Si la cara es el espejo del alma, una portada debería ser el reflejo de la novela. Y, en el caso de “Manos sucias”, la más reciente novela de Carlos Quílez; así es.
¡Pedazo de portada, la de esta subversiva novela, publicada por la combativa e imprescindible editorial Alrevés! Editorial a la que le debemos joyas como “Te quiero porque me das de comer” o “La fragilidad del neón”, ya reseñadas y comentadas en este Blog.
Alguien que conozca la trayectoria profesional y literaria de Carlos Quílez, al leer lo de “novela subversiva”, podría pensar que se ha pasado al otro lado. Que es posible. No lo sé. Hace ya dos o tres años que no hablo con él. Pero no lo digo por eso. Lo digo porque “Manos sucias” cuenta y habla de la realidad. De esa realidad que nos mancha los dedos todos los días, cuando leemos el periódico. Y que no por la tinta fresca, precisamente.
Y es que, como bien nos recordaba Juan Madrid hace unos meses, parafraseando a Engels, contar la realidad es ya un acto revolucionario en sí mismo.
Pero vamos a concretar. ¿Quién es uno de los personajes secundarios de “Manos Sucias”? Pues ni más ni menos que el contable y tesorero del partido político del gobierno. Un tipo llamado Cérdenas. En la novela.
¿Y quiénes son los protagonistas?
Pues algunos de esos personajes que nunca salen identificados en las noticias: los Mossos d’Escuadra, los comisarios de Policía o sargentos de Guardia Civil que luchan contra el crimen organizado y las mafias que corrompen la sociedad. Esos tipos anónimos que, tirando del hilito, conectan el chalé de un concejal de urbanismo con una contrata a una multinacional rusa. O que descubren al práctico del puerto de Valencia, cediendo uno de sus yates a un conocido gángster, para que celebre su cumpleaños.
“Manos sucias” cuenta lo que está más allá de los titulares de los periódicos y de los cinco párrafos con los que despachamos la mayoría de las noticias. Porque las otras dos grandes protagonistas de la novela son dos aguerridas chicas periodistas, Patricia y Elsa. ¡Y ellas sí que nos pueden dar clases de ética periodística! (Ya las conocimos en esta anterior novela de Quílez, “La soledad de Patricia”, precisamente)
Bares, restaurantes, reservados, conversaciones, filtraciones, interrogatorios, redadas… ¡Cómo se nota que, además de ser un excelente narrador, Carlos Quílez sabe de lo que habla! No por casualidad fue el responsable de Tribunales y Sucesos de la Cadena SER en Barcelona y, después, pasó a trabajar en Anticorrupción.
Hace unos meses hablábamos de «RG», un tebeo que podría describirse como el “The Wire” de los cómics. Pues la novela de Quílez sería su equivalente novelesco. ¿Quieres saber cómo se desarrolla una investigación, cómo funcionan determinados protocolos?
Lee “Manos sucias”.
¿Quieres entender, de la forma más clara, adictiva y atractiva posible; cómo funciona esa corrupción que amenaza con ahogarnos?
Lee “Manos sucias”.
Lo vas a flipar.
Jesús Lens