Fue pura casualidad: ayer estuve entre dos Juanes, Bas y Bolea; y dos Pablos, Gargallo y Serrano. Invitado a participar en el magnífico FAN, Festival Aragón Negro, brillantemente organizado por Juan Bolea, para hablar de bandas sonoras en el cine policíaco y sobre escritura en prensa; aproveché la mañana para pasear por Zaragoza y, en compañía del escritor Juan Bas y del editor Gregori Dolz, además de charlar de cine, literatura, risas y comedias, visitamos dos museos de la capital aragonesa.
El primero, el espectacular Pablo Serrano, dedicado al arte contemporáneo, donde se encuentran los grandes lienzos dedicados a “Frankenstein resuturado”, el proyecto impulsado por Fernando Marías, I Premio Viajero en el Tiempo del festival Gravite y sobre el que hablaremos en unos días en el Teatrillo del hotel Alhambra Palace.
Nos encontramos, además, con una soberbia exposición de Mordzinski, el fotógrafo que más y mejor ha retratado a los escritores de ambas orillas del Atlántico. Me han resultado especialmente evocadoras las fotos de paisanos nuestros como Luis García Montero, a caballo, en Managua; o la de Antonio Muñoz Molina paseando, cazado justo cuando pasaba por delante de una puerta… en pleno campo.
Una imagen de Andrés Neuman al mando de un enorme avión, tomada desde el exterior de la cabina, un divertidísimo José Manuel Fajardo y una fotografía enormemente nostálgica de Francisco Ayala y Carolyn Richmond en Granada, en una habitación rebosante de luz.
¿No les pasa, cuando están de viaje, que se encuentran a un paisano y pegan la hebra como jamás lo harían de toparse con él en una cafetería del Zaidín? Pues así me he sentía viendo el trabajo de Mordzinski con nuestros escritores más cercanos.
Disfrutamos de los bustos de Serrano -los de Cela y Unamuno son particularmente reseñables- y de los sorprendentes, irónicos, coloristas e hipercríticos Safaris del francés Yann Leto antes de partir en busca de la obra escultórica de Gargallo, coetáneo de Picasso.
Callejeando por Zaragoza y tratando de protegernos del cierzo, hablábamos sobre el sentido que deben tener los festivales culturales. De la importancia de cuidar al público, de ofrecer un programa de calidad que resulte atractivo y de seguir manteniendo la llama prendida, después. Ahí saco yo pecho de nuestro colectivo Uno de los Nuestros, fieles aliados y grandes lectores de Granada Noir, que empiezan a ser referente a nivel nacional.
No es fácil ser detective privado en España. ¡Ni se les ocurra pensar que la realidad es como las malas películas, en las que un tipo alcoholizado y con mal de amores alquila una oficina cochambrosa, la decora con una planta medio muerta, guarda una botella de whisky en el cajón del escritorio y espera a que una mujer fatal entre por la puerta!
El Ministerio del Interior tiene muy tasados los requisitos para ser detective privado. Por ejemplo, el cuarto: “Estar en posesión de un título universitario oficial de grado en el ámbito de la investigación privada que acredite la adquisición de las competencias que se determinen, o bien del título del curso de investigación privada, reconocido por el Ministerio del Interior”.
—¿Sirve el que me dieron en la Tienda del Espía, tras un curso intensivo de fin de semana?
—Claro que sí. Casi tanto como un master telegráfico conseguido durante unas vacaciones de Semana Santa en según qué prestigiosas universidades…
Otro requisito importante para ser detective privado: “Superar, en su caso, las pruebas de comprobación establecidas reglamentariamente por el Ministerio del Interior, que acrediten los conocimientos y la capacidad necesarios para el ejercicio de sus funciones”.
—Yo sé escribir mensajes ocultos con zumo de limón…
—…¿que se hacen visibles al pasar una llama por el papel en que están camuflados?
—Sí, tío. ¿Tú también fuiste al curso de la Tienda del Espía?
—No me hizo falta. Lo leí en “El nombre de la rosa”?
—¿Leído? ¿Pero no era una película?
No. No es fácil ser detective privado en España. Ni resulta sencillo escribir una novela creíble, en nuestro país, protagonizada por uno de ellos. De ahí que en la pasada edición de Granada Noir sentáramos en una misma mesa a dos autores que han publicado novelas recientes con un huelebraguetas como personaje principal: Marta Robles y “La mala suerte”, en Espasa; y Juan Bolea y “Los viejos seductores siempre mienten”, en Alrevés.
“Levábamos cruzados de brazos desde principios de mes. ¿A qué se debería? ¿En enero ya no había adulterios, chantajes, desapariciones? ¿Lo habían declarado mes en blanco del crimen?”
No es fácil ser detective en España, tampoco, porque como bien explica Juan Bolea, solo pueden investigar casos muy tasados y en condiciones muy particulares. De ahí que Florián Falomir & Fermín Fortón no pasaran por su mejor momento y que a la Agencia de Investigación Las Cuatro Efes les estuviera costando trabajo dar contenido a su famoso lema: Fiabilidad-Fidelidad-Fortaleza-Facilidad de Pago.
Entonces suena el telefonillo. Es una voz cristalina y nítida. Sube el ascensor, se abre la puerta y aparece “una señora tan decrépita que más que el umbral de nuestra agencia podría estar cruzando el de su última morada”.
Si han detectado ustedes un toque irónico y burlón en el arranque de la novela de Juan Bolea, o bien han hecho ustedes el famoso curso de la Tienda del Espía o sus dotes detectivesco-literarias están afinadas: efectivamente, “Los viejos seductores siempre mienten” es una novela negra trufada de humor, con tintes paródicos, y en la que también hay mucho sexo.
Hay parodia acerca de la novela negra en sí misma, para empezar. Por ejemplo, el detective protagonista desayuna ligero por las mañanas: huevos fritos con longaniza de Graus y morcilla de Burgos; por lo que un Adonis en perfecto estado de revista -y de forma-, precisamente no es. Pero también hay muchas risas en torno a un género literario del que se habla tan poco como mucho se vende: la novela romántica, cada vez más verde y más picante, como diría Arévalo, uno de los mentores y sostenes intelectuales de la ultramontana derecha extrema de este país.
Juan Bolea ha escrito una novela muy divertida, aunque le mete sus dosis de negrura y pesadumbre, llevando al lector a cuestionarse algunas de las convenciones habitualmente aceptadas en el género, del heroísmo y la profesionalidad a ultranza al cinismo y el -mal- humor. Una reflexión, también, acerca de la alta literatura y la literatura de baratillo, la literatura popular. Muy al hilo de las altas y las bajas pasiones.
Llegados a este punto, habría que hablar sobre la segunda novela protagonizada por el detective Roures. Si en la novela de Juan, el cierzo helador condiciona toda la historia, “La mala suerte” de Marta Robles se desarrolla durante un tórrido verano que afecta sobremanera a un detective privado que, a sus sesenta años ya cumplidos, suda por los cuatro costados.
Roures tiene que trabajar sobre una desaparición cuya investigación lleva varada demasiado tiempo. Y, como ser detective no es fácil en España, para ello deberá solicitar la preceptiva autorización judicial, lo que pondrá de uñas a la UCO, la unidad policial encargada del caso.
“La mala suerte” es una novela negra canónica que habla sobre la paternidad y las personas desaparecidas y cuya trama transcurre, en buena parte, en una Mallorca muy negra de la que hablaremos más extensamente la semana que viene, retomando al bueno de Roures.
Récord de público y ventas en la presentación de “Caminarás con el sol”, de Alfonso Mateo-Sagasta, en el Centro Cultural del Círculo de Lectores madrileño.
Nunca antes se había concitado tanto público y se vendieron tantos ejemplares de un libro como el pasado lunes, en el Centro Cultural que Círculo de Lectores tiene en Madrid.
El culpable: Alfonso Mateo–Sagasta, que no paró de firmar los cerca de cien ejemplares que había a la venta. Y, de no haberse agotado, habría firmado otros cien más. Porque los dos espacios de la sala que Círculo de Lectores tiene en Madrid se quedaron pequeños para acoger una presentación tumultuosa, divertida, memorable.
Tras la bienvenida y agradecimiento de Miriam Tey, del grupo Random House Mondadori, Luis González Ruiz, vicepresidente primero de CajaGRANADA, resaltó el compromiso de la caja con la cultura y la literatura. Porque una caja de ahorros es más que una entidad financiera y entre sus objetivos sociales está el fomento de la creatividad.
José Calvo Poyato, el presidente del jurado que eligió “Caminarás con el sol” como ganadora de la tercera edición del Premio CajaGRANADA de Novela Histórica, resaltó la difícil técnica elegida por el autor, al escribir en primera persona, lo que obliga al protagonista a estar presente durante toda la narración. Además, recordó que los personajes de las novelas históricas deben ser hijos de su tiempo y así hay que entenderlos, sin juicios de valor hechos desde una perspectiva contemporánea. Y sin olvidar que las novelas son eso, narraciones, fabulaciones que surgen de la imaginación del autor, aunque tengan un sustrato y un andamiaje histórico.
En su turno de intervención, Víctor Andresco dio buena muestra de un envidiable sentido del humor para glosar las bondades de “Caminarás con el sol”, en primer lugar, como libro objeto, bellamente editado y con una portada atractiva, diferente y sugerente. Y, además, como una novela de alta calidad literaria, lo que se demuestra con el hecho de que una segunda lectura la hace crecer aún más, incrementando el goce del lector y el disfrute por una novela que recuerda a los clásicos de aventuras de autores como Emilio Salgari o Paco Ignacio Taibo II.
El autor galardonado, por su parte, se mostró muy contento y agradecido por la presencia de familiares, amigos y otros colegas escritores que abarrotaban la sala. Entre el público, autores como Laura Muñoz, Carlos Fortea, Juan Bolea, Pedro de Paz, David Torres o Steve Redwood.
Mateo-Sagasta comentó diversos aspectos de su novela, sobre todo, del protagonista, un soldado español apellidado Guerrero que, años después del descubrimiento de América, quedó cautivo de los mayas para, después, quedar cautivado por su cultura, su mística y su forma de entender la vida. Un personaje histórico tenido por traidor en España, donde apenas es conocido, se convirtió en un héroe en México, no en vano fue el primer español que se radicó definitiva y voluntariamente en el Nuevo Mundo, uniéndose a una nativa y teniendo con ella los primeros hijos mestizos del continente. Los primeros nacidos del amor, el respeto y la comprensión.
“Caminarás con el sol” ya se puede encontrar en todas las librerías y su autor estará en la próxima Feria del Libro de Granada, hablando con los lectores, firmando ejemplares y contando anécdotas sobre una época especialmente fascinante de nuestra historia.