Si no lo escribí, pensé hacerlo: a algunos supuestos genios que cambian los títulos originales de las películas y, en sus traducciones españolas, intentan hacerlos más atractivos al público, habría que lincharlos en la plaza pública.
En concreto, con las comedias, los creativos suelen dar rienda suelta a su portentosa imaginación y así nos encontramos con títulos como Superfumados, Superpirados o Resacón en Las Vegas, cuya mera enunciación hace temblar el misterio y desechar cualquier posibilidad de ir a ver la película. Por decoro. Por estética.
Con títulos así pasa como cuando eras joven y pedías preservativos en la farmacia o revistas para adultos en los kioscos: tenías que disimular. ¿Cómo le dices a un amigo que vaya contigo a ver una película que se llama “Resacón 2: ¡ahora en Tailandia!”? Es que pierdes toda credibilidad. Así, o utilizas subterfugios (- ¿y si vamos a ver una comedia que dicen que está bien y la crítica ha alabado bastante?) o te pones en plan pedante y utilizas el título original en inglés, “The Hangover Part II” o, directamente, haces como yo y te vas solo al cine, diciéndole a la taquillera que quieres una entrada para la sala 1.
Lo malo es que ella, en aras de la claridad expositiva, para evitar errores y reclamaciones, para que quede claro qué película quieres ver; abrirá el micrófono y le informará a toda la cola (y a la mitad de los visitantes al centro comercial Neptuno) de que el mangallón, cuarentón y con las sienes llenas de canas que tiene delante, efectivamente, va a ver “Resacón 2: ¡ahora en Tailandia!”
El caso es que el primer Resacón, como no me he cansado de repetir hasta la saciedad cada vez que el tema ha salido en alguna de esas imprescindibles, cinéfilas, refrescantes y necesarias charlas de barra de bar, era un peliculón como la copa de un pino, una loca comedia inteligente, divertida, cáustica, sorprendente y demoledora.
¿Y la secuela?
Pues, la verdad, me temo que ya no tanto.
Los protagonistas son los mismos, la coartada es idéntica, el planteamiento es semejante y el hecho de que la acción se traslade de Las Vegas a Tailandia sólo hace que el espectador disfrute de unas cuantas poderosas imágenes de un país al que algún día tendré que volver porque en nada se corresponde lo que veo, escucho y leo sobre el estado asiático con lo que recuerdo de mi visita al mismo.
La película, por supuesto, no aburre. Tiene buenos golpes y algunos gags muy divertidos. Va directa al grano, juega con el tiempo y hace pasar un rato de lo más entretenido. Pero ya no sorprende. Y el efecto sorpresa era uno de los puntazos que tenía el primero y original Resacón.
Valoración: 6
Lo mejor: el amanecer de los protagonistas en Bangkok y las expresiones de sus rostros, preguntándose: -¿qué ha pasado aquí?
Lo peor: el deja vú que invade todo el metraje.
Jesús Lens
PD.- Tal día como hoy, no estábamos corriendo los Sanfermines. Estábamos blogueando esto… Y haces dos años, esto otro.