Si es que solo su nombre, ese apelativo tan cariñoso: la maría, resulta enternecedor. La “maría» o la “juana», como se la conoce en Latinoamérica. Marijuana. Mary Jane, al otro lado del Río Grande. Marie-Jeanne, al traspasar los Pirineos.
La marihuana, o sea.
Ya es triste -y elocuente- que Granada sea una de las principales potencias en el cultivo y tráfico de marihuana, una planta que goza de las simpatías de amplísimas capas de la población y que ha generado toda una cultura de la resistencia, el carpe diem y el buen vivir. La imagen de un rastafari fumándose un canuto del tamaño de un tubo de escape nos hace sonreír. Y si hablamos de las cualidades lúdicas y terapéuticas de la “maría”, no hay espacio en esta página.
Sin embargo, el tráfico de marihuana tiene otra dimensión, mucho menos lucida, bonita, luminosa y recreativa. Es la cara oscura de un tráfico ilegal que José Ramón Villalba nos cuenta, un día sí y otro también, en las páginas de IDEAL. ¿Se acuerdan ustedes de aquella sección llamada Sucesos, la Nota Roja de la prensa mexicana, la Crónica Negra de la prensa más sensacionalista…? Pues eso.
“El último golpe al tráfico de ‘maría’ reafirma los lazos granadinos con mafias europeas”, rezaba el titular de ayer de este periódico. “La provincia se convierte en un nido de clanes criminales que mueven millonadas y exportan toneladas de cannabis”, era el alarmante subtitular que abría el trabajo de investigación llevado a cabo por Villalba.
Millones de euros intervenidos, inversiones inverosímiles para blanquear dinero, vehículos de alta gama… y un dato muy preocupante: las mafias de la cocaína están volviendo sus ojos hacia la marihuana, por la rentabilidad que deja su tráfico y las escasas condenas que cosecha en caso de detención.
Unas mafias de la marihuana que tanto ascendiente tienen en determinados barrios de la capital y pueblos del área metropolitana y que están detrás, por ejemplo, de los apagones que tanto daño hacen a unos vecinos que se ven impelidos a no denunciar la situación, bajo severas amenazas y coacciones.
Cada vez que se habla del tráfico de marihuana, entran dos elementos en el debate: la legalización… y la precariedad económica y el atraso secular del mercado laboral granadino. Una situación explosiva y a la que resulta harto difícil encontrar solución.
Jesús Lens