Seguir la estela de ‘Estela’

Qué preciosidad de película. Cuando leí a nuestro compañero José Enrique Cabrero comparar ‘Estela’ con los primeros 15 minutos de ‘Up’ pensé que lo mismo se había venido muy arriba. Después de ver la película supe que sí. Que se había subido… hasta el infinito y más allá. Porque menuda maravilla se han marcado Manuel Sicilia y el equipo de Rokyn Animation. ¡Sensacional!

Yo me hinché de llorar, así se lo digo. Pero no fui el único, se lo puedo asegurar, que cuando se encendieron las luces del auditorio del Parque de las Ciencias el pasado viernes, quien más, quien menos tenía su lagrimita en el ojo. 

No les voy a contar nada sobre el argumento de ‘Estela’, protagonizada por una niña entusiasta y soñadora a quien la vida no se lo pone precisamente fácil. Estén atentos a las próximas fechas de proyección. En Canal Sur no tardarán en emitirla y entonces sí podremos comentarla largo y tendido y sin miedo al spoiler. 

‘Estela’ es puro cine. Una película de menos de 20 minutos de duración. ¡Y menudo peliculón! Todo nació, como tantas otras cosas importantes de la vida, en una conversación de bar entre un cineasta y un hombre de ciencia. Sicilia y José Aguilar, de Ifmif-Dones, hablaron de hacer un corto de animación para que el público se acercara de una manera diferente y emocional al acelerador de partículas. Y a fe que lo han conseguido. 

Lo dijo la ex-rectora Pilar Aranda en el coloquio posterior a la proyección: ‘Estela’ es un perfecto ejemplo para la capitalidad cultural. Se trata de una película emocionante que aúna artes y ciencias, con ADN 100% granadino y ese valor transformador de la sociedad que se va a exigir a las candidaturas. Una joyita preciosa que nos ha deparado una de las mejores veladas de este 2024. 

Jesús Lens   

Tres cuerpos, un problema y el bosque oscuro

Forzamos hoy los límites de este rincón oscuro para hablar de la serie del momento, ‘El problema de los tres cuerpos’, ciencia ficción pura y dura, pero con un claro componente noir, sobre todo por el papel desempeñado por los quinta columnistas, que son muchos y muy variados a lo largo de los ocho capítulos de su primera y esperemos que no única temporada.

Hace unos días escribía de lo mucho que me estaba gustando la serie de Netflix gracias, sobre todo, a la total y absoluta falta de expectativas: no sabía nada de ella y fue toda una sorpresa. Leyendo el domingo a José Enrique Cabrero en su imprescindible columna televisiva, sin embargo, me sentí culpable. Culpable por no haber devorado la trilogía del escritor chino Liu Cixin en que está basada la serie. Sí, estimado amigo: debíamos haberle metido mano. Hemos estado perezosos. 

En mi descargo, ni siquiera puedo decir que no conocía a Liu. En su momento leí ‘La tierra errante’ y otros de sus cuentos. Y me fascinó su literatura. He recuperado ese ejemplar, publicado por Nova, y tanto en la solapa con la biografía del autor como en la contraportada, podíamos leer: “Bienvenidos a la primera antología de relatos de Cixin Liu, el aclamado autor de ‘El problema de los tres cuerpos’, el best seller galardonado con el Premio Hugo a la mejor novela que cautivó a Barack Obama, Mark Zuckerberg y George R. R. Martin”. Y es que hablamos del “autor de ciencia ficción más prolífico y afamado de la República Popular China, galardonado nueve veces con el Galaxy Award”. No se puede decir que no estábamos avisados…

Hemos estado vaguetes, querido José Enrique y, como tú, me enfrento al problema de los tres libros. ¿Leemos la trilogía —más vale tarde que nunca— o esperamos a la segunda temporada de la serie? Y si la leemos, ¿empezamos por el principio o nos lanzamos directamente al segundo de la saga, ‘El bosque oscuro’?

Te confieso que lo del bosque oscuro me seduce sobremanera. Sobre todo por la hipótesis que subyace tras ese enigmático título. Según la Wikipedia, esa fuente del saber universal, la hipótesis del bosque oscuro hace referencia a la existencia de muchas civilizaciones alienígenas en el universo, todas ellas tan silenciosas como paranoicas, convertidas en amenaza inevitable y, por tanto, susceptibles de ser aniquiladas para asegurar la supervivencia de quienes se las crucen. El universo sería un bosque oscuro, silencioso y amenazador, lleno de “cazadores armados que acechan entre los árboles como un fantasma”, en palabras del propio Cixin.

La teoría no es suya, según sigo leyendo en la Wikipedia. El padre del ‘bosque oscuro’ es un astrónomo y también reputado y galardonado autor de ciencia ficción: David Brin, que lo relaciona como una posible solución a otro de los temas esenciales de la ciencia ficción: la paradoja de Fermi o por qué, con una alta probabilidad de que haya otras civilizaciones inteligentes en el universo, no tenemos prueba alguna de su existencia. 

Estaríamos ante la Ley de la Selva, pero elevada a la enésima potencia. ¿Será el universo un vastísimo corazón de las tinieblas, por ponernos conradianos? En fin, en fin: que no sé qué hacer. Sobre todo porque al comienzo de la serie, los aceleradores de partículas desempeñan un papel importante. ¿No deberíamos echarnos unas cañas con la gente de Ifmif-Dones para hablar del tema?

¿Y del quinta columnismo más noir? No les digo nada aún, que no quiero condicionarles su visionado de ‘El problema de los tres cuerpos’. Lo comentamos más adelante.

Jesús Lens

La mejor noticia del año

Hace una semana, Mercedes Navarrete daba la que puede, la que debe ser la mejor noticia del año en y para nuestra provincia. ‘Granada aspira a acoger un segundo acelerador para ampliar el Ifmif-Dones’, rezaba el titular. ‘Europa estudia mejorar la infraestructura con una inversión de más de 300 millones para adelantar los resultados de las investigaciones sobre la energía de fusión’, continuaba aquella prometedora información que puedes leer AQUÍ.

Ustedes saben que este tema me apasiona de forma rayana en la obsesión. He escrito decenas de artículos alabando, reivindicando y defendiendo todo lo referente al acelerador de partículas y cuando leí la información de Mercedes me acordé de lo que escribía hace unos meses, al comienzo de la salvaje invasión rusa de Ucrania. ‘En un contexto de inestabilidad como éste, las inversiones en el proyecto del Ifmif-Dones deberían ser más decididas e importantes que nunca. ¿Y si estamos en uno de esos momentos estelares de la humanidad en los que, de forma global y coordinada, trabajamos por salvar el planeta?’. AQUÍ más enlaces e info.

Porque el desarrollo de la energía de fusión, más allá de lo que la instalación del acelerador de partículas pueda suponer para la socioeconomía de Granada, es un bien para la humanidad, no en vano hablamos de una fuente de energía barata, limpia e inagotable.

 Cada vez que escribo esas tres palabras me echo las manos a la cabeza. ¿Cómo es posible que en un escenario de cambio climático e inflación galopante, provocada principalmente por el coste de la energía, no se está trabajando más y mejor, de forma denodada, en el desarrollo de la fusión nuclear?

José Aguilar, el coordinador de la oficina técnica de Ifmif-Dones, se lo decía alto y claro a Mercedes Navarrete: existe la convicción “de que hay que acelerar el programa europeo con el objetivo de conseguir resultados antes de lo previsto hasta ahora”. Eso supone más inversión, más tecnología, más desarrollo científico y, de rebote, otra gran oportunidad para Granada. 

Y en estas estaba, más feliz que una lombriz, cuando otra información de IDEAL, ésta de Quico Chirino, me obliga a moderar mi entusiasmo, como diría el inefable Larry David: ‘El Gobierno en funciones acelera y abrirá la agencia de IA en La Coruña en tres meses’. No todo iba a ser alegría tecnológica y felicidad energética. Me reservo mi opinión sobre el tema hasta saber qué dicen —si dicen algo— los próceres socialistas de nuestra provincia. Porque vaya tela…

Jesús Lens

Culturas también capitales

Van a ser raras estas semanas. Con los Ayuntamientos apenas constituidos y la Diputación en proceso; con el Rector recién aterrizado y temperaturas que amenazan con acercarse a los 50 grados, arranca la campaña electoral más extraña de todos los tiempos. 

Como las próximas columnas oscilarán entre la ubicua política y el imprescindible escapismo, aprovecho para reivindicar modalidades de cultura que, junto al flamenco, la zambra y Lorca, deben formar parte esencial de la candidatura a la Capitalidad del 2031 que la alcaldesa de Granada pretende revitalizar de la mano de la UGR, para celebrar su V Centenario.  

Por seguir con la música, no olvidemos el indie. Personalmente, me deja más bien frío, pero arrasa allá por donde va. Músicas clásica, urbana y buen hip hop, una escena jazzística muy interesante y Antonio Arias, que él solo podría completar una programación entera entre sus Multiversos, Mawlid, Lagartija Nick y lo que quiera que tenga entre ceja y ceja. Con su tribu, claro.   

Esencial es la cultura científica. Lo decía hace unos días e insisto en ello. Tenemos el Parque de las Ciencias como modelo de éxito de público y excelencia expositiva. Ese auténtico cañón que es el Instituto de Astrofísica de Andalucía, cuya unidad de cultura científica vale un potosí. O dos. Están el PTS y su Fundación, de los que la concejala del PP Ana Agudo lo sabe todo, y la Estación Experimental del Zaidín. Ifmif-Dones va a abrir sala de exposiciones en el mítico Centro Cultural de Puerta Real y qué decir de la Inteligencia Artificial, más allá de AESIA.

Histórica y patrimonialmente —Alhambra, Catedral, Capilla Real, Sacromonte y Albaicín…— Granada tiene mucho camino recorrido. Pero la ciencia ha cobrado un papel esencial en el día a a día de la ciudad y es necesario que siga interaccionando con las artes y la cultura. Es algo diferencial.  

En el ramo de las Bellas Artes, recordemos que Granada es potencia mundial en el mundo del cómic y que no hay ciudad, más allá de las grandes capitales del mundo mundial, con mayor número de excelsos dibujantes por metro cuadrado. El día que nos lo creamos…

Y hablando de literatura, más allá de la poesía, recordemos el excelente nivel de las escritoras y escritores negro-criminales y, en comunión con Sierra Nevada y el resto de tesoros geológicos, marítimos, fluviales y naturales de la provincia; habría que echarle una pensada a la cada vez más pujante Nature Writing, esa escritura sobre la naturaleza que puede conectar lo mismo con los Románticos y la excitante literatura de viajes que con la ecología y las ciencias… otra vez.

Apuntes, ideas y sugerencias que no deberían caer en saco roto para los gestores de la cosa cultural si queremos ofrecer una candidatura sólida basada en una programación anual potente, variada, exigente, diferente y siempre de la mayor calidad.

Jesús Lens

Hermanarse con Croacia

Ganas me daban de titular esta columna por las bravas: ¡Croacia, viva la madre que te parió! Y eso que, durante un tiempo, pareció ser el enemigo a batir. 

Allá por el 2016, yo ya les daba la brasa con el tema del acelerador de partículas. No sé si habrá un registro oficial, pero debo ser de los legos en la materia que más fervorosamente ha escrito sobre el tema desde que mi amigo Eduardo Ros me habló de ello por primera vez. La más reciente, esta, del pasado diciembre, con enlaces a otras muchas. Por aquellos entonces había dos rivales para acoger el proyecto, Polonia y Croacia. 

El primero se cayó unos meses después y las noticias ya hablaban de la gran final contra los croatas. Sin embargo, en un imprevisto giro de los acontecimientos, lo que parecía competencia se convirtió en colaboración y coordinación, hasta el punto de que los centroeuropeos se convirtieron en inmejorables aliados de la candidatura granadina. En concreto, el pasado noviembre se firmó un acuerdo esencial entre España y Croacia que tuvo su continuidad en la cumbre granadina de hace unos días. 

El excelente trabajo de coordinación y diplomacia desplegado en todo lo referente al acelerador es digno de mención y reconocimiento a todas las partes implicadas. A las que están delante de los focos y a las que trabajan denodadamente por su éxito en la trastienda. Que son muchas, variadas, buenas y entusiastas.

Hace años visité Zagreb durante un largo viaje por los Balcanes y me encantó esa capital centroeuropea, sobre todo el casco antiguo, su ciudad alta, la histórica y clásica, presidida por la plaza de San Marcos. Me quedé con las ganas de visitar el parque nacional de los Lagos de Plitvice, eso sí, del que hablan maravillas. Lo mismo un verano de estos… 

En cualquier caso, ¡gracias, Croacia! Y a ver si nos hermanamos con ustedes, o algo. Sería de justicia. Lo hablamos cuando pasen las elecciones municipales.   

Jesús Lens