Increíble no resulta, más que nada, porque está pasando. Pero sí es sorprendente y sonrojante que, transcurridas 24 horas del pacto fantasma alcanzado y no suscrito por PP, Cs y Vox para aupar a Luis Salvador a la alcaldía de Granada; todavía no conozcamos su alcance, dimensión y repercusiones.
Estos días, los ríos que riegan la maquinaria política de Granada son el Manzanares y el Guadalquivir, con el Darro y el Genil enmudecidos y embovedados, hurtados a la vista y sin emitir siquiera un murmullo.
Con Sebastián Pérez desaparecido en combate y Antonio Cambril y Onofre Miralles borrándose de su primera actividad representativa como concejales electos, al no aparecer por el encendido del Ferial, sólo Paco Cuenca parece estar a la altura de las circunstancias, abonando y labrando el terreno para una futura reconquista de la alcaldía, desde el primer día.
El jueves y el viernes, durante el TAT Granada, se cruzaban apuestas ficticias sobre quién sería alcalde. Una vez despejada la incógnita, el casino político amplía el espectro de posibles quinielas, del enigmático 2/2 de Cs y PP al futuro político de Sebastián Pérez, pasando por la entrada en el gobierno municipal de Vox y el tiempo que transcurrirá antes de que las palabras ‘moción de censura’ aparezcan en boca de alguien… con capacidad para ejecutarlas. Lo mismo se escuchan este mismo martes, cuando Cs y PP se sienten a redactar las cláusulas del pacto ejecutado y no suscrito. (EDITO: no ha hecho falta esperar al martes. Ya han comenzado las amenazas de Vox, como podéis leer aquí)
El ambiente está muy enrarecido y, cuanto más tarden en explicar el pacto fantasma, más descrédito para PP y Cs. Andan los ánimos tan revueltos y es tal la crispación que más le vale a Pedro Sánchez cerrar lo de su investidura lo más rápido posible, no sea que voces revanchistas le pidan repetir las elecciones generales a modo de vendetta.
Cuantas más opciones hay en el panorama electoral y más avances tecnológicos tenemos a nuestra disposición, menor es la transparencia y la información con las que contamos los ciudadanos. ¡Y luego se extrañan de la desafección hacia los partidos y sus representantes!
Jesús Lens