Cabezas altas. Cielos infinitos

¡Por fin ha llegado! Hoy es uno de los días que tenía marcado en rojo en mi calendario. Una de las fechas claves del 2020. Una de las jornadas bloqueadas en la agenda, sí o también.

Porque hoy se presenta en Granada, en directo, uno de los discos más importantes de los últimos años: ‘Los cielos cabizbajos’, de Lagartija Nick. Ya les hablé de él hace unos meses, cuando salió editado. “¡Qué pedazo de disco! Es una joya repleta de matices y texturas sonoras y poéticas. ¡Cómo duele escucharlo, también! ¿Puede ser dolorosa la belleza? ¿Trágica? ¿Cruel? Sí que puede”, escribíamos entonces. (Leer AQUÍ la reseña completa)

He seguido oyendo el disco, una y otra vez. Es una obra de arte que se engrandece con cada escucha. Gana en matices y en intensidad. En densidad. En su desbordante capacidad de emocionar.

El último tema del disco, ‘Somalia’, fue el primero que oí. Paradojas. Lo escuchamos de madrugada, en Salobreña, de forma casi clandestina. Nos lo pinchó Eric Jiménez, el batería de Lagartija Nick, en un trasnoche del festival Tendencias.

Una canción prodigiosa que incluye la voz del periodista Jon Sistiaga recordando un antiguo proverbio del cuerno de África, entre las percusiones de Zeke Olmo, las voces del Coro de la UGR, el piano de David Montañés y la mandola de Ramón Rodríguez: “Yo y Somalia contra el mundo; yo y mi clan contra Somalia, yo y mi familia contra mi clan; yo y mi hermano contra mi familia; yo contra mi hermano”.

¿Cómo sonará ‘Somalia’ esta noche en el Teatro CajaGranada? ¿Cómo sonarán ‘Buenos días Hiroshima’ o ‘Sarajevo’? Lagartija Nick está haciendo muy pocos directos con ‘Los cielos cabizbajos’. Se trata de una producción muy compleja que requiere de una iluminación especial y de unas condiciones escénicas muy particulares, dada la cantidad de músicos que participan en una actuación que es más, mucho más que un mero concierto.

Si pueden venir, no se lo pierdan. Prepárense a gozar. Prepárense a temblar. Prepárense a llorar. “Somalia es la madre ensangrentada / que no acierta a comprender / que quien te vio nacer / no te puede ver morir…”.

Jesús Lens

Los cielos cabizbajos

¡Qué pedazo de disco! Es una joya repleta de matices y texturas sonoras y poéticas. ¡Cómo duele escucharlo, también! ¿Puede ser dolorosa la belleza? ¿Trágica? ¿Cruel?

Sí que puede. De hecho, lo comprobarán cuando oigan las 12 canciones que componen ‘Los cielos cabizbajos’, el imprescindible nuevo disco de Lagartija Nick con los temas escritos, compuestos y apuntados por Jesús Arias antes de morir por culpa de una cruel y jodida neumonía.

Llevo escuchando ‘Los cielos cabizbajos’, en bucle, varios días. Resulta imposible aprehender todo lo que contiene en una o dos escuchas aceleradas. Desde que Eric Jiménez nos pinchó ‘Sarajevo’, ‘Somalia’ o ‘Buenos días Hiroshima’ en una memorable noche del pasado verano; tengo estos temas metidos en la cabeza, rayándome sin parar.

He comprado la edición del disco que viene con el libro que documenta los diarios de Jesús Arias. Es un compendio de la magna obra que publicó La Madraza de la UGR hace unos meses, una guía de escucha del disco. Es un lujo poder adentrarnos en el interior del proceso creativo de mentes tan prodigiosas como las de los hermanos Arias gracias a un proyecto editorial entre lo didáctico y lo memorialístico.

Un libro que se abre con una cita de Val del Omar: ‘El hombre trazaba ruidos y miedos en los muros. El ruido nos introduce en un bosque primitivo’. Como escribe Ángel Arias en el Proemio del libro: ‘Es cierto que el ruido nos introduce en un bosque primitivo: un bosque donde crece, frondosa, una vegetación compuesta de seguiriyas con forma de motosierra que buscan a Jesús para poder hundirse tranquilas’.

¡Uf! Vuelve a sonar la canción dedicada al bombardeo de Guernika. ‘Gritos de niños al morir / Gritos de pájaros sin fin / Gritos de flores sobre el mar / En el silencio más letal / Han volado una ciudad’. Insisto: ¿cómo puede ser tan hermosa, tan dolorosa, la belleza? Los arreglos de David Montañés, la batería de Eric, las guitarras, el bajo, la voz de Antonio, el coro y la orquesta de la UGR… ¡Qué rara luz! ¡Qué deslumbrante! ¡Qué cegadora! ¡Qué emocionante!

Jesús Lens