira (dos millones de ejemplares vendidos solo en los últimos seis meses de 2012 y tercer libro electrónico más vendido… de todos los tiempos), pero que no sería aval suficiente como para estar expectantes ante su inminente publicación.
Y, sin embargo, su portada ya me llama. Ese fondo negro con una turbia espiral blanca y el título, en rojo: “Perdida”.
Ya sabéis que mi combinación favorita de colores es precisamente esa: el rojo y el negro. Y no por casualidad, el megaéxito de la temporada, el libro que más va a dar que hablar desde esta misma Semana Santa, viene en la colección Roja y Negra que dirige Rodrigo Fresán, para la editorial Mondadori.
“La novela negra, y esta lo es, es novela social y realista y eso funciona muy bien en tiempos de crisis. Flynn, como ya hicieron otros clásicos del género como James M. Cain o David Goodis, indaga en cómo se criminaliza a gente común y aparentemente honesta. U atractivo que comparte, por ejemplo, con la serie televisiva Breaking Bad” de mi estimada AMC.
Vale. Lo dice el director de la colección, que es parte interesada. Pero, ¿sabes qué? Que Rodrigo lo ha clavado.
¡Es justo eso!
Es la novela negra del siglo XXI. La novela negra en la que los personajes, los protagonistas, podríamos ser tú o yo.
Y eso ya, para empezar, engancha.
Nick y Amy. Un matrimonio. Modelo. Y fashion. De Nueva York. Escritores de éxito y prestigio, que colaboraban con algunas de las mejores revistas y periódicos de los Estados Unidos… justo cuando la irrupción de los contenidos digitales, gratis total, arruinó la carrera de miles de valiosos y prometedores periodistas y escritores.
Así que toca plegar velas y volver a los orígenes. Y los orígenes son Missouri. En concreto North Carthage, de donde proviene Nick. Allí, junto a su hermana, Go, montará un bar. Y tratará de cuidar de su madre, enferma de cáncer.
Y será allí, justo cuando Nick y Amy se disponen a celebrar su quinto aniversario de bodas, que Amy desaparezca.
¿Dónde está Amy?
A partir de ese punto (y hablamos del mismísimo comienzo de la novela) la autora, Gillian Flynn, juega con nosotros de una forma tan inteligente como descarada, creando un puzzle en el que el pasado y el presente condicionan un futuro inmediato repleto de giros, revueltas y sorpresas. Y lo hace a través de todo tipo de artimañas, manipulando a los personajes y, por extensión, manipulando al lector.
Manipulando en el mejor sentido de la expresión. Haciendo como hacemos las personas, normales y corrientes: jugar. Aunque, a veces, los juegos se nos van de las manos y, como los petardos en manos inexpertas, nos explotan en la cara.
De momento, no voy a decir más.
Solo que la novela es adictiva y que sus protagonistas, todos, tienen una capacidad de enganche sobre el lector que, siendo de lo más atractivo y subyugante, pueden llegar a…
… ¡Que la leas, mujer/hombre, ya!
Que ardo por poder comentar y compartir. ¿Qué tal un Club de Lectura con “Perdida”?
De verdad. Hazte a la idea. Más pronto o más tarde, la vas a leer. Así que, mejor ser de los primeros para, después, estar en condiciones de comentar, recomendar y hablar sobre ella.
¿Recuerdas fenómenos como de Larsson y nuestra maravillosa Lisbeth Salander? Pues, créeme: cuando empieces a leer “Perdida”, arderás por irte a la cama con Nick y Amy.