Si les digo que me he cepillado las 5 temporadas de ‘Luther’ en poco más de seis meses podrían pensar que soy un ansia viva, un espectador desaforado loco por competir en algún concurso de devoradores de series.
Los más avisados sabrán que, en realidad, no es para tanto. Cada temporada tiene muy poquitos episodios y de una duración asumible, además. La versión extendida de ‘El Señor de los Anillos’, por ejemplo, sería más larga.
‘Luther’ arrancó allá por 2010 con una primera temporada de seis capítulos que causó sensación. Su protagonista es un policía particularmente inteligente y mentalmente bien dotado que, en la estela de Sherlock Holmes, tiene una prodigiosa capacidad de observación, análisis y síntesis. Entregado a su trabajo, su vida personal (apenas) existe. Y como le descubrimos en mitad de una persecución, tomando una decisión moralmente cuestionable que no dejará de perseguirle, ya tenemos las mimbres de uno de los grandes personajes de la televisión del siglo XXI.
Interpretado por el gran Idris Elba, Luther se debate entre la ley y la moral, siempre tentado de tomar atajos en la resolución de los casos a los que se enfrenta. Que no son fáciles. Porque le toca lidiar con delitos graves y, después, con despiadados asesinos en serie.
Decir que cada temporada de ‘Luther’ comienza ‘in media res’ es quedarse corto: su arranque es tan brutísimo que dispara las pulsaciones del espectador desde el primer minuto. Y la cosa ya no decae, que los andares, ademanes y verborrea del protagonista transmiten una intensidad electrizante.
Como es marca de fábrica en la BBC, además de un cuidado diseño de producción en el que Londres ofrece su mejor cara y también la más sórdida e inquietante; hay unos secundarios de lujo. Como muchos de ellos son susceptibles de morir y desaparecer de una temporada para otra, no les hablo de ninguno en concreto.
En cada temporada de la serie, que se puede ver entera en Netflix, hay un caso central protagonizado por un asesino de crueldad sin límites. Y con una imaginación homicida a la altura de los peores villanos de la literatura negra escandinava. Pero, y ahí está la gracia de ‘Luther’, le conocemos casi desde el primer episodio. A su identidad, me refiero. Sabemos quién es, pero no resultará tan fácil echarle el guante como descubrir su identidad. Los genios del mal son así.
Además, están las tramas relacionadas con el protagonista que hilan y trenzan todo el arco narrativo, dándole continuidad: sus relaciones con las mujeres y sus compañeros de trabajo, sus problemas con los superiores, sus enganchones con la mafia londinense y, la relación más especial, con una mujer inquietante, perturbada y pertubadora.
El creador y máximo artífice creativo de ‘Luther’ es Neil Cross, guionista y novelista que comenzó fogueándose en la mítica serie ‘Doctor Who’ y que ahora está detrás de una nueva adaptación, esta televisiva, de la novela ‘La Costa de los Mosquitos’, de Paul Theroux.
Además de todos los episodios de ‘Luther’, Cross escribió una novela que aún no he leído, pero a la que estoy loco por echar el guante: ‘Luther. El origen’. En España la ha publicado la editorial Es Pop y, como les digo, le tengo muchas ganas: el viaje hacia delante en la tempestuosa y agitada vida del inspector se me hizo bola en la cuarta temporada y la quinta y más reciente resultó un tanto repetitiva, como si fuera un Greatest Hits de las anteriores. De ahí que me apetezca viajar en el tiempo hacia el pasado del personaje encarnado por Idris Elba.
Y la gran pregunta: ¿habrá sexta temporada? Según el prota, no. Lo que sí podría haber es película. Y eso sí es un notición de lo más estimulante.
Jesús Lens