Nos pedía Miguel Ríos, tirando de humor socarrón, que no nos rasgáramos todavía las vestiduras. Que esperásemos a que termine el concierto. Pero que tratemos de ir desprejuiciados y con espíritu abierto. Y de ello hablo en IDEAL.
Y es que hoy va a ser un día grande en la historia musical de nuestra tierra. Muy grande. Porque esta noche, Miguel Ríos y su banda actúan en Palacio de Carlos V, en un concierto especial producido por el Festival de Música y Danza de Granada. Lo harán junto a la OCG, dirigida por Josep Pons, con la Séptima de Beethoven como plato principal.
Sinceramente, creo que Granada ha cambiado mucho y que muy poquita gente se echará las manos a la cabeza por lo que, no hace tanto tiempo, se habría considerado un sacrilegio y una aberración.
Si por algo se caracteriza el siglo XXI es por el mestizaje, la hibridación y el maridaje de artes, disciplinas, géneros y estilos. Ahí está el mítico “Omega” de Enrique Morente y Lagartija Nick, sin in más lejos, al que tanto hemos homenajeado últimamente.
Durante la presentación a los medios de comunicación del concierto de esta noche, Antonio Jara, presidente de CAJAGRANADA Fundación, se mostró cómplice con una iniciativa que rompe moldes, reivindicando la heterodoxia y la transgresión como vehículos para hacer progresar la cultura, empujándola hacia delante e impulsándola hacia territorios inéditos y desconocidos.
Granada, como bien explicaron Antonio Jara, Miguel Ríos y el propio Josep Pons, es referente histórico y tiene larga tradición en la fusión entre música clásica y música popular, con ejemplos como el de Falla. Además, este proyecto es de los que suman, enriqueciéndose del diálogo entre la tradición clásica y el rock, dado que los músicos contemporáneos son muy versátiles y no tienen problema en cambiar de registro.
La Séptima sinfonía de Beethoven atesora gran ritmo dancístico y es una de las páginas más vigorosas escritas por el compositor alemán, por lo que encaja a la perfección en un pionero programa que se completará con algunas de las canciones de siempre de Miguel Ríos, especialmente arregladas para la ocasión, de forma que sonarán… ¡como nunca! Un concierto que será grabado y que quedará para la posteridad.
¿Habrá que rasgase las vestiduras, cuando finalice uno de los acontecimientos musicales del año, en Granada? Por mi parte, y mientras cuento las horas, estoy convencido de que no.
Jesús Lens