El lunes estuve tomando una cerveza con Manuel Olivares. Hablamos más de lo humano que de lo divino, aunque de todo hubo. La conversación no nos ocupó más de media hora, que la agenda constriñe como un corsé, pero me resultó interesante, fructífera y provechosa.
Ideológicamente difiero en muchas cuestiones con Olivares, pero siempre me ha gustado su talante conversador y, sobre todo, escuchador. No es un ‘como el que oye llover’, que hace como que te escucha con el único fin de machacarte inmisericordemente con su discurso único.
Eso sí, cuando ejerce como concejal de Turismo, Comercio, Empleo y Emprendimiento de nuestro convulso Ayuntamiento, Olivares es un ciclón. Hablamos de muchas cosas, ya les digo, más allá del inevitable 2+2, del futuro inmediato de la Plaza del Carmen y del mediato de algunos de sus actuales ocupantes.
Por ejemplo, de los viajeros románticos, cuyo proyecto museológico está a punto de presentarse en sociedad y que pinta muy, pero que muy bien. Para mí, enamorado de la literatura de viajes, que Granada no haya aprovechado el filón de aquellos fantasiosos pioneros es inconcebible. Si en Estados Unidos hubieran tenido personajes parecidos, Hollywood los habría convertido en héroes imperecederos y habría hecho de ellos un filón inagotable. Si con cuatro pistoleros desharrapados inventaron el western, imaginen lo que hubiesen logrado con estos sujetos. ¡La de road movies de época que se habrían filmado! Aquí, sin embargo, todavía hay que explicar quiénes eran.
También me contó una iniciativa gastronómica que involucraría a toda la provincia y que favorecería las pernoctaciones y otras ideas y proyectos con diversos agentes e instituciones vinculados. De señalética e imagen a rutas e itinerarios.
Lo que más me gustó de la conversación con Olivares es que su combinación del condicional y el futuro resulta creíble. Esos planes y proyectos de los que habla tienen visos de verosimilitud y resultan factibles, útiles y prácticos. No son castillos en el aire ni quiméricas posibilidades de improbable ejecución, como la construcción de fastuosos palacios de la ópera o el desembovedado del Darro.
¿Y del 2+2? El propio Olivares fue transparente el lunes de la semana pasada, por lo que no cabe mucho más que decir: de cara a los dos próximos años, la alcaldía le debería corresponder al PP. Falta por ver cómo quedan retratados los unos y los otros en el paisaje después de la batalla del 4 de mayo.
Jesús Lens