Ahora que estamos en precampaña y los partidos afinan sus programas electorales -habrá que ver con qué tino y acierto, que la cosa no ha comenzado especialmente bien con las propuestas del PP- los ciudadanos nos sentimos como niños pequeños que escriben su carta a los Reyes Magos, tan rebosantes de ilusión que se nos llena la boca de pedir.
Me gustó la idea que Antonio Cambril, el candidato de Unidos Podemos a la alcaldía de Granada, anticipaba hace unos días: completar un corredor verde por el Violón que conecte la Ruta del Colesterol y su prolongación por las zonas ajardinadas de los paseos de la Bomba y el Salón con el parque Tico Medina y el nuevo pulmón arbóreo de la zona del PTS, del que ya escribí en 2016 (Leer AQUÍ)
¿Somos conscientes del impacto que el cambio climático va a tener en nuestro entorno? Se trata de un proceso incuestionable, por mucho que Trump y sus adláteres nieguen la mayor.
En el punto en que nos encontramos y con el grave riesgo de desertización que conlleva, el cambio climático nos obliga a dos cosas: implementar políticas y actuaciones que traten de revertirlo o, al menos, de ralentizar su curso; y la puesta en marcha de iniciativas que minimicen el impacto de la subida de las temperaturas en la vida de los ciudadanos y que permitan su adaptación al nuevo escenario que está por venir.
En este sentido, apostar por una Granada lo más verde posible no es una veleidad o un capricho de rojos y ecologistas. No se trata de una cuestión estética o de una bienintencionada idea propia de acomodaticios diletantes. Hablamos de una necesidad perentoria para construir, entre todos, una ciudad habitable en un futuro no tan lejano.
El PSOE ha dado pasos en este sentido, con su intervención en el PTS, una de las grandes zonas verdes de nuestra ciudad, muy necesitada de cariño, mimos y cuidados.
Actuar sobre la atrocidad cometida en el Violón -¿han intentado ustedes cruzar por allí entre mayo y septiembre, sin gafas de sol?- resulta imprescindible.
Casi tanto como la otra gran exigencia ecológica que, en algún momento, debemos afrontar: la renaturalización del río Genil, tema sobre el que es necesario reflexionar, debatir… ¿y legislar?
Jesús Lens