Hace tiempo que no compartimos algunos temas de los conciertos de jazz a los que vamos asistiendo. En lo que va de 2015 creo que ya han sido cuatro o cinco. ¡Qué gran labor hace la Asociación de Jazz de Granada, Ool Ya Koo! Toda la información sobre la misma e indicaciones para hacerse socios, AQUÍ.
El primero fue el de José Carra, el genial pianista malagueño, en el Pícaro. Siento los movimiento de cámara. La culpa se la pueden echar a un tal Mojito… pero lo importante es que se oiga.
El segundo fue en el Magic. Y suena muy alto y muy claro este tema de CLC Project.
¿Y qué me dicen de las manos de José Ignacio Hernández? Siento no poder mostrarles al gran Sergio Díaz a la batería y que apenas se vea a Cuni Mantilla al contrabajo. Pero, ¿a qué suenan bien?
Y es los miércoles, toca jazz. Y quería compartirlo con ustedes.
Hemos compartido una semana completa, de cine y de jazz. Es hora de rematar este repaso hablando de una selección de Clubes granadinos (*) en los que el jazz suena… de cine. (El resto de entradas con el reportaje de Cine & Jazz que publicamos en IDEAL, no tienes aquí)
Si algo demuestran “Treme” y las películas de las que hemos hablado hasta ahora, es que el jazz es más, mucho más, que un estilo musical. El jazz es una forma de entender y de sentir la vida. Es un estado mental. Una actitud. El jazz es música, por supuesto. Pero también es feeling, ambiente y atmósfera. –“¡Ya no hay clubes como los antes!” –podríamos correr el riesgo de pensar.
Y no. No es cierto. En Granada tenemos una pléyade de extraordinarios locales en los que, además de escuchar jazz, nos podemos sentir sumergidos en el ambiente y el espíritu de las películas y series nombradas. En el Club Magic, por ejemplo, donde la asociación de jazz Ool Ya Koo tiene su cuartel general y, los miércoles por la noche, suena la mejor música posible, en directo, con los más afamados músicos de jazz del momento. O el Pícaro, que ha vuelto a programar música en vivo y cuyos sensacionales mojitos siguen siendo memorables.
El Bohemia, cuya abigarrada decoración y sus maravillosas fotografías en blanco y negro le dan un sabor especial, paraíso para los Piano Men de esta ciudad; o el Alexis, cuyos viernes forman parte de la educación sentimental de miles de personas.
No hace muchas semanas que ha abierto sus puertas un Cotton Club en Granada, que ya programa jazz en vivo y, los domingos por la tarde, La Chistera de Monachil organiza unas jam sessions de lujo, que permiten combatir el frío de la Sierra con el calor del jazz más abrasador.
En cualquier caso, y para saber todo lo que se mueve en Granada, con relación al jazz (conciertos, jam sessions, proyectos en marcha, conferencias, películas, etcétera) la referencia obligada es la completa página Granada es Jazz. ¡Así no te perderás ni una!
(*) Las fotos son de nuestro cálido y amado Club Magic, hogar musical de la Asociación Ool Ya Koo.
Ustedes, con buen criterio, podrían pensar que yo, los miércoles, me lo paso de puta madre: a eso de las 20 horas, me visto de corto y me voy a pachanguear con los colegas, jugando al baloncesto. Después, con mi Cuate y con Reyes, nos vamos a los aledaños de la Plaza de Toros y, sea en La Maestranza, en el Brasilia o en algún otro de los bares cercanos, nos tomamos esas Alhambras Especiales que tan bien quedan en las fotos, acompañando a los callos, a los rejos y a la morcilla.
Y después, a eso de las 22.30, enfilamos hacia el Club Magic, sede musical de Ool Ya Koo, la Asociación de Jazz de Granada. Allí, todos los miércoles hay jazz.
Y claro, en el mejor ambiente posible, en el ambiente jazzero por excelencia, como es un Club, disfrutamos y vibramos con los mejores músicos españoles del momento. Y con algunos foráneos. Pero es que, pertenecer a una asociación como Ool Ya Koo, además de permitirte disfrutar del mejor jazz posible, cada semana, por la módica cantidad de 10 euros, también te permite aprender. Y ya se sabe que, cuanto más conoces y profundizas en el aprendizaje de una disciplina, más la disfrutas.
Esta semana, por ejemplo, pudimos disfrutar, en vivo, del concierto de “Speak no Evil”, un extraordinario combo formado por Juan Galiardo al piano, Stik Cook (el ideoso de este homenaje) a la batería, Sergio Albacete a los saxos, Julián Sánchez a la trompeta y el gran Guillermo Morente al contrabajo. Y es precisamente Guillermo quien nos cuenta el porqué de este combo, concierto y homenaje al cincuenta cumpleaños de un disco capital en la historia del jazz: “Speak no evil”, de Wayne Shorter:
“La idea surgió hablando con Stik hace un año, nos pusimos manos a la obra y configuramos un grupo acorde a la tarea que íbamos a acometer, así salió la formación que presentamos mañana. Algunos, entre los que me incluyo, ya habíamos tocado parte de este repertorio, aunque no dentro de un homenaje completo a Shorter, y ahora hemos vuelto a trabajar los temas”.
Y, de seguido, nos adjunta una corta, pero clarividente biografía de Shorter, en la que destaca muchos de los hitos que lo han convertido en leyenda, en alguien imprescindible en la historia de la música:
Wayne Shorter (Newark, 1933), tocó el clarinete, pasándose al saxo tenor hacia el final de su adolescencia. Estudió música en la Universidad de New York a mediados de la década de 1950 antes de prestar servicio durante dos años en el ejército norteamericano. En sus días de estudiante había tocado con varias bandas, incluyendo la que dirigía Horace Silver, y al ser dado de baja del ejército conoció a John Coltrane y juntos desarrollaron muchos enfoques teóricos sobre la música. En 1959 ingresó en los «Jazz Messengers» del baterista Art Blakey, permaneciendo con esa escuela de jazz hasta 1963. Con Blakey grabó más de veinte álbumes ganándose un merecido prestigio. 1959 fue también el año en el que grabó su primer disco a su nombre, el espléndido «Blues a la Carte» (Affinity, 1959).
Una etapa esencial de su carrera artística fue cuando en 1964 ingresó en el quinteto de Miles Davis, en el que estuvo hasta 1970. Allí coincidió con músicos de altísimo nivel como Herbie Hancock, Ron Carter y Tony Williams. Las contribuciones de Shorter fueron muy importantes para el quinteto de Davis, el cual experimentó una expansión en los parámetros jazzisticos muy innovadores, comparables con los cambios acontecidos por el bebop en los años cuarenta. La influencia de Shorter a su maestro dio frutos en 1968 con la publicación de «Miles in the Sky» y «Filles de Kilimanjaro», que incorporaban elementos a su banda tan comunes en el rock como el teclado, la guitarra y el bajo eléctrico. Al año siguiente, Shorter participaría en el álbum considerado fundacional del jazz eléctrico, también, cómo no, liderado por Miles Davis, el extraordinario «In a Silent Way» (Columbia, 1969).
Fruto de esa extraordinaria colaboración con Miles, el selecto sello «Blue Note», le abrió las puertas y comenzó una relación musical entre ambos extraordinariamente fructífera para el jazz. El debut de Shorter en ese sello fue en 1964, y no pudo ser más extraordinario. El saxofonista, debutó con toda una obra maestra absoluta del jazz de todos los tiempos. «Speak No Evil» fue el fruto de una logradísima originalidad, de una capacidad creativa magistral y el disco pasó muy pronto a formar parte de la mejor historia de esta música. A ese disco le siguieron varios más entre 1965 y 1970 de pareja calidad. En 1970 Wayne Shorter, cubriría otra importantísima etapa en su carrera profesional, cuando formó junto al teclista Joe Zawinul (con el que coincidió en su etapa con Miles) el grupo Weather Report. Este grupo se encargaría de formar un nuevo sonido de jazz-rock, atrayendo a una gran audiencia. Consecuencia de todo esto es la venta en 1978 de más de un millón de copias de su disco «Heavy Weather», que obtuvo cinco nominaciones a los premios Grammy.
Los años con Zawinul ampliaron aún más el ámbito de Shorter, destacando su apreciación de las formas más libres y dando rienda suelta a su deleite por el exotismo musical. Si bien el grupo «Weather Reporte» sentó las bases para muchas bandas de jazz fusión que siguieron, fundamentalmente por el paso de Jaco Pastorius por el mismo, su mayor virtud fue la capacidad del grupo para absorber la calidad individual de sus componentes en beneficio del colectivo. Shorter ha sido un innovador importante que ha ejercido gran influencia sobre los músicos de hard bop y de jazz fusión y hoy, todavía en activo y con la capacidad creativa intacta, sigue siendo uno de los músicos más imaginativos dentro del jazz, buscando constantemente nuevos horizontes pero, gracias a sus amplios conocimientos musicales, conservando lazos identificables con el pasado. En este sentido es encomiable la aparición en este tercer milenio de varios y magníficos trabajos que confirman que la fuente creativa de este extraordinario músico no está todavía agotada.
¿Qué te parece? ¿Interesante? Pues todo esto es lo que te estás perdiendo por no ser socio de Ool Ya Koo y no venir los miércoles a los conciertos del Club Magic. Que sí. Que es verdad que los miércoles lo pasamos de coña marinera. Pero que también aprendemos un huevo. Y parte del otro. Así que… ¡mismamente tú!
Los dos cortes de vídeo muestran a “Speak no evil”, en vivo, en el Club Magic. ¡Gracias, amigos, por conciertos como este!
Y sí. Este miércoles será Santo, pero como todos los miércoles… ¡hay jazz! Y no veas el conciertazo. Pero de eso ya hablamos mañana. O pasado.
Llegaron Pedro Cortejosa y David León con su disco bajo el brazo, recién editado por el neonato sello Corleona Records. Un disco titulado «Ocho». Y se metieron al público en el bolsillo del Club Magic en el bolsillo. Por ejemplo con temas como este «Tres»:
Por cierto que, el próximo miércoles, repite el pianista Juan Galiardo. Y es que Ool Ya Koo, la Asociación de Jazz de Granada, está que lo rompe. Pero esa será otra historia.
A lo largo de estos meses, además de ir puntualmente a los conciertos que, a través de Ool Ya Koo, organizamos en el Magic, mi Cuate Pepe y yo solemos comprar los discos de los grupos y los artistas que actúan, cada miércoles.
Estos días estoy aprovechando para escucharlos, alternándolos.
El “King of Groove”, por ejemplo, de la cálida y festiva Engranje Brass Band, es un soplo de aire cálido, para las gélidas noches de este invierno, cuyos rigores ya estamos sintiendo.
También le estoy dando duro al complejo “Largo camino” de Javier Denis, saxofonista malagueño que arranca el disco con un prodigioso “Algo más” y que luego se adentra en temas más clásicos, con los que me cuesta conectar. Asignatura pendiente. Deberes: hay que perseverar.
Pero lo que me tiene hechizado y loco perdido es el “Ewig” del trío de José Carra, con Dee Jay Foster y Ramón Prats. Sobre todo el primer tema del disco, el que da título al álbum. “Ewig”. ¡Si no lo he pinchado cincuenta veces, no lo he pinchado ninguna!
“Pájaros perdidos”, “Autumm tales” y “Ad astra per aspera” también son suyos; entremezclados con composiciones de otros músicos que el pianista malagueño se lleva a su terreno. Pero, con diferencia, sus propios temas, los compuestos por él, son los mejores.
¡Música para elevar el espíritu! Los “Pájaros perdidos” tiene una de esas cadencias que hacen que te cuestiones si el pianista tiene solo dos manos. O cuatro. Por lo menos. Un in crescendo dentro de un bucle que, felizmente, no se termina nunca. Los “Cuentos de Otoño”, son más evocadores. Más tranquilos. Más sosegados. Con idéntica sensibilidad.
Pero volvamos a “Ewig”. Porque darle al play a un disco y empezar escuchando esos acordes es ya toda una declaración de principios. Sé que las comparaciones son odiosas, pero me recuerda a Vijay Iyer. Mucho. Y al trío de Avishai Cohen. No porque los imite, sino por las sensaciones que me provoca. Las sacudidas que pega al oírlo.
¿Qué es “Ewig”? Si hacemos caso a los traductores del Google, vendría del alemán y significaría “Eterno”.
El nombre de la canción y del disco, la música de Carra, junto a una exquisita portada minimalista, nos ha regalado un disco sensacional y maravilloso. Un disco cuya música es, efectivamente, eterna.
José Carra volverá a estar en el Magic, este miércoles 18 de diciembre, acompañando a la cantante Clara Luna. Ahí lo dejo…
Y del disco del pianista gaditano Juan Galiardo hablamos pronto…