Entre canción y canción, a Loreena McKennitt le gusta contarle cosas al público. A través de su voz prodigiosa, te envuelve con sus palabras igual que con su música, embarcándote en un viaje espacio-temporal durante el que lo mismo despides a los elfos cuando se van a dormir en las brumosas montañas célticas que das palmas al calor de la hoguera en un alto de la ruta caravanera con la que estás atravesando Asia. (No dejen de leer aquí la prodigiosa crónica del concierto que hizo Juan Jesús García en el IDEAL de ayer)
Pocas artistas tienen la capacidad de evocación de una Loreena McKennitt a la que el público granadino esperaba rendido de antemano y deseoso de revivir aquellos míticos conciertos de la Alhambra de hace ya tantos años, inmortalizados en un DVD cuyos poseedores atesoramos como oro en paño.
En una de sus alocuciones, tuvo palabras preciosas para toda la gente que la acompañaba en escena. Les alabó como los excelentes músicos que son, por supuesto, pero también como maravillosos compañeros de viaje. Y es que Loreena ha hecho del viaje y del descubrimiento de culturas una fuente de inspiración constante.
Nada más salir a escena recordó su paso por Granada, antes de ser una artista famosa, y reivindicó el papel de nuestra tierra como lugar de encuentro de culturas. Y habló de los árboles, de la importancia que deberían tener en nuestra vida. Curiosamente, el día anterior, la cantante Aurora Arteaga también desgranó un par de canciones inspiradas por los árboles en su concierto del Jazz en la Plaza del Centro Cultural Memoria de Andalucía, lleno hasta la bandera.
Loreena nos advirtió de los riesgos del falso progreso enfrentado a la naturaleza. Y nos encorajinó a recuperar los placeres sencillos de la vida, a la que conviene mirar de tú a tú, al natural, y no a través de una pantalla. Un mensaje que no aplicó, por ejemplo, al fulano del saquito a rayas que no dejó de enarbolar el móvil para grabar fragmentos de todas y cada una de las canciones, creyéndose un émulo de Almodóvar por hacer zooms con la pantalla táctil de su teléfono ¿inteligente?
Jesús Lens