¿Cómo ha ido el tránsito de Ferragosto? Una vez traspasada la frontera de mitad de mes, el verano empieza a terminarse, indefectiblemente. Pero todavía no se ha acabado del todo.
Los romanos celebraban la festividad de Ferragosto en que la cosecha de trigo había finalizado y los días empezaban a ser más cortos. Aquí, mientras van procesionando las Vírgenes de los mares y pueblos, empezamos a escuchar conceptos tan deprimentes como Operación Retorno o Vuelta al Cole. Y a este tema dedico mi primera columna de IDEAL, en la rentré.
Estos días podrán leer los expertos consejos de ciertos psicólogos que nos advierten sobre cómo comportarnos para evitar la depresión postvacacional. A quiénes hemos tenido el privilegio de tener vacaciones. Que para mucha gente, por desgracia, la depresión camina por otros derroteros.
Pero volvamos a los expertos que aconsejan no romper con las rutinas, hábitos y horarios habituales para mitigar uno de los síndromes más estúpidos que se han podido inventar. Porque si usted ha tenido la suerte de gozar de unas buenas vacaciones, lo ha pasado bien y ha hecho las cosas que le gustan; la vuelta a la rutina tiene que fastidiarle. Obligatoriamente. ¡Sospeche de esa gente que, tras el asueto veraniego, se muestra exultante en su vuelta al día a día! Es gente que ha dedicado las vacaciones a pensar en el trabajo, a diseñar nuevas estrategias y que, por tanto, llega dispuesta a probar esas novedades. Y tratará de arrastrarle a usted. Huya de ese estrés temprano, en la medida de lo posible.
Yo, por ejemplo, todavía no me hallo. Tras un par de semanas de viaje por Armenia, llevo unas horas en Granada. He deshecho el equipaje, me he tomado una Alhambra Especial con una tapa de morcilla, me he dado una vuelta por el Zaidín, he saludado a los pocos parroquianos con los que me he cruzado… pero no. Sigo pensando en Armenia. En esos madrugones antes del alba para triscar montes, en sus maravillosas ensaladas y en la mística de sus monasterios perdidos en lo más profundo de sus valles.
Así las cosas y con el fin de mitigar el síndrome, les contaré algunas cosas de mi viaje, tratando de no hacerme cansino, y trufando estos artículos con las muchas conexiones que he encontrado entre la Armenia milenaria y la Granada eterna. A ver si así, el tránsito hacia septiembre se hace más llevadero.
¡Bienvenidos, amigos!
Jesús Lens