Es curioso lo que pasa con esto de escribir y opinar. En muchas ocasiones, los lectores no juzgan lo que has escrito o cómo lo has escrito, sino las razones por las que (piensan ellos) lo has escrito.
España, aunque nos guste pensar lo contrario, sigue siendo guerracivilista, absolutista y abisal. Sigue mandando el “conmigo o contra mí”, el blanco y el negro, el Norte y el Sur, el Este y el Oeste, el centralismo y la periferia. La completa y total ausencia de matices.
Así, cuando el opinante escribe de casi cualquier cosa, todo se termina leyendo e interpretando el clave PP / PSOE. Gobierno y Oposición.
Para unos, sigo teniendo veleidades románticamente izquierdosas. Para otros, soy un PSOísta enmascarado. Incluso que escribo al dictado. Muchos otros, por el contrario, me consideran un conservador de tomo y lomo.
Hace unas semanas estuve en una ceremonia religiosa, católica, que me hizo sentir cosas. Y así lo escribí. No le gustó a mucha gente. Sencillamente, si eres progresista, no puedes sentir emoción alguna que tenga que ver con la religiosidad o la esfera más espiritual del ser humano. Salvo que sea New Age, tirando a ibicenca y con toques de Zen-modernidad.
¿Dónde se vende el Manual del Progre Perfecto del Siglo XXI, incluyendo actualizaciones sobre la postura a defender en la Guerra de los Crucifijos y la Cruzada del Burka?
Ayer escribí sobre el infecto y lamentable estado de dos playas granadinas y del infierno que supone acceder a las mismas, en un estilo irónico y sardónico, con toques de acidez. Y aproveché para meter una pulla al olvido sevillano de Granada y al acoso y derribo que Griñán ha estado sometiendo a CajaGRANADA en los últimos meses.
Y no ha gustado, claro. A algunos.
Lo que, en justa correspondencia, a mí me encanta, dicho sea de paso.
Es un hecho, creo que muy objetivo, que Granada está dejada de la mano de Dios. Y teniendo en cuenta que la Mano de Dios, en Andalucía, cocina en Sevilla y empuña un clavel desde hace treinta años… poco más podemos añadir. ¿Hablamos de infraestructuras? ¿Hablamos de los abortados intentos de crecimiento de CajaGRANADA por Jaén? ¿Hablamos de la capitalidad cultural del 2016? ¿Hablamos del hasta ahora ninguneado Milenio? ¿Hablamos de la última genialidad de la Junta con respecto a la Alhambra?
Cualquiera que no tenga tapones en los oídos ha escuchado la célebre consigna de “A Granada, ni agua”, acuñada a orillas del Guadalquivir. Y así seguimos. Por eso escribíamos ESTO de «Andalucía ¿sólo hay una?»
No es de extrañar, pues, que en Granada exista un creciente movimiento que, más allá de veleidades independentistas y orientalistas, empiece a considerar que ha llegado la hora de pasar a la acción, olvidando el lamento continuo y la reclamación mendicante. Un movimiento que empieza a trascender las siglas habituales. Unas siglas cuyas costuras empiezan a romperse, como Rubiales acaba de demostrar en Motril y Lola Ruiz en Granada, hace unas semanas.
El corsé de los partidos asfixia a los granadinos. Y así empieza a ponerse de manifiesto. Nos esperan grandes sorpresas. Para gusto de unos y disgusto de otros. Algo se mueve en Granada. Sí.
¡Qué bueno, poder empezar a pensar, debatir, criticar y construir desde otra óptica distinta a la habitual!
Poder hablar de los proyectos, ideas, sugerencias y propuestas por sí mismos, y no por la filiación, el entorno y la ascendencia del proponente.
¿Será posible?
¿Lo llegaremos a ver?
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.