Recién nacida y ya es una clásica. Una clásica contemporánea, aunque haya cumplido 35 ediciones. Y es que la Neo Media Maratón de Granada, bautizada como la del Albaycín-Alhambra, es completamente nueva, diferente y extraordinaria. Y de ello hablo hoy en IDEAL.
Lo decía mi gran amigo Gustavo Gómez, quien me fue esperando toda la carrera: había momentos en que te sentías como un ciclista profesional, serpenteando por los muros de pavés de las Clásicas centroeuropeas, corriendo entre un estrecho pasillo de gente que anima y jalea sin cesar.
Reconozco que, por momentos, corrí completamente enajenado, sintiendo el aliento de la gente. Ahora mismo hay unos 10 kilómetros de la carrera que no recuerdo. Es decir, recuerdo las caras de la gente, las sonrisas y los aplausos. Los gritos de ánimo, los choques de palmas… pero no recuerdo correr. ¿Será eso a lo que llaman “levitar”?
Mi tendinitis y mis piernas, taladradas por las microrroturas fibrilares, me recuerdan que no volé. Que corrí los 21 kilómetros de la Media Maratón. Y las tres horas largas que tardé en recuperarme, al terminar la carrera, también dan cuenta del esfuerzo realizado. Con decirles que me dejé un tercio de Alhambra Especial a medias en la barra de un bar, incapaz de apurarlo, teniendo que salir a sentarme al tranco de la puerta…
Pero es que esta Media Maratón es homérica. Dura, exigente, sacrificada… pero arrebatadoramente hermosa. El cambio de hora, desde luego, ha sido un acierto. A la caída de la tarde, eran miles de personas las que se concitaban en puntos emblemáticos como San Cristóbal o el Albaycín. La vertiginosa bajada por la Carrera del Darro fue emocionante y el giro de Plaza Nueva a Gomérez hacía saltar las lágrimas. Que la subida, después, era agónica, pero ¿a quién le importaba, con la adrenalina bombeando por las venas? ¿Y qué decir de Reyes Católicos y el giro a Ganivet, igualmente atestados? ¡Ays!
Enhorabuena a la organización, además, por los avituallamientos y la señalización. ¡Y por las charangas, imprescindibles! Que la música da alas. El reto, para el año que viene, es tratar de no pisar a las Dos Colinas… y afrontar el hecho de que vendrá mucha más gente a correr, en cuanto se corra la voz, con perdón. Por cierto que, dada la cantidad de gente asiática durante el recorrido, haciendo fotos, habría que traer a Murakami, mismamente.
Jesús Lens