Hacía tempo que no me sentía tan estafado por un libro. Posiblemente, desde que Pérez Reverte decidió publicar un directorio del Madrid de 1808, repleto de nombres, calles y plazas, bajo el título de “Un día de cólera”. Y a ello dedico hoy unas líneas en IDEAL.
Cuando tuve noticias “Los últimos días de Adelaida García Morales”, de Elvira Navarro, sentí una enorme curiosidad. Desde que, siendo muy joven, leí “El silencio de las sirenas”, una novela que transcurría en Las Alpujarras, Adelaida García Morales se convirtió en una referencia, incrementándose con “La lógica del vampiro”.
Autora esquiva y misteriosa, Adelaida llevaba muchos años fuera del foco mediático cuando su muerte nos sorprendió en septiembre de 2014. Los obituarios publicados entonces hacían referencia al olvido de una novelista cuya carrera fue decayendo poco a poco y a la compleja personalidad de una mujer poco corriente.
De ahí la curiosidad por un libro supuestamente dedicado a profundizar en la autora de “El Sur”, texto que está en el origen de una de las grandes películas españolas de todos los tiempos, dirigida por el que fuera marido de Adelaida durante muchos años: el cineasta Víctor Erice.
Comienzo a leer el libro, que ya es finito de por sí. Y cuando llevo unas sesenta páginas, me encuentro con que Elvira Navarro le da carpetazo a la ¿historia? y completa otras varias decenas de hojas con corta/pega de textos sacados de Internet y con una supuesta entrevista en la SER que no me voy a molestar en comprobar si es real o no… porque me da igual.
Las sesenta páginas escritas por Navarro son de una inanidad y una frialdad inauditas. Y lo peor es que, al resultar hirientes para sus hijos y para Víctor Erice, el cineasta ha tenido que salir al paso de los infundios sugeridos en “Los últimos días de Adelaida García Morales”, lo que ha provocado una pequeña tormenta en la prensa cultural.
No sé si estarán contentos en Random House Mondadori con el revuelo generado, pero la estafa que supone cobrar a los lectores 15 euros por esta nadería, es de las que no se olvidan.
Si son ustedes lectores de Adelaida García Morales, compren alguno de sus libros y disfrútenlo a modo de homenaje, pero no se dejen tomar el pelo por este experimento editorial, una maniobra literariamente vacía, vacua y estéril y de una más que dudosa moralidad.
Jesús Lens