O, recordando las célebres enseñanzas de Barrio Sésamo, la diferencia entre el antes y el después.
Esto es antes.
Esto es inmediatamente después.
Y es que nos gusta comer. Por comer, claro. Cositas buenas, como esta fabada. Pero también nos gusta reunirnos en torno a una mesa y hablar, reír, criticar, referir, discutir, planear, soñar, debatir… Por ejemplo, a continuación el excepcional menú que pudimos disfrutar hace unos días en el estupendo restaurante mexicano El Delirio, cumpliendo con uno de los propósitos gastronómadas aquí anticipados, a principios de año. ¿Qué te parece el menú? Pues créeme: ¡Más bueno estaba!
COMENZAMOS
Degustación de un aperitivo para abrir boca.
SEGUIMOS CON ALGO FRESCO (para cada cuatro personas)
Ceviche de dorada con maridaje de cava
Ensalada templada de queso de cabra con salsa de mostaza y miel
A CALENTARNOS (plato individual)
Crema de elotes con crujiente de puerro (En México se le llama elote a la mazorca de maíz que todavía está en la planta)
NO PARAMOS (plato individual a elegir)
Abanico ibérico a la brasa flambeado con José Cuervo
Salmón a la parrilla acompañado de guacamole con granada.
PARA UN DULCE FINAL (para cada cuatro personas)
Brownie con chocolate caliente, tarta de tres leches, nachos dulces y helado de chocolate con chile rojo caramelizado.
CAFE O INFUSIÓN
BEBIDAS HASTA COMENZAR LOS POSTRES
Vino tinto Rioja crianza, vino blanco de Rueda 100% verdejo, cerveza de barril, agua y refrescos.
Mola, ¿eh? ¡Salud y feliz semana!
Nosotros… ¡Seguimos!
Jesús Lens