Es la frase del día… ¡y me encanta! A las tres serán las dos. ¿No tiene un cierto halo de misterio? El día del cambio de hora siempre genera un pliegue espacio temporal literariamente muy sugerente. Y de ello hablo hoy en IDEAL.
Por ejemplo, lo que hagas esta noche, entre las 2 y las 3, si no te sale bien, tendrás ocasión de enmendarlo y corregirlo. Porque a las 2.59, el tiempo retrocede una hora y volverán a ser las 2. Si has metido la pata, si no has contado bien esta historia o si te han dado calabazas… ¡inténtalo otra vez! Quizá, a la segunda, vaya la vencida.
Este cambio de hora nos sorprende, paradójicamente, en mitad de otra temporada de temperaturas inusualmente altas para la época. Otra de las frases del día. ¿Qué tal eso de celebrar Halloween en camiseta y sudando? Y, por favor, no insistimos en lo de la colonización de las costumbres yanquis. Es un tema superado que ya aburre. Halloween ha venido… para quedarse. Como las sevillanas a la Feria, las estúpidas tortillas a la francesa a las cenas más insulsas y los Reyes en camello a las Navidades.
Escribo estas líneas contemplando una Sierra que, de nevada, solo tiene el nombre. Pelada y seca, da calor con solo verla. Las calles huelen a primavera y, mientras las plantas florecen cuando no deben, los olivos agonizan de sed y la cosecha de aceitunas está en grave peligro.
Tiempos extraños e incongruentes. Tiempos contradictorios estos en los que, como señala el tuitero L&L, los fantasmas dan risa mientras que los payasos producen pánico.
No le llamemos cambio climático si no quieren, pero el cambio de hora nos sorprende sin haber cambiado los armarios, pero aburridos ya de polos y camisetas, añorando el momento de echarnos una pelliza sobre los hombros.
Esta noche, a las tres serán las dos. Y hará calor. Mucho calor. En el Congreso, habrá funcionado lo de Truco o Trato y Mariano Rajoy será, de nuevo, presidente del gobierno, hurtándonos unas terceras elecciones que hicieran más llevaderas la Nochebuena y la Navidad. Solo fueron necesarias dos citas con las urnas, al final.
Llega el Puente de los Santos y nos encuentra, en fin, bebiendo gazpacho y ajoblanco, con ganas de pedir la Hoja de Reclamaciones a Los Italianos por haber cerrado demasiado pronto este año.
Jesús Lens