De dioses y hombres

El aPostado de hoy es una recomendación fílmica, pero para ver en DVD. O en Digital +, que ahora la tiene alguno de sus canales en la parrilla.

“De dioses y hombres” es una película que, protagonizada por ocho monjes cistercienses que viven en un monasterio en la Argelia de 1990, tiene el aura de los mejores westerns de Howard Hawks. De hecho, la ética de sus protagonistas y su forma de conducirse a lo largo de la historia son puramente hawksianas: ¿cómo reacciona un grupo de profesionales que, en el ejercicio de su labor, se siente amenazado?

Pues como auténticos profesionales, con dignidad y arrojo. Con hombría. Aceptando lo que les viene y luchando contra ello. Cada uno con sus armas y dependiendo de cada situación. Puede ser el sheriff de un pueblo del Lejano Oeste, amenazado por los matones que gobiernan la región o un grupo de cazadores en Tanganica, que tienen que capturar con vida un rinoceronte para un zoológico, aunque racaneen sus fuerzas y efectivos. Igual que un aviador manco se pondrá al mando de su avión para cruzar los Andes y entregar el correo, tal y como tiene estipulado en su contrato; los monjes se quedarán, a pie firme, en la comunidad en la que viven y trabajan.

Son sus votos.

Es su vida.

Es su responsabilidad.

Es su compromiso.

Y la película de Beavois así lo refleja, con tanta sencillez como valentía y clarividencia. Una joya. Imprescindible.

Jesús Lens

Veamos los demás aPostados del mes:

El caballero oscuro

Ejército enemigo

Ryan Giggs

Cerveza Alhambra

Prometheus

La ciudad de los ojos grises

Dejarse ir

¿Y el 8 de agosto de 2008, 2009, 2010 y 2011 ?

EN TERRITORIO HOSTIL

La primera tentación (*) que tuve a la hora de reseñar «En territorio hostil», la última película de la directora Kathryn Bigelow y ganadora de los Oscar del 2010, fue hacer referencia al absolutamente nulo protagonismo de cualquier personaje femenino en una historia dirigida y producida por una mujer dado que sólo la perdida Evangeline Lilly aparece en pantalla en algún momento. Y lo hace como la lejana esposa del protagonista, a cargo de su hija, esperando pacientemente en casa.

 

Pero, la verdad, al no saber la ratio de hombres y mujeres que hay en Irak y, desde luego, al desconocer si hay presencia femenina en el cuerpo de artificieros en que se centra «En territorio hostil», mejor obviar la cuestión de género, que la Bigelow es una mujer con personalidad, criterio y experiencia suficientes como para saber lo que se hace.

 

Y precisamente uno de los puntos fuertes de la película es haberla centrado en el drama de las bombas y los atentados suicidas que han convertido Bagdad en una pesadilla para el ejército invasor. Habrá quién critique que el punto de vista adoptado por los autores se centre en el drama que viven los artificieros norteamericanos y que el personaje de Beckham, el niño iraquí que vende DVDs esté metido con calzador, como para compensar un posible empacho de yanquilofilia rampante.

 

Pero ahí radica el quid de la cuestión. ¿Qué es «En territorio hostil»? ¿Una película sobre la guerra de Irak? Eso me recuerda a lo que decía Coppola sobre «Apocalypse Now», cuando decía que no era una película sobre Vietnam, sino que era Vietnam.

 

Y en eso estamos, con la película de Bigelow. Con un protagonista adicto a la adrenalina que, después de haber desactivado ochocientas y pico bombas, ya no encuentra otro sentido a su vida. Y, como bien señalaba José Enrique Cabrero en su imprescindible reseña de IDEAL, el artificiero interpretado por el actor Jeremy Renner sería como un pistolero del Far West que avanza por las calles ardientes y llenas de polvo de un pueblo semidesierto para enfrentarse, él solo, a los malos.

 

No. No estamos ante una película de guerra que denuncia la crueldad de la misma o que pone el acento en el miserable comportamiento de los soldados en liza. No se trata de cuestionar la pertinencia o no de los Estados Unidos en Oriente Medio. Es una película basada, exclusivamente, en un profesional que cumple con su trabajo, mucho más allá de hasta donde el deber le reclama.

 

Y, por eso, es una película inequívocamente hawksiana. 😉

 

Partiendo de un prólogo interpretado por Guy Pierce y que sirve para contextualizar el resto de la película, incidiendo en lo extremadamente peligroso que es el trabajo de los artificieros en Irak, la película se compone de segmentos concatenados que alternan la acción y los momentos de peligro con los supuestos momentos de paz de los protagonistas, refugiados en su cuartel y relacionándose entre ellos, aprendiendo a conocerse. Un poco como «Hatari!», pero cambiando África por Irak y a las fieras de la selva por las bombas de los iraquíes.

 

Una película técnicamente perfecta, en la línea de «Generation kill», en la que el protagonismo recae en la permanente tensión de unos soldados que, efectivamente y como acabamos de ver con los atentados talibanes en Afganistán, no están precisamente de colonias en sus misiones en el extranjero.

 

Lo mejor: la ausencia de moralina y el duelo en mitad del desierto, con un sorprendente Fiennes.

 

Lo peor: el único detalle sentimental, con el chavalito apodado Beckham. Si somos duros, somos duros.

 

Valoración: 7

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

 

(*) Y mi segunda tentación era empezar preguntándole qué le había parecido la peli a Abel, que nos puso sobre la pista, AQUÍ, con el trailer.