El 9 de septiembre de 2013, Quico Chirino publicó en IDEAL una completa información sobre un impresentable tejemaneje urbanístico del Ayuntamiento de Granada, presuntamente urdido por Torres Hurtado e Isabel Nieto. “El Ayuntamiento vendió una parcela a unos promotores y se la recompró por el doble”, rezaba el titular. Según la UDEF, aquel pufo le costó a la ciudad la nada desdeñable cantidad de 4,8 millones de euros, estimación hecha a la baja.
Al día siguiente, Torres Hurtado declaraba en el juzgado como imputado por un presunto delito de prevaricación.
Un par de años después, en las municipales de 2015, el PP presentaba como cabeza de lista a José Torres Hurtado. Aunque bajó el número de concejales, el PP ganó aquellas elecciones y Torres Hurtado accedió a la alcaldía de Granada gracias al apoyo de Ciudadanos, formación liderada por Luis Salvador.
Conviene recordar, también, que el presidente de aquel PP era Sebastián Pérez, quien ocupara el cargo de Teniente de Alcalde de Torres Hurtado entre 2003 y 2011, año en que se produjeron los hechos presuntamente delictivos denunciados por IDEAL.
El conocido como Timo del Nazareno es uno de los grandes clásicos de la picaresca española. Un tipo -el nazareno- se presenta como empresario de éxito, muestra agradable presencia, conduce un buen coche y gasta un móvil de ultimísima generación. Hace unos primeros pedidos, paga pronto y bien, se gana la confianza de los clientes y, cuando los tiene comiendo en su mano, les pega el estacazo, dejándoles tiritando.
Lo de Torres Hurtado fue el Timo del Nazarí: ni siquiera podemos aducir que no existían sospechas. ¡Había indicios palmarios de lo que se estaba cocinando! Lo recogió IDEAL. Apareció publicado a doble página. Aun así, el PP presidido por Sebastián Pérez volvió a presentar a Torres Hurtado como candidato, una mayoría de electores le votaron y Cs, el mismo partido que ha sostenido al PSOE en el gobierno de la Junta de Andalucía, lo aupó de nuevo a la alcaldía.
La próxima vez que escuchen hablar de regeneración a ciertas personas, hagan por contener la risa.
Jesús Lens