El huracán

 Siempre se corre un cierto riesgo cuando te adentras en la lectura de una novela que pertenece a una serie, cuando esa serie es larga: si se trata de uno de los primeros títulos de la misma, es posible que su historia quede muy lejos, en el tiempo y en el espacio, desfasada. Y si es más reciente, quizá te pierdas pistas aportadas al lector por la lectura de los libros anteriores.

Me pasó con El huracán, de James Lee Burke, publicado por ese tótem literario en que se ha convertido la Serie Negra de RBA.

 El Huracán

Ardía por leer esta novela, en primer lugar, porque su autor es uno de los venerados en el género, hasta el punto de que un amigo mío se fue de viaje a Nueva Orleáns, un viaje que, además del jazz, el bourbon y la comida cajún; tenía como punto fuerte una ruta por los espacios habituales de J. L. Burke y de su alter ego literario: el detective Dave Robicheaux.

En segundo lugar, porque acontecía durante el Katrina. En los días previos e inmediatamente posteriores. Y para mí, el Katrina, se ha convertido en uno de esos temas que me llaman, me tiran, me impresionan, sobrecogen y alucinan.

(Sigue leyendo en nuestra página hermana Calibre 38)

 

Jesús Lens

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¡Lee! ¡Lee! ¡Lee!

Cuando lees, no escribes. Y cuando escribes mucho, no lees. Al menos, no lees tanto como sueles. Yo, ahora, estoy leyendo un mogollón. Cosas confesables y otras, por aquello del secreto sumarial; inconfesables. Y aunque no tardarán en tener ustedes las reseñas completas (o sí), ahí van unos pildorazos, a modo de anticipo y recomendación sobre mis últimas lecturas:

Los últimos

Si has visto «Interestelar», tienes que leerlo. Y si no, también. Aunque no te guste la ciencia ficción. Porque esta novela de Juan Carlos Márquez es puro realismo. ¡Gracias a Salto de Página, por editar esta delicatesen!

Manos Sucias

Aunque, para realismo, lo nuevo de Carlos Quílez, publicado en Alrevés: «Manos sucias». Solo les avanzo el nombre y el cargo de uno de los secundarios. Cérdenas. Tesorero del partido político que está en el gobierno de España. Ese dato, junto a esta excepcional portada, creo que ya es bastante ilustrativo, ¿verdad?

Un reloj por corazón

Una feliz y alegre novedad que leí en mi escapada a Córdoba, para participar en «Un otoño de novela»: «Un reloj por corazón», una novela enigma, fresca y divertida, en el sentido de que las páginas vuelan. Destino edita a Peter Swanson, un soplo de aire fresco en el mundo negro y criminal.

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Y «El Círculo», claro. De la novela de Dave Egger, publicada por Mondadori, ya os hablé aquí. Y sí. Está a la altura.

El efecto Transilvania portada

El efecto Transilvania

Últimas noticias del infierno portada

Últimas noticias del infierno

El árbol del Vaticano Portada

El árbol del Vaticano

mirando espero portada

Mirando espero

No olvidéis que tenemos una maravillosa colección, «Nube Negra», en formato digital, con autores de la talla de Guillermo Orsi, Juan Ramón Biedma, Amir Valle y Justo Vasco. Y muy pronto, más novedades. ¿Les gustan las portadas? ¿Y las introducciones que he preparado para cada uno? ¿Invitan a la compra o, al menos, despiertan su interés?

¡Pincha, pincha en cada portada! Y, si te animas, compra. Barato y sencillo. Muy sencillo. Yo lo agradeceré, tú disfrutarás y los autores, la editorial Palabaristas y la plataforma Lektu se beneficiarán. ¡Un claro «Todos ganamos»!

Jesús Lens

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Mil soles espléndidos

No suelo leer libros prestados, igual que no suelo prestar libros. Cuando me prestan un libro, teniendo en cuenta las montañas de ellos que tengo pendientes, es casi, casi un compromiso y me da la sensación de que el libro de marras es uno de esos recién llegados que tratan de colarse entre otras muchas decenas de títulos que han hecho más méritos, además de llevar más tiempo esperando su turno.

Pero a veces, hago excepciones. Como con “Mil soles espléndidos”, de Khaled Hosseini, cuya primera novela, “Cometas en el cielo”, fue un fenómeno literario de alcance tan global que terminó convertida en película, estrenada en todo el mundo, España incluida.

 Dos soles espléndidos portada

No había leído, pero la película me había gustado. Mucho. Así que, cuando Reyes me aconsejó leer esta novela, aparté otras muchas que tenía pendientes y me sumergí en la trágica historia que cuenta “Mil soles espléndidos”, un magnífico título para una novela dura, áspera y… necesaria.

A veces, los árboles no nos dejan ver el bosque y las noticias, los datos, las cifras y las informaciones que nos llegan desde Afganistán, cargadas de guerra, terrorismo, muerte, fanatismo religioso, integrismo islamista, etcétera nos hacen olvidar que allí viven personas, muchas de las cuales sufren en sus carnes padecimientos, injusticias y brutalidades que, por fortuna, nos resultan muy difíciles de imaginar.

Y para eso está la buena literatura: para contarnos realidades que nos resultan ajenas. Para permitirnos conocer a personajes a los que, de otra forma, jamás podríamos acceder y hacernos partícipes de sus aventuras y desventuras.

Cuando lees la historia Mariam y Laila, comprendes mucho mejor lo que hay debajo de palabras como “Talibán” que, de tanto usarse, terminan perdiendo su sentido más preciso.

 Dos soles espléndidos

La historia de estas dos mujeres, por supuesto, es trágica. Y dolorosa. Angustiosa, en muchos momentos. Pero también tiene potentes destellos de hermosura. En la pasión por la vida. Es la esperanza en la huida. En la amistad y la solidaridad entre mujeres.

Y los paisajes. Porque Kabul, además de ser una ciudad cuya mera enunciación nos hace sentir en peligro, es una de las grandes capitales históricas de la humanidad, enclavada en una zona del mundo espectacular.

Y está la historia reciente de Afganistán. Desde la época de la guerra contra la Unión Soviética. Y la figura de Massoud, el León de Panshir, uno de esos líderes míticos cuyo asesinato, justo antes del ataque a las Torres Gemelas, resultó tan devastador para las esperanzas de millones de afganos de acabar con la tiranía talibán.

Ahora mismo, Hosseini acaba de publicar su tercera novela, una vez que dejó su carrera como médico para concentrarse en la literatura. También editada en España por Salamandra, “Y las montañas hablaron” se ha convertido en un nuevo éxito de público, algo que es muy de agradecer. Porque conocer lo que pasa a las personas de un lugar tan distinto y tan distante como Afganistán nos hace sentir más empatía acerca de lo que allí ocurre.

 Dos soles espléndidos autor

E, insisto, esa es una de las grandes virtudes que tiene la literatura.

¡Gracias, Reyes, por pasarme “Mil soles espléndidos” e insistir en que la leyera, antes que otras! ¡Acierto total!

Jesús Lens

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Un minuto antes de la oscuridad

Ustedes saben que el final está cerca. Y lo más probable es que ese final desemboque en una gran, abisal, inmensa y absoluta oscuridad. La pregunta es: ¿qué ocurrirá un minuto antes? ¿Cómo será el minuto previo a la oscuridad?

Hay libros cuyo título ya contiene, en sí mismo, un pedazo de historia. “Un minuto antes de la oscuridad” es de esos. Lo que es un riesgo. ¿Y si luego no está el contenido a la altura del continente? No voy a decir que, cuando empecé a leer la novela de Ismael Martínez Biurrun, sentía ese temor. En absoluto. Lo que ya había leído suyo me había parecido tan excelente que estaba bastante seguro de que ésta me iba a gustar. Mucho. Muchísimo.

 un minuto antes de la oscuridad

¿Se acuerdan ustedes de “El escondite de Grisha”, que reseñamos hace un par de años?

Pues “Un minuto antes de la oscuridad”, una de las primeras novelas publicadas por Mondadori en su nuevo sello Fanctasy, aunque cambia de tercio, abunda en ese fascinante género de ciencia ficción distópico que tantas alegrías literarias nos está dando… y tantos miedos nos está provocando.

Situémonos.

 un minuto antes de la oscuridad Biurrun

Madrid. Caos. Revueltas. Y la luz eléctrica, que deja de fluir hasta los barrios de la periferia. Con lo que ello conlleva. O contrae. La policía, en esas zonas, no es más que un recuerdo. Pero hay que seguir viviendo. Y eso es lo que tratan de hacer Ciro, su mujer Sole y su hijo; que siguen habitando en su casa unifamiliar y pareada, en una zona residencial de la capital que no está demasiado lejos del centro. Pero que, aun así…

Lo malo de las zonas residenciales en tiempos revueltos es que, cuando cae la noche, grupos de personas, masas anónimas de gente, se enseñorean de las calles. Y, a veces, entran en alguna casa y arrasan con todo lo que hay dentro. Y con quiénes se encuentran en su interior, por supuesto. ¿Qué criterio siguen? ¿Por qué unas casas sí y otras no?

 un minuto antes de la oscuridad detalle

Ciro, todas las mañanas, va a la Universidad, en la que sigue dando clases. Prácticamente no tiene alumnos, pero está empeñado en mantener una apariencia de normalidad. Hasta que el rector de la misma es brutalmente asesinado.

Y, otra vez, las preguntas: ¿Qué? ¿Por qué? ¿Cómo? Y, sobre todo, ¿para qué? ¿Para qué seguir yendo a clase? ¿Para qué seguir saliendo de casa? ¿Para qué levantarse de la cama, cada día? ¿Para qué empeñarse en permanecer en esa ciudad?

Ciro, cuando ve que las cosas se ponen realmente feas, juega la última baza que tiene a su disposición. Una baza de la que ha renegado, una y mil veces. Una baza relacionada con la ingeniería genética…

Es más que probable que no entiendas nada de lo que trato de decir en esta reseña, pero es muy complicado hablar de este libro sin arruinar las múltiples sorpresas que Ismael le va incorporando. Poderosos giros en la trama y en la forma de pensar y actuar de los personajes; hasta llegar a un impresionante final que pone los pelos de punta.

 Un minuto biurrun

Lo sé. No soy objetivo. Me gustan las distopías, creo en el inminente fin del mundo y le tengo gran aprecio personal y literario a Ismael, un tipo trabajador y discreto que escribe cojonudamente.

Aun así, yo que tú la leería.

Y comentamos. ¡Claro que sí!

Jesús Lens

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Un camino a través del infierno

Si ahora mismo leyera cinco manuscritos, negros y criminales, que disimularan el nombre de su personaje principal, para no dar pistas; creo estar en condiciones de asegurar que no tardaría ni tres páginas en descubrir cuál de ellos ha sido escrito por Javier Hernández Velázquez. Y no por sus dejes o términos canarios, precisamente.

“La vida es una derrota asumida. Allí estaba, en aquel salón del hotel, en recuerdo de un tiempo en el que creí que una canción podría salvar el mundo (una época en que Michael Jackson aún era negro y estaba vivo)”.

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Javier Hernández

Así comienza “Un camino a través del infierno”, novela publicada por MAR Editor; finalista y mención especial del jurado del premio de novela negra L’H Confidencial del año 2013.

Con toda justicia, puedo decir ahora que la he leído.

Aunque leído no es la expresión exacta. Porque arranqué con ella la noche del martes, en el Puerto de la Cruz, y cuando aterricé en el aeropuerto de Granada, el miércoles; Mat ya se había convertido en uno de esos compañeros de viajes literarios con los que te apetecería compartir tragos, golpes e historias, hasta bien entrada la madrugada.

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO PORTADA

Mat.

A Mat venía siguiéndole la pista desde hace tiempo, a través del Facebook. Es un tipo con gusto por las armas. Cortas. Un tipo que gasta una de esas sonrisas de medio lado que, dependiendo de por dónde asome, da alegría encontrársela… o miedo. Mucho miedo.

Mat es detective. Privado. Y, obviamente, no lo lleva bien. Eso de investigar cuernos y bajas laborales es bastante ingrato. Un buen día se cita con una clienta muy especial. Su amante, para ser exactos. Y el encargo que le hace es morrocotudo: buscar a la hija que tuvo con Vicente Chinea, a la sazón, presidente del gobierno canario… en pleno proceso de reelección.

Entonces, el cristal de la ventana del garito en que están hablando salta por los aires…

 UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Mat

Con esas mimbres, y con el personalísimo estilo que caracteriza a Javier Hernández, la narración de “Un camino a través del infierno”, nos adentra en la podredumbre, la locura y la insania que yacen en el lado oscuro de cualquier sociedad, por aparentemente bonita y festiva que parezca.

En este caso, por fortuna para él y para sus lectores, Mat no estará solo en su particular temporada en el infierno. Por un lado, nos acompaña Eva Millar. Por otro, su nueva secretaria. Impagables, ambas. Aunque tan parecidas como el día y la noche. Como la cruz y la cara. Como el haz y el envés. Y está el político. Y su familia. La carnal y la otra. Porque muchos políticos cada vez tienen un concepto muy laxo de lo que debe ser La Familia. Y el pasado, claro. Un pasado que pesa. Mucho.

Pero, sobre todo, está Mat. Un Mat que ve la vida, como el autor, a través de un personalísimo prisma, repleto de referencias a la música, al cine, a la televisión… y para los amantes del baloncesto, a la NBA.

Porque nada de lo humano nos puede resultar ajeno.

Javier, acreditando buen gusto literario ;-)
Javier, acreditando buen gusto literario 😉

Por ejemplo, la buena literatura. Esa que te sacude y que te noquea. Como “Un camino a través del infierno”. Hasta el punto de que si la lees y no encuentras en ella un estilo fresco, desenfadado, único y, esperemos que repetible por su autor en sus próximas novelas, que ya esperamos impacientes; te pago una Alhambra Especial bien fresquita.

Y como muestra de lo que digo, especialmente dedicada a mis buenos amigos del mundo de la canasta, unas líneas muy descriptivas:

“Me tumbé en el sillón y encendí la pantalla de plasma para visionar un Detroit-Portland de las finales de la NBA del 89. Los Pistons sí que eran tipos duros. Después de tocar fondo a finales de los setenta, la suerte regresó a la Motown cuando seleccionaron en el draft al base Isiah Thomas. Al año siguiente adquirieron al pívot Bill Laimbeer de Cleveland y al base Vinnie Johnson de Seattle. Luego llegaron Dumars, Mahorn, Salley y Rodman. El coach Daly comprendió que debían emplear un estilo agresivo que se ganó el apodo de los Bad Boys. En aquel grupo mi debilidad era Laimbeer, un Harry el sucio de las canchas.

UN CAMINO A TRAVÉS DEL INFIERNO Laimbeer

Duro, arrogante, provocador, un tipo despreciable. Todos lo consideraban un matón, pero era mucho más que eso. Aquel malcarado, hijo de un multimillonario comerciante de diamantes, era uno de los pocos jugadores que se hubiese ganado mejor la vida fuera de las canchas que dentro de ellas”.

Jesús Lens

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