Uno cree que sabe de algo hasta que empieza a estudiar un tema en profundidad y cobra socrática conciencia de que apenas sabía nada. Me ha pasado estos días con una fruta que, por lógica y cercanía, debería resultarnos de lo más conocida, habitual y cercana. Y sin embargo…No les voy a glosar las bondades de la granada. Les emplazo a unas páginas más adelante de este IDEAL, al suplemento Gourmet de hoy viernes, donde hemos preparado un completo reportaje especial sobre ella. (Leer AQUÍ)
Lo resumiré en dos palabras: sen-sacional. La granada es prodigiosa, en todos los sentidos de la palabra, desde lo puramente culinario a lo nutricional. Es una de esas súper-frutas que suponen un chute de salud en vena y que ofrecen infinidad de posibilidades gastronómicas, en fruto o en jugo. Pero ya les digo que, si les pica la curiosidad, lean el Gourmet.
Lo que me ha llamado poderosamente la atención es la poca presencia de las granadas en la oferta gastronómica de Granada. Como me decía el chef Chechu González, de María de la O, faltan granadas en Granada. De hecho, en el patio de su restaurante hay algunos granados y está terminando de ultimar un postre para servir en un molde que reproduzca sobre el plato su singular forma. Que, como le decía Antonio Arias a Chechu, vivimos en una tierra con nombre de bomba. ¡Ahí es nada! (Por cierto que AQUÍ podéis disfrutar de la exquisita receta creada para nuestro suplemento por Chechu).
Vale. La granada es una fruta dura de pelar. Con malafollá, para variar. Trabajosilla y, si me apuran, ingrata. Pero además de ser la única fruta presente en el escudo de España, representa la diversidad dentro de la unidad, es símbolo de fertilidad y prosperidad y su color rojo pasión es puro fuego. (Aquí tenéis dos recetas más: de Ana Entreolivos y la de la foto de abajo, de José Caracuel, de Casa Piolas)
¿Cómo es posible que la granada pase tan desapercibida en la gastronomía de nuestra tierra? ¿Cómo no existen unas jornadas gastronómicas, tan populares en otoño, dedicadas a un fruto que ahora está de temporada? A nada que alguien le echara imaginación y acertara con la comunicación, unas Jornadas de la Granada, en Granada, podrían ser la bomba.
Jesús Lens