Reconozco que no me gusta la etiqueta. Es uno de esos tópicos que utilizamos al escribir, pero que cuesta trabajo pronunciar.
-¿Has reservado ya habitación para el fin de semana? Espero que sea un hotel con encanto…
-Que va. He reservado en un antro lúgubre, tétrico y más feo que el tren de la bruja.
-Pues que bien…
Pero todos sabemos a lo que nos referimos cuando hablamos de hotel con encanto. Un local pequeñito, con pocas habitaciones, coqueto, arquitectónicamente singular y, por lo general, enclavado en un lugar con historia o paisajísticamente estimulante. OK. Aceptémoslo.
Hace unas semanas estuve recorriendo algunos de esos hoteles, situados en el entorno de la Carrera del Darro, en clave prospectiva, de cara a un proyecto cultural y creativo. Y me moría de la envidia. ¡Lo que me gustaría pasar, aunque fuera una noche, en la mayoría de ellos!
Pero nadie duerme en un hotel con encanto de su propia ciudad. Por lo general. Que el pasado año, a punto estuve de irme a pasar una noche al Alhambra Palace. Aunque esa es otra historia…
El caso es que leo en IDEAL que Almuñécar reabre un hotel municipal que llevaba una década cerrado. Y, por lo que veo en la estupenda foto de Javier Martín, el Palacete del Corregidor parece un sitio realmente hermoso. Uno de esos lugares en los que entras seco y sin ideas y sales repleto de inspiración y creatividad.
“¿Cómo podía estar esto cerrado?”, es lo que se preguntan Miriam Morilla y Óscar Román, los dos emprendedores catalanes que se han hecho cargo de su explotación. “Nos presentamos al concurso sin ver siquiera los planos. Solo por fuera vimos el edificio, pero fue un flechazo. Nos sorprendieron las instalaciones, pensamos: ¡esto no puede estar cerrado!”
Pero sí. Lo estaba. Cerrado. A cal y canto. ¿No resulta sorprendente? La pregunta con que se abre el párrafo anterior y la exclamación con que se cierra deberían ser rejones de fuego clavados en tanto teórico empresario local que no hace más que quejarse, quejarse y quejarse de lo mal que está todo, reclamando ayudas y subvenciones a la administración.
Enhorabuena a Miriam y Óscar por su empuje e iniciativa. Ojalá les vaya mejor que bien. Yo, desde luego, ya sé dónde trataré de alojarme durante el Festival de Jazz en la Costa de 2017.
Jesús Lens