MIRADA REVIRADA

Querido Colin, cada par de días o tres pincho en tu Blog, “La otra mirada”. Ya sabes cómo me gusta ese nombre. Me fascina tu capacidad para encontrar, mirando, donde el común de los mortales no vemos nada.

Y el concepto de El otro, para mí, es esencial.

Sin embargo, pincho en tu Blog y todavía encuentro pena, tristeza y pesar. Hace unos días te mandaba ánimos y buenos deseos, que también estabas griposo.

Hoy, me pongo más duro y te dedico esta mirada. Una de las más duras, gélidas, amenazadoras y siniestras que he visto en mucho tiempo.

El Terror

Se trata de Robert Mitchum en “El cabo del terror”, fotografiado por Leo Fuchs. (Imprescindible, su galería de imágenes)

Todos los días practico frente al espejo, quince minutos, intentando emular a uno de mis actores favoritos.

Querido Colin, o vuelves o, la próxima vez que te vea, te fulminaré con mi Otra Mirada.

¡Y felices Reyes! 😉

Jesús revirao Lens.

PD.- Todavía no podemos comentar en público ni en alta voz lo que tú y yo sabemos que tenemos que comentar. Pero falta poco.

Un abrazo.

CUAVERSOS DEL MAL

Esta foto de John Demjanjuk, conocido como Iván el Terrible, me «inspira» los Cuaversos de hoy.

 

Unos Cuaversos inquietantes, cuando menos, llamados a no gustar. Unos Cuaversos visuales que nos muestran el rostro, la mirada del Mal. Con mayúsculas. Y, al final, el poema «Los rostros anónimos de la maldad», de Osvaldo Luis Palladino.

 

 

LOS ROSTROS ANÓNIMOS DE LA MALDAD

 

Los rostros anónimos de la maldad

No tienen rostros propios,

No tienen nombres propios,

Siquiera tendrán alma alguna…

Son los rostros de gente cobarde,

De gente fanática y enferma,

Enferma de locura y de poder,

Que se esconden detrás de una mentira

Llena de palabras huecas y discursos vacuos

Y ejercen el terrorismo de las ideas

Sobre los pueblos inocentes

Colocando bombas arteras,

Desalmadas y criminales,

Sin ninguna pizca de piedad.

Argumentan ser rostros de la venganza,

Dicen ser las voces inflamadas del odio,

Ser el puño de una justicia divina

e invocan a imaginarios Dioses,

Ofrendando su inmolación a una causa.

Palabras vacías y discursos altisonantes

Porque ningún Dios o Santidad

Podría avalar ésta violencia sin sentido.

Ellos simplemente son asesinos

Y no habrá ningún paraíso

Que cobije sus sueños enfermizos.

Sólo habrán logrado ganar

Una condena universal y perpetua

Sobre ellos mismos y sobre su gente,

A quienes en cierta forma

Condenan al atroz sufrimiento

De la vergüenza y del aislamiento.

Los rostros anónimos de la maldad

No tienen bandera, no tienen país,

Siquiera tienen un uniforme,

Tan sólo tienen la cobardía

Que los identifica y los iguala.

Osvaldo Luis Palladino