Pensé que había más gente en la calle, manifestándose por la cuestión ferroviaria, pero según las cifras de la policía, fuimos unas 4.500 o 5.000 las personas que, ayer, desfilamos entre la estación de RENFE y Puerta Real. Una cifra que, en comparación con la misérrima concurrencia de la anterior convocatoria, aquella decepcionante y frustrante concentración frente a Delegación de Gobierno (lean AQUÍ esa columna), es todo un éxito. Una cifra que, en todos los demás órdenes, resulta bastante pobre.
Es cierto que llovía y que la gente del PP parecía estar más atenta a los paseos de Rajoy por la vera del Guadalquivir y a los bochornosos y sonrojantes aplausos a Cristina Cifuentes que a las cosas de casa, pero la realidad es tozuda: nos pongamos como nos pongamos, la cuestión del AVE, el soterramiento y el (semi)aislamiento ferroviario importan bastante menos que las miserias de la defensa del Granada C.F. o la larga cambiada de Alemania al 155, a tenor de las conversaciones escuchadas, por la mañana, en mi cafetería del Zaidín o en el quiosco de Paquito.
El caso es que, al terminar la marcha, los representantes de la Marea Amarilla han leído un manifiesto y han hecho unas declaraciones en las que, si mi oído no me ha engañado, invocaban a Valle Inclán y una cita suya en la que defendía la importancia de luchar por las cosas que creemos justas: si se gana en la pelea, bien. Si no, al menos quedan la dignidad y el orgullo intactos.
He tratado de encontrar la cita de Valle, pero he sido incapaz. Lo mismo me traicionó el subconsciente, con la cosa del esperpento, y la cita no era de nuestro genial dramaturgo. En realidad, no importa. La búsqueda ha sido provechosa y aproveché para repasar algunas de las perlas de uno de los grandes precursores del surrealismo.
Una de mis favoritas es la célebre cita de “Luces de bohemia”, cuando un sepulturero le dice al otro: “En España el mérito no se premia. Se premia el robar y el ser sinvergüenza. En España se premia todo lo malo”.
Es cierto que segundo enterrador le responde, entre exclamaciones, que no hay que poner las cosas tan negras, pero entre el esperpento de la cuestión ferroviaria y los aplausos a Cifuentes de sus correligionarios del PP, ¿qué quieren que les diga?
Jesús Lens