‘Chicas brillantes’, uno de los libros del año

Permítanme que comience el curso de forma imperativa: ‘Chicas brillantes’, la novela de Jessica Knoll recién publicada por RBA, es obligatoria, perentoria e imprescindible. La tienen que leer, sí o también. Estamos en plena ‘rentrée’ literaria y, en el momento de pasar por su librería de referencia deben hacerse con ella. Y leerla, claro. 

Tengo dudas sobre si hablarles del contexto de la novela, ése que la hace tan especial. Pienso que, sin conocerlo, su lectura sigue siendo igualmente atractiva y poderosa. Pero conociéndolo… lo dejo en sus manos.

‘Chicas brillantes’ tiene varios hilos narrativos que en realidad son uno. Su acción transcurre en diferentes momentos, pero lo que cuenta, insisto, es la misma historia, que transcurre entre 1974 y 2021. Una historia terrible, pero tratada de una forma exquisita gracias a los puntos de vista utilizados por Knoll. 

Voy a ser muy prudente al contarles de qué va ‘Chicas brillantes’. Parte de su gracia es ponerse en manos de la autora y dejarse llevar por su prosa detallista y morosa, que va mostrando capas de verdad en el momento justo y necesario para revelarnos qué les pasó a Pamela Schumacher y a sus compañeras de sororidad universitaria aquella noche de enero de 1978 en que se despertó al oír un ruido extraño en el edificio donde vivían. Y lo que ocurrió a partir de ahí no fue nada de agradable. Sobre todo porque dos de sus compañeras terminaron asesinadas.  

Cuatro años antes y a muchos kilómetros de distancia tenemos a Ruth, una mujer con una vida complicada. ¿Hay relación entre ambas historias? Es posible que sí, como la otra co-protagonista de la novela, Tina Cannon, tratará de demostrar. 

Desde el principio de la novela sabremos que el asesino de Denise terminará en la silla eléctrica. Fue ejecutado el 23 de enero de 1989 —búscalo—. Fue el mismo día en que murió Dalí, por lo que la noticia no tuvo tanta repercusión como pudo, ¿como debió tener? Jessica Knoll se referirá a ese sujeto como el Acusado, sin más. Y hay razones para ello. La más importante: la tendencia a convertir en ‘héroes’ a tipos tan repugnantes como los asesinos en serie. Casi en ídolos pop. ¡Que se lo digan a Jane’s Addiction! Y por ahí no pasan ni Pamela, la protagonista; ni Jessica, la autora. ¡Qué importante y necesario era, es, plantarse así! 

“Desde el cartel de ‘Se busca’ el Acusado me devolvía la mirada con unos ojos oscuros y vacíos. No me malinterpretes, eran unos ojos que daban miedo, pero lo que realmente me aterroriza aún hoy en día, lo que me enfurece, es que no había nada excepcionalmente inteligente detrás de ellos. Una serie de ineptitudes a escala nacional y una actitud indolente hacia los crímenes contra las mujeres…”. Ahí lo dejo.

Deben leer ‘Chicas brillantes’ para enfrentarse a otra forma de contar lo que ya se ha contado diez, cien, mil veces antes. Una forma de narrar una historia que nos enfrenta a nuestras propias contradicciones como aficionados al género negro y que, desde la primera página, nos hace reflexionar a medida que acompañamos a Pamela, Tina y Ruth en su peregrinar. 

No es una novela trepidante, en el sentido clásico del término, por mucho que la caza del asesino sea parte del argumento. Pero no es la clave ni lo esencial. O sí, pero por otras razones diferentes a las habituales, algo que ya hemos apuntado. Insisto: vayan a su librería de cabecera y llévense ‘Chicas brillantes’. Es una decisión literariamente irreprochable y moral e intelectualmente imprescindible.  

Jesús Lens

Orgullo de ser

Juro que estoy trabajando. Que yo soy muy de Picasso con esto de la inspiración. Pero no llega. Así que empiezo a poner en marcha algunos de los trucos que, para invocarla, he ido atesorando a lo largo de los años.

Picasso inspiración

El primero y más importante, que es calzarme las zapatillas y salir a correr, lo tengo vetado, que tras la carrera de ayer, mis piernas son un amasijo de músculos, articulaciones y tendones doloridos. Así que, procedo a mirar el Twitter y el Facebook. Pero la victoria de España y el gol de Piqué lo copan todo.

Lo único que puedo decir del partido es que me alegro de que haya marcado el jugador del Barça, lo que obligará a sus más furibundos detractores a enfrentarse a sus propias contradicciones. Será un buen ejercicio. Sobre todo, porque servirá de entrenamiento al post 26-J.

Me tienta, también, escribir, sobre “Vivan las lorzas”, el cachondo Trending Topic de hoy, pero la cosa solo daría para un par de chistes y humoradas. Así que tiro de mi truco decisivo: cambiar de música.

Suelo trabajar escuchando jazz. O música africana. Pero en días como hoy, cuando las neuronas están en off y no provocan electricidad creativa, las sacudo a base de rock. De rock duro. Me animo con Jane’s Addiction y su “Ritual de lo Habitual”, uno de mis discos de cabecera.

Jane's Addiction

Y como soy uno de esos pánfilos y viejunos que, además de escuchar música, la compra, ahora mismo puedo disfrutar de esa entrañable carta dirigida To the Mosquitoes que Perry Farrell incluía en el disco original y que comenzaba con una célebre advertencia parental: “Nosotros tenemos más influencia en sus hijos de la que tú tienes. Pero les queremos”. Y continúa hablando de la importancia de la naturaleza, el arte y la libertad de expresión.

Farrell indica que, en ocasiones, le gustaría ser negro. Y ser mujer. Para ser parte en su lucha por la causa de los derechos civiles, la igualdad y la libertad. Y termina su invectiva con una frase preciosa: “El mundo mira hacia América porque somos hermosos”.

Orlando masacre

Hoy, yo soy homosexual. Y latino. Y miro a Orlando con dolor, rabia e indignación. Pero también miro a los Estados Unidos y a nuestra Europa Occidental con el orgullo de saber que, efectivamente, somos hermosos.

Jesús Lens

Twitter Lens

CICLOS, TIEMPOS Y VUELTAS

Pensaba que habían sido 20 años. ¡Toda una vida! Pero no. “Sólo” han pasado 14. 14 años desde que mi hermano, May y el Paquillo estuvimos aquí.

Nunca volvió a haber un cartel como éste en un Festival de Rock en España. Fue lo más. Superbandas que, entonces, estaban en el cénit de su popularidad.

La vida nos ha llevado, a todos, por caminos diferentes. Y los gustos musicales van cambiando. Por mi parte, cada vez escucho menos rock duro. Perseveré en el jazz, me enamoré de la música africana, me aficioné a las fanfarrias balcánicas…

Y llegó el anuncio del Rock in Río, la versión posmoderna, a la española, de los grandes macrofestivales europeos.

Cuando se anunció el cartel del día 11, me acuerdo que lo comente con mi Cuate. Durante nuestro On the Road de agosto, habíamos escuchado a Rage Against The Machine, a todo volumen, por las carreteras del Arco Mediterráneo, ahora tan en boca de todos.

Por un momento me planteé ir a RyR. Pero lo descarté. Ya había visto a los RATM y a Cypress Hill y era demasiado trajín.

Y entonces explotó la bomba. Se sumaba otro grupo al cartel.

Ese mismo día actuarían los renacidos Jane’s Addiction del sin par Perry Farrell.

¡Uf!

Jane´s Addiction.

¡Cuántas horas he pasado escuchando sus discos, viendo sus conciertos grabados en vídeo! ¡Cuántas vueltas, hasta encontrar la película de Farrell, “The gift”! ¡Qué zozobra, cuando se separaron los Jane´s y Dave Navarro se fue con los Red Hot Chilli Peppers! ¡Qué gusto, cuando Farrell montó su Porno for Pyros! ¡Qué poco duró!

Nunca conseguí ver a los Jane´s en directo.

Es, posiblemente, mi mayor “fracaso” como amante de la música en vivo.

Y allí estaba. Un cartel de lujo. Tres de las grandes bandas de los noventa. El 11 de junio. Justo antes de que llegue la Caída del Viejazo.

Una tentación irresistible.

Un plan irrenunciable.

Hablé con mi hermano. Hablé con mi Cuate. Y sí. Había qúorum. Así que… nos vamos. Aunque echaremos de menos a Álvaro, claro. A pegarle el cerrojado a mis treinta y tantos. A cobrarnos una deuda pendiente con los años noventa. A cerrar un ciclo, entre lo vital, lo cultural, lo festivo y lo existencial.

No sé cómo nos veremos, mañana, gritando aquello “Fuck you, I won´t do what you tell me, mother fucker!” pero lo que sí se es que, cuando vea a Farrell y escuche aquello de “Caught stealing” o “Jane says”, será algo muy, muy especial. Tanto que no hemos escatimado en la inversión. ¡Lo disfrutaremos a lo grande!

Ya hablamos, a la vuelta.

Y espero poder contar que sí. Que ha sido una jornada tan memorable como singular. ¡Ojalá!

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.

MUSIC IS YOUR ONLY FRIEND…

…Until de end!

 

Me encanta el arranque del «Ritual de lo habitual», uno de los mejores discos de los Jane´s Addiction: «Señoras y señores, nosotros tenemos más influencia en sus hijos que tú tienes. Pero les queremos. Creado y llegado de Los Ángeles, California… ¡Juana´s adicsión!»

 

Y puede parecer pretencioso el discurso de Perry Farrell, pero es una verdad como un templo. La música influye en la gente, sobre todo cuando es joven, más que los padres, los hermanos, la familia, la escuela, los profesores y los amigos.

 

En mi vida ha habido varias influencias, pero posiblemente ninguna tan importante como la de este tipo.

 

Jim Morrison, alma y líder de los Doors, ese grupo fundacional que me abrió las puertas de la percepción a disciplinas insospechadas.

 

Durante mucho tiempo me sumergí en la mitología de los Doors, me aprendí las letras de Morrison, traduje su poesía y, por supuesto, me empapé de todos sus discos, de principio a fin.

 

Después pasa el tiempo. Descubres grupos nuevos, cambias de estilo y, como siempre decimos, tiras adelante. Siempre adelante. Hasta que, en un momento dado, el cuerpo te pide parar en seco y, durante un tiempo, mirar atrás. Sin ira. Mirando hacia atrás sin ira.

 

Ésta es una de esas tardes. Porque, a veces, sientes que, efectivamente, la música es tu única Amiga. Hasta el final. Y que, cuando la música se termina, sólo queda echar el cierre y apagar las luces.

 

Porque pocas cosas me han emocionado tanto como las serpientes del Rey Lagarto, retorciéndose sinuosamente en la boca de Morrison, en esas canciones llenas de asesinos en la autopista, coches recorriendo el asfalto de las carreteras más perdidas de Norteamérica, jinetes en las tormentas del desierto, amores desesperados, huidas salvajes y emocionados regresos… Y, por supuesto… ¡The End! This is the end, beautiful Friend. This is the end, my only Friend, the end. Of our elaborated plans… ¡the end!

 

Porque, al final, siempre volvemos a nuestras raíces y a nuestra esencia. Y, al principio, fueron los Doors. Las puertas. Esas puertas que glosaba William Blake y de cuyos versos surgió el nombre del grupo más mítico de la escena angelina:

 

There are things that we know and things that we don´t know. In between are the doors.

 

Hay cosas que conocemos y cosas que no conocemos. En mitad, están las puertas.

 

Jim Morrison vive!

 

Jesús Lens, nostalgioso y evocador.