Pensé que no tendrían el morro de hacerlo, pero… ¡anda que han tardado! Fue publicar IDEAL este reportaje de Jorge Pastor sobre el lamentable estado de la Huerta de San Vicente y ahí estaba Antonio Granados, portavoz adjunto del grupo municipal del PP, haciendo la rutinaria visita de posado-denuncia a la residencia de verano de Lorca. (Leer, ver y escuchar AQUÍ)
Los mismos posados-denuncia que en dos ocasiones anteriores protagonizó Francisco Cuenca cuando el PP gobernaba en la Plaza del Carmen y de los que hablaba ayer en esta columna de IDEAL.
Mientras, ahí está la Huerta de San Vicente, como la Puerta de Alcalá, viendo pasar el tiempo, dejada de la mano de Dios… y del hombre. Que es el responsable de su mantenimiento.
Tiene cuajo Antonio Granados, presentándose en uno de los lugares lorquianos por excelencia para denunciar algo a lo que el gobierno municipal del que él mismo formaba parte no hizo ni caso durante los muchos años que el PP gestionaba Granada. ¡Hasta saca a relucir el proyecto de climatización del inmueble, trabajos de carpintería metálica y arreglo de otros desperfectos que duerme el sueño de los justos… desde los tiempos de Juan García Montero, compañero suyo de bancada en el Ayuntamiento!
“La Huerta de San Vicente es una prioridad absoluta del área municipal de Cultura, por lo que no vamos a eludir nuestra responsabilidad para trabajar en que este espacio luzca en su estado más óptimo y apropiado”.
¿A que suena bien? Son palabras de Juan García Montero. Palabras que datan de 2010. Sí. Lo han leído bien. Dos mil diez. En concreto, del 28 de diciembre. Quizá ahí radique la clave de toda esta historia. En una inocencia y candidez que, poco a poco, van mutando en hastío y hartazgo ciudadanos.
¿No se dan cuenta de lo ridículos que resultan con sus poses airadas, exigiéndose mutuas responsabilidades y amenazando con denunciarse los unos a los otros; cuando no son más que clones de sí mismos?
Luego se preocupan, los políticos, por el desapego de los ciudadanos. Por los elevados y crecientes índices de abstención en las diferentes citas electorales. Por la escasa participación. Y se devanan los sesos -o eso dicen- reflexionando sobre la desafección.
De ahí que la irrupción de Podemos o Cs, en su momento, fuera tan contundente como ilusionante. Lástima que, por acción o por omisión, hayan tardado tan poco en formar parte del mismo paisaje.
Jesús Lens