Me gusta esta imagen, de mis queridos Cuate Pepe y Colin Bertholet, tomada hace unos días, en el restaurante Damasqueros de Granada.
- ¡Eureka! –parecen decirnos.
El brindis cafetero llegó después de una exquisita comida, oficiada por la gran Lola. Una comida increíble, repleta de exquisiteces y de momentos gustativos para el recuerdo, cuya descripción resultaría ociosa y baladí, ya que no hay nada más complicado que tratar de reproducir con palabras las explosiones de sabor que se producen en la boca, con cada combinación surgida de imaginación y del trabajo de investigación de Lola.
Para los amantes de las letras y de la historia, el trabajo de recuperación y actualización del imaginario gastronómico de nuestra tierra que hace el restaurante Damasqueros, cargado de referencias andalusíes y sefardíes; es una gozada. Pocas veces, tradición y modernidad se dan la mano en platos con tanta elegancia, belleza y capacidad de evocación.
Y todo ello, gracias a los productos autóctonos de nuestra tierra. Frescos. De temporada. Lo que “obliga” a Lola a variar de menú cada semana, para deleite de sus fieles y rendidos comensales.
Platos que, además, fomentan la conversación y el diálogo, que estimulan la imaginación y nos permiten concebir planes, proyectos, ideas y desafíos artísticos y culturales.
¿A qué conclusión habrán llegado Colin y Pepe? ¿Qué descubrimiento habrán hecho? ¿De qué proyecto estarán hablando?
Pronto, más información.
Pero antes, una pregunta: ¿no creéis que Granada se merece, ya, y al menos, una Estrella Michelín? Aquí tenéis una encuesta, con algunos chefs y restaurantes que podrían ser merecedores de la distinción. Entre ellos, Damasqueros y el restaurante de nuestro también querido Álvaro Arriaga.
Jesús Lens