De cara a los análisis políticos para los próximos cuatro años es importante recordar algo básico y elemental: en el ayuntamiento de Granada, las derechas suman 14 concejales por 13 de las izquierdas. Es una cuestión aritmética, reflejo de lo votado en las urnas. Nos podrá gustar más o menos, pero es lo que hay. Es lo que han elegido libremente los ciudadanos. Y así hay que aceptarlo.
Hay gente echándose las manos a la cabeza porque vuelve a gobernar el PP. ¿Qué esperaban, después de haber conseguido siete concejales en las urnas? ¿Que se quedaran con Parques y Jardines, Fiestas populares y Verbenas de verano?
Que la gente del PSOE esté dolida es lógico y normal. Ganaron las elecciones, consiguieron diez concejales y Paco Cuenca llevó al partido a sus mejores resultados en lustros. El tono apocalíptico y el contenido amenazador de algunas críticas de la otra izquierda, sin embargo, tiene menos lógica. ¿Son conscientes de la derrota que sufrieron el 26 de mayo? ¿Se acuerdan de que consiguieron tantos concejales como Vox? O tan pocos, según se mire… Los que rascaron concejal, claro.
En la inapelable derrota de la izquierda influyeron muchos factores, pero el más importante ha sido, como siempre, la pureza de sangre. La inveterada tradición de pelearse entre sí por ser más de izquierdas que el compañero, llevó a Adelante Desunidas Jamás Podremos a una derrota histórica. El único que ha hecho autocrítica ha sido Antonio Cambril. El resto de corrientes, familias, escisiones y grupúsculos siguen a lo suyo: echándose la culpa los unos a los otros… y mirándose al ombligo.
En los próximos cuatro años, a lo que antaño fueron Podemos e Izquierda Unida les espera un papel testimonial en el ayuntamiento de Granada. No estaría de más que, además de acometer las necesarias y legítimas labores de oposición democrática, se replantearan el camino que les ha conducido hasta aquí.
Pero, sobre todo, que no olviden que las derechas sumaron más concejales que las izquierdas. Por eso les toca gobernar: por decisión mayoritaria de la ciudadanía.
Jesús Lens