Granada Sport Park

Tarde de un sábado cualquiera. 18 horas. Subo por la calle Xauen, en el corazón del Zaidín. Cruzo la Avda. Dílar y continúo por la calle Ebro hasta desembocar en… un erial. Un erial de tierra y asfalto que acumula charcos los pocos días en que llueve y polvo durante el resto del año.

Me encamino a mi cita bimestral con el CB Granada-Covirán y no dejo de pensarlo mientras veo a los coches aparcar en batería, en mitad del desolado solar: ¿por qué no se hace nada en este rincón olvidado de la ciudad?

Que el entorno de Los Cármenes y del Palacio de los Deportes esté como está es una auténtica pena, por lo que me alegro de que haya un plan para darle vida. Para adecentarlo. Para hacer algo con él. Es un desperdicio, un despropósito, la cantidad de espacio urbano dedicado a… la nada.

Se acaba de presentar ‘Granada Sport Park’, un proyecto presupuestado en más de 20 millones de euros y que permitirá una remodelación completa del área, aunque empezando por el propio estadio de fútbol, paradójicamente. Se prevé la construcción de un cine dedicado al deporte con sillas móviles, una pista de carreras, una zona de crossfit, un fitness park y un skatepark. Además, zona de ocio. Bares, restaurantes, cafeterías…

Como no podía ser de otra manera, en cuanto el proyecto se ha hecho público, han comenzado las críticas. Unas aluden a las fiestas del Zaidín y al Zaidín Rock, que se celebran en esa zona. Como si fuera razonable mantener en el abandono más miserable miles y miles de metros cuadrados por cuatro días de fiesta al año.

La otra crítica es más razonable y nos obligará a estar muy encima de un proyecto que supone la privatización, de facto, del uso y disfrute de una zona muy apetitosa de Granada. Teniendo en cuenta el precedente de lo ocurrido medio kilómetro más arriba, entre los desmanes del Serrallo Plaza y los cambios de uso del menguante pabellón Mulhacén, da vértigo pensar en qué puede desembocar esta aventura.

Bienvenida sea una necesaria intervención urbanística en el área deportiva de Granada… siempre que se haga con cabeza, transparencia y en beneficio de la ciudadanía.

Jesús Lens

Equipo de Primera

Empiezo a detectar, tan pronto, una cierta corriente de euforia sobre la presencia del Granada CF en la segunda división. Los menos originales parafrasean el lema del Atlético y su temporadita en el infierno y otros definen a los rojiblancos como el Real Madrid de la categoría de plata del fútbol español.

Al mismo tiempo, domingo tras domingo, el equipo sigue haciendo el ridículo, no ha ganado ni un punto con el actual entrenador, no mete un gol ni a puerta vacía, se los meten de todos los colores y ciertos jugadores no sudan la camiseta ni aunque pasemos ya de los 30 grados.

 

Aun así, ya se habla del ascenso y se hacen cábalas acerca del mismo. ¿Sobre qué base? ¿Sobre qué proyecto? ¿Qué ha cambiado en un Club que está en caída libre como para pensar en esa hipotética vuelta a Primera?

 

Lo mismo es algo del pensamiento positivo, la motivación y la autoayuda, como si creyéramos que por repetir “Somos de Primera”, en plan mantra, determinados jugadores fueran a dejar de ser unos manta.

 

Está claro que la ilusión es importante. Por ejemplo, cuando echas la Primitiva: sabiendo que lo más probable es que palmes la pasta, al menos te queda la ilusión. Hay que ser optimistas y encarar el fututo con ambición. ¡Claro que sí! Y está lo de la fe. Pero los que hemos visto “El Dorado”, una obra maestra del western de Howard Hawks, suscribimos las palabras de Nelse McLeod: la fe mueve montañas, pero no puede vencer a un gatillo rápido.

Me da pena que el Granada haya descendido, pero la venta de humo no es la mejor forma de iniciar el camino de vuelta a Primera. ¿Qué tal si empezamos por poner los pies en el suelo y analizar lo que ha pasado esta temporada, antes de vender motos de cilindrada imposible?

 

Tony Adams sustituyó a Lucas Alcaraz prometiendo que iba a patear el culo de los jugadores, a ver si reaccionaban. A la vista de los resultados, o los abre en canal y los desuella sobre el césped de Los Cármenes o hay que cambiar de táctica y de estrategia. Que lo de la ONU del fútbol español es muy bonito y multicolor, pero se ha demostrado como claramente ineficaz.

¡Un poco de mesura y de cordura en los próximos meses, por favor!

 

Jesús Lens

Empacho de fútbol

Lo mejor que tiene la NBA es que, pasados ya dos meses y medio desde que Cleveland ganó el anillo de campeón, derrotando a los Warriors en el séptimo partido… todavía quedan otros dos largos meses para que comience la temporada 2016/2017. De esa manera, cuando llegue el tip off y los Spurs de Pau Gasol se enfrenten a las huestes de Curry y Durant en el partido inaugural, los aficionados estaremos felizmente ansiosos por quitarnos el mono de baloncesto yanqui.

Durant Warriors

Viene esta introducción a cuento del horror que supone encontrarnos todavía en agosto, pero ya indigestados y hastiados de fútbol. Al menos, yo. Y es que, aun no viéndolo y haciendo todo lo posible por no seguirlo, es imposible sustraerse a su espantosa tiranía. Y a este espinoso e incómodo tema dedico mi columna de hoy, en IDEAL.

Este año, para más inri, la Liga española de fútbol ha tenido la desvergüenza y la desfachatez de comenzar cuando aún no habían terminado los Juegos Olímpicos, en un ejercicio de insaciable voracidad sin límites.

Aburrimiento futbol

Yo odio pocas cosas en la vida. Una de ellas es el fútbol. No lo odio ni como deporte ni como espectáculo. Lo odio porque el fútbol es como los eucaliptus, árboles de rápido crecimiento, muy útiles para el comercio de madera, pero que dejan estériles los suelos y no permiten que nada crezca a su alrededor.

Espero que mis amigos futboleros no tarden mucho en perdonarme estas líneas, pero ¿no resulta indecoroso que, a 30 de agosto, haya una crisis en el vestuario del Granada C.F. y que, con el equipo a medio hacer, el entrenador ya esté cuestionado?

¿Seguro?
¿Seguro?

El hastío que me provoca el fútbol llega a tal punto que no me importó un carajo la eliminación de España, a las primeras de cambio, en la pasada Eurocopa de fútbol.

De verdad, perdónenme pero discúlpenme. Sé la importancia que tiene, para una ciudad como Granada, albergar a un equipo en la máxima división del fútbol español. Me congratulo por los miles de aficionados que han estado apoyando al equipo rojiblanco en Segunda B y hasta en Tercera División. Espero ir a algún partido, esta temporada, a Los Cármenes y me alegraré si el Real Madrid gana otra Copa de Europa.

Pero todo ello no obsta para que, a 30 de agosto, la Liga, la Champions, la Copa del Rey y las Supercopas me salgan por las orejas. ¿Es grave, doctor?

Jesús Lens

Twitter Lens

 

El buen pie de Cuenca

Lo de Cuenca de ayer, en el Sánchez Pizjuán, fue de traca. Dos goles, una asistencia, victoria 1-4 y la permanencia en Primera División certificada.

Granada Cf categoría

Cuenca. Isaac Cuenca. Lo siento. No puedo resistirme a ironizar sobre la enorme casualidad de lo vivido esta semana en Granada. Un Cuenca ocupa la alcaldía el jueves y otro Cuenca da una inmensa alegría a la parroquia rojiblanca el domingo, protagonizando la gran victoria de la temporada.

No hay community manager ni estratega en marketing o comunicación que lo hubiera podido hacer mejor. Porque ayer, apellidarse Cuenca en Granada, era sinónimo de éxito, triunfo, felicidad, satisfacción, orgullo y placer.

Granada CF

Ayer, hasta los peperos más acérrimos se vieron gritando cosas como ¡Olé ese Cuenca! ¡Qué huevos tienes, Cuenca! o ¡Métela, Cuenca, mételaaaaaaaaa! Alguno habrá tratado de cambiar el Cuenca por Isaac, pero no es lo mismo.

Más allá de la broma y la anécdota conquenses, tenemos que estar contentos y dichosos con la victoria del Granada Club de Fútbol y con el hecho de que, el año que viene, vaya a seguir en Primera. Ustedes saben que yo no soy muy futbolero. De hecho, no soy futbolero en absoluto. Pero además de alegrarme por Javier Rufete y por mis amigos granadinistas, creo que estar en la división de honor del fútbol español repercute muy positivamente en la ciudad, más allá de la caja que hacen los bares aledaños a Los Cármenes los días de partido.

Granada cf Afición

Tener un equipo en Primera es bueno para la hostelería, por supuesto, pero también lo es para los patrocinadores. Y para las múltiples empresas relacionadas con el club. O, por ejemplo, para los compañeros de la prensa, cuyas crónicas, fotos, narraciones y resúmenes se leen, se escuchan y se ven en toda España. Y en parte del extranjero. ¡Otro año más, chavales! Enhorabuena.

Pero, sobre todo, es bueno para la imagen de la ciudad. Que, con un Granada de Primera, vende más. Y se vende mejor. Y, por supuesto, victorias como la de ayer son buenas para el estado de ánimo de una ciudadanía que, en los últimos años, ha encontrado en el fútbol de élite un aliado que ayuda a sobrellevar los sinsabores del día a día.

Ignoro si Pina y Cordero lo han hecho mejor o peor. Solo sé que yo, me alegro por la permanencia. ¡Enhorabuena!

Jesús Lens

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Por un puñado de libras

Imagine el lector que, en España, se llevara lo de las apuestas deportivas. Pero que se llevara de verdad, no en plan campaña de publicidad. Que estuviera arraigado en nuestro inconsciente colectivo. Como la Lotería de Navidad. Como el Cuponazo de la ONCE. Como la Quiniela de toda la vida.

Leicester ladbrokes

Imagine el lector, granadino y granadinista, que al principio de la temporada hubiera apostado 30€ a que el Granada C.F. iba a ser el campeón de Liga, superando a los todopoderosos Real Madrid, F.C. Barcelona, Atlético de Madrid, Sevilla, Valencia, etcétera.

Imagine el lector que, allá por el mes de febrero, el Granada C.F. ocupa el liderato. Queda la mitad de la temporada. Pero gracias a los goles de Success y El Arabi, a los centros de Peñaranda, a la sapiencia del entrenador y a la excelente gestión del director deportivo; el equipo rojiblanco es líder.

Imagine el lector que, llegados a ese punto, la casa de apuestas le ofrece un trato: 36.700 euros en mano y nos olvidamos de la apuesta. ¿Es un buen trato, teniendo en cuenta que la improbable victoria de nuestro equipo se pagaba originalmente a 6.300 euros por cada euro apostado? O sea, que de mantener la apuesta original, usted podría ganar 126.000 euros.

Leicester apuestas

¿Qué haría usted? ¿Habría cogido los 36.700 euros y se habría pegado un 2016 de ensueño o se hubiera mantenido fiel a los colores rojiblancos y se hubiera arriesgado a perder la pasta… además de a perder la Liga?

Confieso que yo habría sido posibilista y habría trincado la pasta. Y todo ello bajo una lógica aplastante, a mi poco romántico modo de ver: una vez cobrado el premio, y si el Granada C.F. se proclamara finalmente campeón de Liga, saltaría de alegría por el triunfo, sin pensar en la guita que habría dejado de ganar.

Pero, afortunadamente, no todo el mundo es un posibilista y un amarrategui. Por ejemplo, los 22 aficionados del Leicester City que, habiendo apostado al principio de temporada por el club de sus amores como campeón de la Premier League inglesa, le dijeron que NO a la casa de apuestas. Hubo otros 25 que sí aceptaron el trato. Pero éstos, hoy, no nos interesan.

Leicester

Hoy, tenemos que rendir homenaje a 22 héroes millonarios, consecuentes con la inconsistencia de unos principios felizmente trasnochados.

Jesús Lens

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