¿Piensan ustedes que fue una táctica de poli bueno / poli malo o, sencillamente, una imbecilidad? A lo de Cifuentes, Tejerina y su anuncio de hacer huelga a la japonesa me refiero. Porque la presidenta de la Comunidad de Madrid insiste en trabajar con denuedo hoy, 8 de marzo, por mucho que su presidente, Mariano Rajoy, las desautorizara en público.
No hay signo más reaccionario que sacar a relucir la huelga a la japonesa cuando se trata de defender unos derechos a través de la huelga tradicional. Reaccionario, imbécil y mentecato, podríamos decir. Porque la huelga a la japonesa solo se puede dar en determinados sectores de la economía muy concretos en los que se trabaja just on time y en los que un exceso de trabajo conlleva un aumento de la producción imposible de absorber por el mercado. Ese excedente de mercancía provoca una bajada de precios y un aumento de los costes de almacenamiento que generan enormes perjuicios a las empresas. Mucho más que dejar de trabajar.
Así las cosas, que Cifuentes y Tejerina hablen de hacer huelga a la japonesa, además de resultar insultante para el resto de las mujeres que van a parar hoy, es un oxímoron infernal que resultaría perjudicial para el conjunto de la sociedad.
El desconocimiento de qué es una huelga a la japonesa que han demostrado estas dos representantes políticas del PP es buena prueba de que carecen de una educación general básica y mínima, lo que nos hace sospechar que no están en sus puestos gracias a su preparación y a su inteligencia, precisamente. Deberíamos concluir, por tanto, que cuanto más trabajen, más ocasión tendrán de meter la pata y en mayor peligro estaremos los madrileños y el conjunto de los españoles.
¡Señoras Cifuentes y Tejerina, no hagan huelga a la japonesa, por favor! De verdad. No hace falta. Vayan ustedes a su oficina, háganse el selfie correspondiente y muestren al mundo lo alto que han llegado y lo mucho que trabajan. Eso sí, dediquen dos minutos a leer lo que dice la Wikipedia sobre las huelgas a la japonesa.
Jesús Lens