‘Megalópolis’, un sueño hecho realidad

Vayan a verla. Vayan a ver ‘Megalópolis’ a Kinépolis, en pantalla megatrónica y a volumen megasónico, que no todos los días se tiene la oportunidad de ver un sueño convertido en realidad. Aunque no sea su sueño, sino el de un octogenario director de cine que se ha gastado 120 millones de euros de su bolsillo en filmar, por fin, la película que llevaba varios lustros queriendo hacer.

Fuimos a verla el pasado sábado y coincidimos en la sala con otros 20 o 25 soñadores nada más. Pero nada menos, también. Y es que, como les decía, esta es una película imposible, un milagro del cine. La película que nunca pensamos que llegaríamos a ver. Y menos, así. A lo grande. A lo salvaje.

Déjenme que me retrotraiga al 11 de abril de 2019, cuando escribí un rincón oscuro titulado ‘¿Megalópolis, por fin?’. Se acababa de anunciar que Coppola había desempolvado su viejo proyecto, uno de los más ansiados de su carrera. Que la maquinaria empezaba a moverse. Sin embargo, yo no lo veía claro.

Así lo escribía entonces: “Permítanme ser pesimista, pero no me veo haciendo cola en el cine, el día del estreno de ‘Megalópolis’. Tampoco me veo rastreando los portales de internet, en busca de una entrada para la primera sesión. Pero pueden creerme: si llegara el día, no tendría empacho alguno en comerme esta crónica con patatas fritas y ketchup (*), brindando con una cerveza bien fría a la salud de uno de los grandes maestros de la historia del cine”. (Leer AQUÍ).

¿Entienden ustedes la felicidad, cinco años después, de hacer cola para ver ‘Megalópolis’? ¿Entienden, a la vez, la frustración al comprobar que la cola era tan corta, tan escueta? Por eso, permítanme que insista, les animo, encorajino y hasta exhorto a ir al cine para ver lo más reciente, ¿lo último?, de ese genio de cine, de ese visionario y revolucionario que siempre ha sido y sigue siendo Francis Ford Coppola.

No. No les voy a contar nada sobre el argumento, más allá de que ‘Megalópolis’ narra la historia de una Nueva Roma en la que un arquitecto visionario se enfrenta a un alcalde conservador para erigir la ciudad del futuro.

Tampoco les voy a decir que es una obra maestra, porque no lo es. Es, eso sí, una alucinante experiencia visual y existencial que, con sus fallos, sus altibajos y sus imperfecciones, benditas imperfecciones; se convierte en una película única y diferente a todas. Lo que, en estos tiempos de tiranía algorítmica y estéticas audiovisuales clónicas, ya es mucho decir.

‘Megalópolis’ es una película a todas luces excesiva y desmesurada; homérica en todos los sentidos de la palabra. Exagerada y desaforada. Una película testamento en la que el Coppola guionista, productor y director vuelca todos sus demonios y obsesiones. El protagonista encarna la figura del genio visionario e individualista que se enfrenta al conservadurismo más rampante. Ese conservadurismo miope y tradicionalista, cortoplacista y cobarde, que tratará de anularle, eliminarle y destruirle por todos los medios habidos y por haber.

Hay Familias, como en ‘El padrino’, y traiciones. Hay musical. Hay cine histórico y cine futurista, de ciencia ficción. La utopía se enfrenta a la distopía. Hay homenajes literarios e historiográficos y múltiples referencias cinéfilas. Pero, sobre todo, está la vida, convertida en película.Y eso, insisto, cada vez es más difícil de ver en una sala de cine.

Termino. ¿Vieron el asterisco? Les he preguntado a algunos de los Maestros Culinarios que IDEAL ha convocado este otoño gastronómico para que me ayuden con la forma más digerible y sabrosa de comerme una hoja de periódico. Ya les contaré.

Jesús Lens

¿Megalópolis, por fin?

Soy persona poco proclive a saltar, como pueden atestiguar mis compañeros de baloncesto, atónitos al ver cómo se me escapan los rebotes a manos de jugadores ostensiblemente más bajos, pero con mayor capacidad de bote.

Recuerdo saltar con el gol de Mijatovic, por ejemplo. O cuando escuché en la radio que el Real Madrid había fichado a Drazen Petrovic y en los conciertos de Rage Against The Machine. Pocas veces más.

Les pongo en antecedentes porque el pasado sábado por la noche, al leer que Francis Ford Coppola estaba preparando la filmación de ‘Megalópolis’, pegué tal brinco que acabé colgado de la lámpara de mi habitación.

Les cuento otro secreto: tengo entre manos un nuevo proyecto a caballo entre lo literario y lo cinematográfico. Provisionalmente se titula ‘Las películas más grandes jamás filmadas’ y hace honor a su nombre: escribo sobre sonados y mastodónticos proyectos cinematográficos que nunca terminaron convertidos en película. Del ‘Nosotromo’ de David Lean a ‘El corazón de las tinieblas’ de Welles, pasando por el ‘Stalingrado’ de Sergio Leone, el ‘Napoleón’ de Kubrick o el ‘Dune’ de Jodorowsky.

En esa nómina de películas imposibles, invisibles y solo soñadas, la ‘Megalópolis’ de Coppola ocupa uno de los lugares de cabecera. Porque desde que tengo uso de razón cinematográfica se oye hablar de una película que…¿será posible, por fin?

Todos los medios de comunicación titularon más o menos de la misma manera, el día del cumpleaños del cineasta italoamericano: Coppola anuncia el rodaje de ‘Megalópolis’ al cumplir 80 años. Se trataría, por supuesto, de su proyecto más ambicioso desde ‘El Padrino 3’, filmada en 1990.

La fuente original que provocó el tsunami fue la revista ‘Deadline’, que publicó una pequeña entrevista con el director con motivo de su cumpleaños. Nervioso y excitado, me lancé sobre la entrevista en cuestión. ¿Y que nos encontramos? Buenos deseos y mejores intenciones, pero nada realmente concreto.

Que el guion está escrito -nada que deba sorprendernos, dado que es un proyecto muy, muy antiguo- que necesita un gran reparto y que el cineasta ha comenzado a hablar de manera informal con algunas estrellas -“he escuchado el nombre de Jude Law entre aquellos que potencialmente podrían participar en la película”, puntualiza el entrevistador, con exquisito esmero. Y que Coppola está firmemente decidido a poner al servicio de esta gran producción toda su experiencia y bagaje, acumulados a lo largo de su larga y fructífera carrera.

De lo que no se habla es de pasta. De parné. De productores. Y, cuando se trata de una gran producción de Hollywood, máxime si hablamos de un director como Coppola, la cuestión del dinero debería estar bien clara antes de empezar a soñar con ‘Megalópolis’.

Porque Coppola es un gran maestro, también, en arruinar a su productores. Empezando por él mismo. Se arruinó con ‘Apocalypse Now’, hipotecando todos sus bienes y, después de recuperar la inversión… ¡volvió a arruinarse, total y definitivamente, con ‘Corazonada’, una de las grandes catástrofes económicas de la historia del cine!

Desde entonces, Coppola solo consiguió trabajar por encargo y los éxitos de ‘El Padrino III’ y ‘Drácula’ le sirvieron para pagar deudas. En estos últimos años, lo que le da dinero son sus inversiones inmobiliarias en hoteles de Belice y sus vinos del condado de Napa.

Permítanme ser pesimista, pero no me veo haciendo cola en el cine, el día del estreno de ‘Megalópolis’. Tampoco me veo rastreando los portales de internet, en busca de una entrada para la primera sesión. Pero pueden creerme: si llegara el día, no tendría empacho alguno en comerme esta crónica con patatas fritas y ketchup, brindando con una cerveza bien fría a la salud de uno de los grandes maestros de la historia del cine.

A todo esto: ’Megalópolis’ contaría la lucha a brazo partido entre un arquitecto y el alcalde de una Nueva York destruida por un cataclismo. Se enfrentarían por volver a levantar la ciudad, pero de acuerdo a una utopía arquitectónica y no a los intereses espúreos de las clases económicamente dominantes. Como en tantas ocasiones anteriores, Coppola quiere narrar la historia de un visionario emprendedor disruptivo enfrentado al poder financiero clásico que trata de imponer su criterio a toda costa.

Pero no se consientan. Lo señala el propio Coppola en la entrevista con ‘Deadline’: está retirado de las grandes producciones, ahora mismo. De hecho, su trabajo más reciente es… un libro: ‘El cine en vivo y sus técnicas’. En España lo ha publicado Reservoir Books y en él podemos leer su encendida defensa de un modelo de producción por completo alejado del mainstream hollywoodiense: “Mi sueño es realizar algún día una producción de cine en vivo a partir de mi propio guion”.

Ojalá. Ojalá que ‘Megalópolis’ acabe siendo uno de los grandes estrenos del 2020, del 2021 o del 2022. Mientras, volveremos a ver la saga de ‘El Padrino’, disfrutaremos del nuevo -y definitivo- montaje de ‘Apocalyse Now’ también prometido por Coppola y seguiremos imaginando cómo se vería en pantalla una de las películas más grande jamás filmada.

Jesús Lens