Dinero sucio, negro y putrefacto

No es fácil hacer películas sobre el dinero. El dinero, por regla general, no es un fin en sí mismo, sino un medio para conseguir otras cosas, sean materiales o inmateriales. Poder, imagen y prestigio, mayormente. Lo normal es que, para tratar sobre el dinero, los guiones hablen de las vías para conseguirlo y de las consecuencias de tenerlo en abundancia… o de no tenerlo en absoluto.

Para los villanos del noir, un buen atraco o la petición de un rescate por un secuestro, son atajos habituales para acceder al mercado de capitales. Cuando los guionistas se ponen imaginativos, tiran de timos, trucos y estafas más o menos ingeniosas. Cuando quieren rizar el rizo, se meten a fondo en la cuestión de la ingeniería financiera. Y convertir la ingeniería financiera en algo inteligible y atractivo para el gran público es harto complicado.

‘The Laundromat: Dinero sucio’ se titula la película más reciente del siempre atractivo director Steven Soderbergh, presentada con notable éxito de crítica en el reciente festival de cine de Venecia, y que ya podemos disfrutar en Netflix tras un brevísimo paso por algunas salas de cine muy seleccionadas.

El guion de Scott Z. Burns, basado en un libro de Jake Bernstein, se centra en el escándalo de los llamados papeles de Panamá. ¿Se acuerdan? Fue uno de los temazos del 2017, cuando una filtración procedente de un despacho de abogados de uno de los paraísos fiscales del mundo sacó los colores a cientos de personalidades internacionales que habían usado ‘pantallas’, testaferros y empresas fantasma para eludir el pago de sus impuestos.

El tono utilizado por Soderbergh comienza sorprendiendo, con unos inenarrables Gary Oldman y Antonio Banderas hablándonos directamente a los espectadores y contándonos la historia del dinero y la evolución de las finanzas desde los tiempos de los homínidos. Utilizan un lenguaje impostado, paternalista y ridículo, a tono con las vestimentas que usan. A algunas personas, ese tonillo de fábula para niños las ha sacado de la historia y las ha hecho desistir. Yo les recomendaría perseverar, que después sale una enorme Meryl Streep, se explica el escándalo de los papeles de Panamá y se desenmascara el cinismo de tantas y tantas personas de supuesta moralidad pública. Y flipen con el final. FLI-PEN.

Haciendo repaso por el cine más reciente dedicado a desentrañar el lado más oscuro del mundo de las finanzas, son muy recomendables ‘Margin call’, ’El lobo de Wall Street’ y ‘La gran apuesta’. En todas ellas, la forma tiene tanta importancia como el fondo ya que, como decíamos al principio de estas notas, no es fácil enganchar al espectador con historias basadas de banqueros, asesores fiscales e inversores de grandes capitales.

‘Margin call’ narra 24 horas en la vida de los trabajadores y directivos de un banco de inversión asomado al precipicio de la crisis de 2008, cuando el sistema financiero mundial estuvo al borde del colapso y pareció que el capitalismo podía implosionar.

Con ‘El lobo de Wall Street’, Martin Scorsese filmó otra de sus obras maestras. El protagonista es un corredor de bolsa interpretado por Leonardo DiCaprio para quien lo único importante era la comisión que podía llevarse en cada transacción, con independencia de las consecuencias que pudiera arrostrar para los clientes, para su empresa o para la sociedad en general.

Una película excesiva, manierista y loquísima; imprescindible para contar una historia igualmente desmesurada y, por momentos, inenarrable e imposible. Y, sin embargo, todo aquello fue real y ocurrió de verdad.

Y la gran joya de la corona cinéfilo-financiera: ‘La gran apuesta’, ganadora del Óscar al mejor guion adaptado que, dirigida por Adam McKay, cuenta la historia de tres tipos que sí vieron venir el colapso del mercado inmobiliario norteamericano en 2005… y se lucraron hasta lo indecible apostando por su caída inminente.

Interpretada por Christian Bale, Brad Pitt y un soberbio Steve Carrell, ‘La gran apuesta’ es una de las mejores películas sobre el mundo de las finanzas que se han filmado jamás. Una auténtica lección de economía en la que los personajes se vuelven a la cámara y explican al espectador, de forma tan humorística como rigurosa, algunos de los términos propios de la jerga hipotecaria y bancaria.

Y nos queda ‘Inside job’, en clave de documental, pero con formato de thriller adictivo, ganador del Óscar en 2011. Se trata de un documental narrado por Matt Damon en el que el cineasta Charles Ferguson entrevista a personajes del gobierno norteamericano y del mundo de las finanzas sobre la crisis de 2008, llegando a unas consecuencias abracadabrantes sobre causas y culpabilidades. Y, lo que es peor, sobre lo que podíamos esperar de un futuro… que ya es presente.

El dinero, en teoría, es neutro. No es ni bueno ni malo ni todo lo contrario. Depende del uso que le demos. Películas como las señaladas nos muestran que, mal usado, el dinero puede ser letal.

Jesús Lens

Centroamérica es de cine

Aunque la inauguración oficial del renacido y bienvenido Festival Cines del Sur (que ya celebramos en este otro artículo de IDEAL) será mañana, desde hoy comienzan las proyecciones en distintas salas y espacios de Granada.

Por ejemplo, el Teatro CAJAGRANADA acogerá un ciclo dedicado al pujante y desconocido cine centroamericano contemporáneo. Y esta tarde, a las 19 horas, el director de Cines del Sur, José Sánchez Montes y un servidor, presentamos una programación que arranca con una película muy especial: “Las marimbas del infierno”.

 

No esperen una cinta paisajística ni llena de acción, tiros o persecuciones. “Las marimbas del infierno” es un filme de bajo presupuesto que su director ha rodado con sangre, sudor y lágrimas. Se nota en lo esforzado de una producción que habla de sueños imposibles y de proyectos improbables. Una película, precisamente por eso, imprescindible.

Lo he escrito muchas veces. El cine es una ventana que nos permite asomarnos a países lejanos y a culturas diferentes. Con una cartelera convencional asfixiada por películas de diseño, el cine alternativo y periférico programado por Cines del Sur facilita el acceso al conocimiento de lo que pasa en lugares tan lejanos, olvidados y poco transitados por la actualidad informativa como Centroamérica.

 

¿Quieren ustedes saber cómo es la Guatemala de hoy día? Vengan esta tarde a ver una sencilla comedia, “Las marimbas del infierno”, y conocerán a Don Alfonso, a Blacko y a Chiqui. Don Alfonso toca la marimba, instrumento nacional de Guatemala. Pero los restaurantes para turistas prefieren pinchar música enlatada, por lo que Don Alfonso debe reinventarse. Y lo hará de la mano de Blacko, uno de los pioneros del hard metal guatemalteco… y médico del seguro, para más referencias.

 

Con el empuje de Chiqui, un joven tan torpe como voluntarioso, aspirante a letrista y vocalista de la banda; Don Alfonso y Blacko arman un proyecto revolucionario en la escena musical de Guatemala, combinando la tranquila y sosegada marimba de toda la vida con el metal más infernal que imaginarse pueda. ¿Cuajará la idea? ¿Funcionará? Y, en su caso, ¿cómo será recibida?

Las andanzas de Don Alfonso, Blacko y Chiqui por las calles de la ciudad, los garitos en los que entran para tomar, las casas de empeño, las salas de fiesta, ¡esos billares!… Insisto. No busquen decorados, lujos ni oropel. Despójense de prejuicios y vayan, desde esta tarde, a descubrir otras formas de vivir la vida.

 

Jesús Lens

Las dos caras de enero

¿Eres una persona de principios o de finales?

No. No es una pregunta baladí. Si eres de principios, “Las dos caras de enero” te va a gustar. El planteamiento es tan atractivo como interesante. Los personajes son de los que te llevan a su terreno y haces tuyos sus vidas, obras y milagros, aunque ellos anden caminando por una Atenas achicharrada por el sol y tú estés cómodamente sentado en la platea del cine.

 Las dos caras de enero

Y precisamente por ahí comienzan las diferencias entre el guion de la película y la novela de la escritora Patricia Highsmith en que está basada: en el material literario original, los protagonistas transitan por una Atenas invernal, desapacible, vacía, lluviosa, brumosa y triste. En el filme, disfrutamos de una Atenas cálida, bulliciosa, alegre y vitalista en la que cientos de personas se arremolinan en los mercadillos, los cafés y los restaurantes de la capital helena: hay que tener en cuenta, además, que estamos a comienzos de los sesenta, mucho tiempo antes de que la crisis económica y la troika comunitaria se cebaran con Grecia y la convirtieran en un lugar caótico y depresivo.

(Sigue leyendo en la sección Lensanity de la web de Cinema 2000, una de las páginas de cine en las que colaboro)

Jesús Lens

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