A la Alhambra hay que volver. Siempre. Volver físicamente y, también, literariamente, desde el sofá de casa. Y espiritualmente, a través de la imaginación.
Mi vuelta más reciente al monumento nazarí ha venido de manos del primer título de una nueva colección de la editorial ALMED. Porque “La Alhambra”, de Robert Irwin es el primer título de “Maravillas del mundo”, en la que ya se anuncian nada menos que “El Coliseo” y “El Partenón”.
Lo primero que me llamó la atención de “La Alhambra” fue el formato. Porque está claro que un libro siempre es un libro, pero desde que frecuento compañías como las de Martín Favelis o Colin Bertholet, le presto cada vez más atención al libro como objeto, Y éste, desde luego, es hermoso, llamativo, atractivo.
Después, el autor. Robert Irwin. Del que, hasta ahora, no sabía una palabra. Un profesor inglés, arabista y colaborador del Times que responde a todos los tópicos sobre los flemáticos ingleses: culto hasta la extenuación… y sin un pelo en la lengua.
Y, de ahí, el libro. Un libro que arremete contra los tópicos, leyendas, fábulas, misterios y cuentos chinos que rodean la mitología de la Alhambra, situándola en su justo y merecido término, a través de una prosa fresca, alegre y desprejuiciada.
En este libro, además de históricamente, “La Alhambra” queda conceptualizada a través de los universos literario, pictórico y artístico que la han transitado, como inspiración para novelistas, poetas, pintores y artistas de los últimos siglos.
Irwin sitúa la Alhambra en su tiempo y su espacio y, después, la proyecta universalmente, más allá del mito y la leyenda.
Dejamos reseñada esta crónica de Jesús Arias, publicada en Granada Hoy, para que os hagáis más idea de lo que hablamos.
Hacedme caso: si queréis volver a la Alhambra, pinchad en este enlace y pedid el libro de Irwin. Cuando a traspasar las puertas físicas del monumento más visitado de España, lo haréis con otros ojos.
Jesús alhambreño Lens