Juro que este diálogo es totalmente cierto.
Conforme lo escuché, el domingo, en mi quiosco, me paré y lo escribí en la BlackBerry para no olvidar ni un matiz, ni una coma.
Llega el cliente y coge un periódico. Mi quiosquero, que es un tipo estupendo, le saluda con alborozo, como en él es habitual. A fin de cuentas, a primera hora todos vamos dormidos y medio zombies.
Atentos:
– ¡Paquito! ¿Que dices?
– Lo que cantan las perdices.
– ¿Perdices? ¡Si ya no cantan! ¿No ves que ya no hay?
– Y a mí que me importa.
Paga el periódico, pide una bolsa por si llueve y el malafollá sigue su camino, como si nada.
¡Wellcome to Granada!
@jesus_lens