No si ya verás tú como…

Impagable el encuentro con Forges de hace unos días, al calor de la exposición dedicada a Martínmorales en el Centro de Exposiciones de CAJAGRANADA en Puerta Real. Lúcido, divertido e ingenioso, Forges tiró de ironía para hablar de mil y una cosas, dándonos que pensar a la vez que nos hacía reír. Y de ello hablo hoy en IDEAL.

Foto: Cristian Gálvez
Foto: Cristian Gálvez

Más o menos lo que viene haciendo todas las mañanas con sus viñetas, desde hace años, pero en vivo y en directo. Y es que Forges, además de un ácido y atento observador de la realidad, es un extraordinario contador de historias que nos encandiló con sus recuerdos, anécdotas, ideas y pensamientos.

Uno de los momentos más brillantes de su charla vino cuando habló de una expresión que solo utilizamos los españoles y que no tiene traducción a otros idiomas, buen compendio de nuestra atávica forma de ser y pensar: “No, si ya verás tú como…”.

Foto: Cristian Gálvez
Foto: Cristian Gálvez

Ponía Forges un ejemplo sencillo: se te estropea el coche, lo llevas al taller y el mecánico te dice que estará listo el jueves a las cinco de la tarde. Y tú, cuando vas por él, no puedes evitar pensar lo de “No, si ya verás tú como no va a estar terminado / me van a pegar un sablazo / le han encontrado otra avería…”.

Me acordaba, mientras escuchaba sus palabras, de ese célebre aforismo que se puso de moda antes de los memes y las redes sociales, y que la gente lo escribía en folios que pegaba con papel celo en la oficina, sobre la fotocopiadora o junto a la máquina de café. O en los pizarrones de los bares, justo encima de la lista de las tapas: “Hoy es un día precioso. Ya verás como viene alguien y lo jode”. Y lo peor era que… ¡que solía ser verdad! Que era leer la frase y aparecer algún tipo de cenizo que te fastidiaba el día. O, al menos, que lo intentaba.

Forges proyecciones

El “No, si ya verás tu como” es un perfecto ejemplo de fatalismo español que, por una parte, nos blinda contra las más que probables decepciones de la vida. Pero, a la vez, abre una puerta a la esperanza que permite vislumbrar la posibilidad de que esta vez sí. De que puede que salga bien. ¡Pura filosofía!

Un privilegio haber disfrutado del magisterio, la cercanía y la bonhomía de un Forges ingenioso, sarcástico, cálido y encantador.

Jesús Lens

 

Martínmorales: rabiosa actualidad

Lo comentábamos en la barra del bar, apurando la (pen)última caña. “Os va a parecer increíble la vigencia y la rabiosa actualidad de muchas de las viñetas que Martínmorales dibujó hace decenas de años. Humor gráfico que, hoy, podría ser el chiste del día en cualquier periódico de este país”. Y uno de los contertulios respondió: “Y eso, ¿no es preocupante?”

Yo hacía referencia a la universalidad y a la atemporalidad del humor, cuando es bueno. A la capacidad que tienen los mejores humoristas gráficos de trascender el momento histórico con sus viñetas. Pero también es verdad que, por desgracia, la realidad tiende a repetirse, tozudamente, una y otra vez.

Que sí. Que somos europeos, que pagamos en euros, que estamos en el siglo XXI, que hablamos con naturalidad del Bosón de Higgs y el CERN nos parece algo muy cercano, etcétera, etcétera. Pero que el pelo de la dehesa, por decirlo a lo bruto, es muy trabajoso de depilar. Y, sobre todo, con qué facilidad vuelve a brotar.

Tienen que ver ustedes la exposición con las 300 piezas seleccionadas para la exposición “Martínmorales. El dibujo inagotable”, en el Centro de Exposiciones de CAJAGRANADA de Puerta Real. Además, durante los próximos meses podrán disfrutar de una de sus viñetas, cada día, en IDEAL. ¡Ya verán, ya, cómo sigue vigente el trabajo de Martínmorales!

Sus retratos de la realidad, siempre certeros, hacían pupa. Pero, dirigidos a personas, partidos e instituciones de todos los colores y los espectros ideológicos, siempre han sido respetados. Porque nunca nadie puso en duda el compromiso de Martínmorales con la verdad. Y la verdad, duele.

Buena prueba de ese compromiso fueron sus problemas con la censura. Y es que las viñetas de Martínmorales, siempre apegadas a la actualidad informativa del momento en que eran dibujadas, constituyen una inmejorable crónica política y social de una España que, con sus luces y sus sombras, quemaba etapas a toda velocidad, tratando de adaptarse a una modernidad a la que siempre parecíamos llegar tarde.

Uno de los elementos definitorios de un periódico son las viñetas de sus humoristas. Cuando son buenos, como es el caso de Martínmorales, funcionan como el mejor y más certero de los editoriales. Una viñeta bien ejecutada permite al lector, de un solo vistazo, hacerse una perfecta idea de la situación política y social del momento. ¡Disfrútenlas!

Jesús Lens