Negocios en reinvención

Vaya por delante que no me gusta la palabra reinventarse, convertida en uno de los mantras de la autoayuda empresarial más en boga. En general, cuando te aconsejan reinventarte es porque alguien, antes, te ha reventado.  Primero te revientan y, luego, vas tú y te reinventas. Dicho lo cual, hoy quiero hablarles de dos negocios y de tres personas que son buena prueba de que otra forma de hacer las cosas es posible.

Foto: Silvio G. Uruss
Foto: Silvio G. Uruss

Hace unos meses, preparando Granada Noir, hablaba con Enrique Bonet sobre el grandioso Agustín Penón cuya biografía ha escrito y dibujado en “La araña del olvido”, novela gráfica editada por Astiberri y convertida en el libro del año para nuestro festival, de la que hablé extensamente en este artículo. Un Penón que debería ser más conocido, además de merecer mucho más reconocimiento. Y así surgió la idea de crear una Cofradía que reivindique su figura y la importancia de su detectivesca investigación sobre Lorca.

Hablando de ello con Raquel, la librera de Agapea, y con la empresaria Mercedes Salvador, surgió uno de esos mágicos “¿Y si…?” que desembocaron, el pasado sábado, en una memorable jornada de encuentro, descubrimiento, conversación y disfrute en torno a la figura de Penón, celebrada en el encantador restaurante “El Envero”, de Beas de Granada.

Mercedes Salvador, presentando el acto. Foto: Silvio G. Uruss
Mercedes Salvador, presentando el acto. Foto: Silvio G. Uruss

Porque Raquel podría haber optado por organizar una presentación al uso de “La araña del olvido” en su librería, para sus asiduos, sin complicarse la vida. Pero decidió que la cosa saldría mucho mejor en clave de maridaje gastronómico. Y ahí entraron Mercedes y Jose, su marido. Que han transformado el histórico “Bar Serafín” de toda la vida en el delicioso “El Envero”, convertido ya en lugar de referencia para los Gastronómadas más exigentes… y en centro de irradiación de cultura.

Mercedes y Jose vistieron de época parte del restaurante con diferentes aparatos de los años 50, incluyendo periódicos originales, radios, televisiones, tocadiscos, etcétera. Y diseñaron un suculento menú, servido en formato cóctel, que nos hizo relamernos de gusto mientras conocíamos a un montón de gente nueva.

Enrique Bonet, dedicado su maravilloso libro Foto: Silvio G. Uruss
Enrique Bonet, dedicado su maravilloso libro
Foto: Silvio G. Uruss

Gracias a Raquel, Mercedes y Jose, cerca de cincuenta personas nos dimos cita, el sábado, para poner las bases de la Cofradía de Penón (de la que ya hable en este artículo, tras el acto de Granada Noir en Diputación) mientras disfrutamos del magisterio de Enrique Bonet. Uno de esos encuentros que, además de convertirse en memorable, tendrá continuidad y dará frutos próximamente, dada la cantidad de ideas, propuestas y planes que surgieron en “El Envero”.

Jesús Lens

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El algoritmo

Leía el otro día una entrevista con un escritor y me interesó lo que contaba, así que decidí hacerme con su libro. Me metí en un portal de compras por Internet, localicé al autor, seleccioné el título correspondiente y le di a aceptar la operación.

Mi sorpresa llegó al comprobar que el programa no me permitía confirmar la compra, devolviéndome a la página principal. Picado, volví a empezar, pero en esta ocasión, nada más seleccionar el libro, apareció una ventana emergente en pantalla, advirtiéndome que ese título no se encontraba entre los que el algoritmo consideraba que podían ser de mi interés.

Algoritmo

Además, el programa me proponía que, en vez de ese libro, eligiera uno de entre las veinte opciones que el algoritmo había seleccionado como las más adecuadas para mis gustos e intereses, de acuerdo con mi historial de compra.

Efectivamente, el programa había hecho una interesante selección de novelas negras y libros de viaje que tenía una pinta extraordinaria. Pero yo, como soy cabezón y perseverante, pasé de las sugerencias algorítmicas e insistí con mi elección original.

Esta vez parecía que todo iba bien. Sin embargo, antes de efectuar el pago, el programa me indicó que tenía un mensaje en la bandeja de entrada de mi correo electrónico. Que confirmara su lectura antes de ejecutar el pago. Puse un Tic en la casilla de confirmación, pero el programa no me dejaba avanzar, borrándolo de forma automática.

Algoritmo facebook

Transigí y leí el mail. En un tono muy cordial y cercano, me decía que si compraba el libro en cuestión, que estaba fuera de los parámetros lectores que el algoritmo había señalado para mí, no solo haría que el programa fuera menos preciso a la hora de sugerirme próximas lecturas, sino que perjudicaba a todos los usuarios que buscaban libros de un perfil parecido al mío. Que reconsiderara mi elección y que me hacían un 10% de descuento en el libro que comprara… de los sugeridos por el algoritmo.

En ese momento apagué el ordenador, salí de casa, cogí el autobús y me fui a la librería Agapea, donde adquirí el libro de marras, pagando en efectivo. Cuando le estaba contando a Raquel, la librera, lo que me había ocurrido, me desperté. Entonces lo tuve claro: menos atracones de “Black Mirror” y más leer.

Black Mirror

O eso, o escribir para Charlie Brooker y Netflix, además de para IDEAL, periódico en el que publico hoy este artículo distópico y diferente.

Jesús Lens

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