Una vez compré un libro de Siruela que reunía todas las novelas y relatos de Maqroll el Gaviero, personaje mítico surgido de la fértil imaginación de Álvaro Mutis. La idea era leer una o un par de las narraciones, pasar de Maqroll, Abdul Bashur e Ilona temporalmente y, después, volver sobre ellos.
Fue imposible. El universo de Maqroll me atrapó, me abdujo y hasta que no leí la última página de la última historia, ya no paré. Después, me dio depresión.
Hace unos días, rebuscando entre los anaqueles de una librería, di con la «Summa de Maqroll el Gaviero» y me dieron palpitaciones. Se trata de la poesía reunida que tiene que ver con un personaje que es más grande que la vida. Y aquí les dejo este desasosegante
BREVE POEMA DE VIAJE.
Desde la plataforma del último vagón
has venido absorta en la huída del paisaje.
Si al pasar por una avenida de eucaliptos
advertiste cómo el tren parecía entrar
en una catedral olorosa a tisana y a fiebre;
si llevas una blusa que abriste
a causa del calor,
dejando una parte de tus pechos descubierta;
si el tren ha ido descendiendo
hacia las ardientes sabanas en donde el aire se queda
detenido y las aguas exhiben una nata verdinosa,
que denuncia su extrema quietud
y la inutilidad de su presencia;
si sueñas en la estación final
como un gran recinto de cristales opacos
en donde los ruidos tienen
el eco desvelado de las clínicas;
si has arrojado a lo largo de la vía
la piel marchita de frutos de alba pulpa;
si al orinar dejaste sobre el rojizo balasto
la huella de una humedad fugaz
lamida por los gusanos de la luz;
si el viaje persiste por días y semanas,
si nadie te habla y, adentro,
en los vagones atestados de comerciantes y peregrinos,
te llaman por todos los nombres de la tierra,
si es así,
no habré esperado en vano
en el breve dintel del cloroformo
y entraré amparado por una cierta esperanza.