Escuchando ayer al nuevo alcalde de Granada, me acordé del tradicional torneo de Navidad del CB Granada en el que participan trabajadores del club, patrocinadores, políticos y prensa. Un año, Luis Salvador y Paco Cuenca, ambos buenos aficionados al baloncesto, se vistieron de corto y, paradójicamente, compartieron equipo.
En un momento del partido que enfrentaba a plumillas con políticos, Paco Cuenca se hizo con el balón y se marcó un contraataque en solitario que no llegó a buen puerto. Recuerdo que Luis Salvador le aplaudió irónicamente mientras le gritaba algo así como: ‘Muy bien, Paco. En la cancha, como en el ayuntamiento: a tu bola y sin darle juego a nadie’.
Fue el primer reproche que el alcalde Salvador le hizo al exalcalde Cuenca en su discurso de ayer: no haber contado con el resto de grupos políticos del ayuntamiento en su recién terminado mandato. Haberse apoyado únicamente en otras instituciones, mientras le daba la espalda a todos los concejales no socialistas.
¿Habría sido distinta la votación de ayer si Cuenca no hubiera dinamitado tantos puentes durante su mandato… o hubiera dado lo mismo, dado que las decisiones tocantes al Darro y al Genil se tomaron a orillas del Manzanares?
Ahora, ya no importa. Ayer, las redes eran un clamor, entre la sorpresa, el pasmo y la indignación. Tampoco pasa nada. Las aguas no tardarán en volver a su cauce, a la espera de confirmar o descartar el hipotético 2/2 de Salvador y Pérez -¿o Díaz?- y de saber si Vox entra en el gobierno municipal.
Ansiosos por conocer el reparto de concejales con mando en plaza y sus respectivas responsabilidades, a todos nos toca mirar hacia delante. Salvador se enfrenta a un mandato muy complicado, que el ayuntamiento sigue en la ruina por culpa del no-tan-antiguo PP y de la parálisis de estos años, de la que Cs es corresponsable. Además, la oposición va a ser feroz y entre los socios de gobierno todo serán recelos y suspicacias, que nos hartaremos de leer el mantra de ‘Vox amenaza con…’.
Jesús Lens