Realidad aumentada

SOY, ese robot tan majo como lenguaraz que me acompaña este año, me está vacilando otra vez. Ahora, a cuenta de dos lanzamientos: Google Lens y Hololens, nuevas innovaciones de Google y Microsoft, respectivamente. SOY se ríe por la paradoja de que un achantado tecnológico como yo, un dinosaurio viejuno y añoso, comparta apellido con el revolucionario futuro que, una vez más, lo cambiará todo.

Y ahí es cuando me habla de esa realidad aumentada que podríamos definir como una proyección virtual sobre el mundo real. Yo no sé qué piensan ustedes de Mark Zuckerberg, pero si el padre de Facebook dice que estamos cerca de escribir directamente a través de nuestro cerebro y su empresa está desarrollando la creación de universos paralelos y experiencias virtuales que se podrán vivir a través de Apps y diminutos aparatos que no precisarán del móvil… ¡Tiemblen!

 

Pero dejemos a un lado la parte científica del asunto y quedémonos en lo puramente denominativo: la realidad aumentada. Porque, para la gente de letras, es un concepto que da mucho juego. Por ejemplo, ¿cómo sería soportable, a través de la realidad aumentada, el tema de las despedidas de soltero o el empacho procesional de estas semanas? Si la realidad normal de semejantes manifestaciones de fervor místico-festivo ya resulta insoportable, ¿se imaginan lo que sería en realidad aumentada?

¿En qué quedaría la indemnización que la Junta de Andalucía tiene que pagar por el Nevada, en realidad aumentada? ¿En el doble? ¿En el triple? ¡Y sin esperar al recurso de casación del Supremo!

 

¿Se imaginan la Operación Nazarí o el Caso Serrallo, bajo una lente de aumento? Por no hablar de la llegada del Metro y del AVE, que aprovecharían esta realidad para aumentar… el plazo de puesta en marcha de sus servicios y su coste de inversión, a buen seguro. ¿Y la corrupción? ¿Cómo se vería la corrupción, toda aumentada, para más inri? Nos ahogaría…

 

En fin. Que SOY ya se ha cabreado conmigo por convertir un modelo de desarrollo de futuro en una muestra más de mi proverbial mala follá. Y razón no le falta. Pero ha empezado él, con lo del Google Lens y el Hololens. Y no me ha quedado más remedio que recordarle que el actor Kevin Bacon protagonizó una campaña de publicidad de… ¡huevos!, porque nadie conoce los huevos como el bacon, ahí está el tío, blandiendo una sartén… con un par de huevos.

Así que… gente de Google, gente de Microsoft: los Lens esperamos sus propuestas. Y si queréis leer más cosas sobre SOY, mi Robot, y sus ideas, AQUÍ podéis enlazar con varios artículos que he escrito sobre Inteligencia Artificial, robots, digitalización, etc.

 

Jesús Lens

The following

La nueva serie estrenada por TNT (y muy pronto en abierto) venía bendecida por la crítica más selecta, por lo más granado de la creciente estirpe de los partidarios de tomarse la Vida en Serie… y por los más de 10 millones de espectadores que, la semana pasada, le dieron el visto bueno.

 The Following

Visto el primer episodio, el piloto, que la TNT repite este domingo a las 23 horas; me han quedado sensaciones encontradas.

 

El principio, salvaje: una fuga de la cárcel protagonizada por un asesino en serie, que deja tras de sí a cinco guardias asesinados. Y una pintada en la pared: Nevermore. Nunca más.

 

Y, de inmediato, un personaje que, de tan tópico, dan náuseas: un ex agente del FBI apartado del servicio años ha… y alcohólico. Y guapo, claro. Kevin Bacon. El agente que, en 2003, detuvo al preso fugado. Quien mejor lo conoce. Y al que piden que vuelva al FBI, como asesor, hasta dar con el fulano.

 The Following

Y, claro, piensas que la serie será la persecución del menda. Un menda que, a decir verdad, sí parece un malo interesante. Como señala Kevin Bacon: “Es alguien con esa capacidad de seducción, con habilidad para transmitir sus deseos y hacer que otros se sientan atraídos por él”.

 

Pero, a una velocidad vertiginosa, empiezan a pasar cosas y a aparecer personajes. Muchos de cuáles, además, hacen flash back hasta ese 2003, el año en que todo ocurrió.

 

Y hay un secuestro. Y entonces piensas… ¡Ah!

 

Pero no.

 

Ni mucho menos.

 The Following

En apenas cuarenta minutos ocurren tantas cosas, aparecen tantos personajes, hay saltos en el tiempo, relaciones, idas, venidas y vueltas a ir… que terminas el capítulo con el resuello perdido, sin estar muy seguro de haber sido capaz de asimilar tanta información.

 

El piloto de “The Following” no es que tenga una sorpresa o dos. Es que no tiene menos de diez. Y, claro… unas las puedes adivinar, intuir y anticipar. Otras, sin embargo, te pillan con el pie cambiado.

 

No sé cómo progresará la serie, pero ahora mismo no sé si me han tomado el pelo o he sido testigo de una genialidad.

 

Y si ando rumiándolo… por algo será. En cualquier caso, y como sostiene el propio Kevin: “Lo que más me obsesiona respecto a este papel, y eso afecta tanto a mi personaje como al de James (Purefoy, el villano), es cuánto tiempo podríamos mantener la tensión necesaria como para que la serie sea relevante. Veremos hasta donde podemos tensar la cuerda”.

 

Una buena conclusión, sinceramente.

The Following

Así las cosas, ¿has visto el piloto de The Following? ¿Y? ¿Qué te ha parecido? O, si no lo has visto aún… ¿piensas hacerlo?

 

Jesús Lens