No recuerdo cuándo, pero sé que hace muchos, muchos años. Y lo sé porque en aquella columna jugué con el título de la novela de Michael Connelly que, entonces, era una novedad y justo la acababa de leer. Teniendo en cuenta que el libro se publicó en español en 2002… imaginen la de tiempo que ha pasado.
Asoma el verano su patita por el calendario y, junto al Tour de Francia, el Mundial de fútbol, las alertas por incendios forestales y las recomendaciones de echarnos crema protectora para tomar el sol; llegará una nueva temporada de “La Búsqueda”.
No. No se trata de una serie de Netflix ni de un programa de Telerrealidad. Se trata de una nueva entrega de La Búsqueda de los Huesos del Poeta.
Que nadie se ofenda, por favor. O sí. Como vean. Pero es que, dándole la razón a Moreno Bonilla, esto es un enredo permanente: ahora es la Junta de Andalucía la que se muestra abierta a una investigación sobre su paradero. Pero desde el rigor, eso sí.
No sé sin con eso del rigor, el vicepresidente y consejero de Memoria Democrática, Manuel Jiménez Barrios, quiere decir que las continuas, sucesivas e infructuosas búsquedas de toooooodos estos años atrás, realizadas por los unos, por los otros y hasta por los de(l) más allá; se han hecho a tontas y a locas.
Insisto, espero que nadie se ofenda por mi tono sarcástico. Entiendo que el hecho de que siga habiendo miles de personas asesinadas y enterradas en las cunetas de las carreteras, sin identificar, es doloroso y lacerante. Pero en el tema de la búsqueda de los huesos de Lorca, y dado que su familia ha dicho que lo dejen estar, hay mucho de interesado postureo.
Si supiera dibujar, haría una viñeta convirtiendo a Lorca en un simpático zombi que caminara por los alrededores de Víznar, amenazando con devorar a sus buscadores mientras les grita “¡Dejadme en paz de una maldita vez y pasad el verano leyendo mi poesía y mis obras de teatro… Pesaos, que sois unos PESAOS!”
Jesús Lens