(Des)motivación

Artículo que publico hoy en IDEAL y que habla sobre un término del que tengo la sensación que abusamos hasta el hartazgo. ¿Cómo lo ves?

Hace unos años tuve que entrevistar a varios candidatos en un proceso de selección. Me sorprendió que uno de ellos justificase los muchos años que había tardado en conseguir el título académico que rezaba en su curriculum en un concepto que, ahora está muy de moda: la desmotivación.

 desmotivación

El chaval, antes de estudiar la disciplina en que había conseguido graduarse, lo intentó con otras dos carreras, pero en ambos casos se había desmotivado, lo que le llevó a dejarlas.

Recuerdo que aquello me sorprendió enormemente. Quizá porque, entonces, no se hablaba tanto de la motivación como ahora. Y me hizo pensar. ¿Estaba yo motivado cuándo estudié mi carrera? Porque apasionante, lo que se dice apasionante, no era. ¿Y cuándo me obcequé con el inglés? ¿Qué motivación encontraba yo en los verbos irregulares y en el uso de la pasiva y la condicional?

Incluso ahora: ¿encuentro motivación por las mañanas, cuando suena la alarma del móvil a las 7 am? ¿Y los fines de semana, cuando me pongo a escribir? ¿Qué me motiva para calzarme las zapatillas y salir a trotar, un día detrás de otro, cuándo ya me crujen todas las articulaciones, incluyendo las pestañas?

Motivación. O falta de.

 Motivación

Lo siento, pero me cuesta trabajo encontrarle sentido al concepto. Al menos, cuando se refiere a la necesidad de una constante motivación exógena a uno mismo, cuando se trata de desarrollar las actividades básicas de un ser humano que vive en sociedad. Sinceramente, lo de la desmotivación, en la mayoría de los casos, me parece una vana excusa bastante infantiloide. Aunque todos las hemos usado alguna que otra vez, sobre todo en las Redes Sociales, ¿no le resultan cansinas al lector esas frases y discursitos motivacionales que nos tienen cercados, por los cuatro costados, como las carreteras a los linces de Doñana?

Si por los expertos motivacionales fuera, nos pasaríamos el día entero sonriendo y dando excitados brincos de alegría y satisfacción, en permanente estado de euforia, celebrando cada logro que consiguiéramos, por nimio que fuera. Y, al contrario, sin motivación, deberíamos ser tipos tristes y mustios, sujetos apáticos que maldicen su suerte y solo piensan en cambiar de vida.

 MOTIVACION mantras

Lo decía Epicteto de Frigia: “No pretendas que las cosas ocurran como tú quieres. Desea, más bien, que se produzcan tal como se producen, y serás feliz”. Lo que se puede interpretar de una forma más clara y sencilla: no intentes que las cosas sean como las deseas. Mejor, deséalas tal y como son.

 Motivación deportiva

El cuento de que si te concentras en un coche azul terminarás teniendo un coche azul, es una majadería. Y no hablemos ya de príncipes… Y no se trata de estar o no motivados para conseguirlo o para fracasar en el intento. Se trata de tener sentido común, sentido de la responsabilidad y una cierta madurez.

¿Qué me motiva a mí, cuando suena el despertador, a las 7 de la mañana? Algo muy sencillo: la nómina que me paga mi empresa. Y punto. A partir de ahí, como buen profesional, me levanto, me ducho, me tomo un café para activarme y hago lo que tengo que hacer. No necesito un entorno de trabajo repleto de colorines y estímulos artificiales, o recargado con falsos aromas y sonidos supuestamente relajantes.

 motivación tucán

Seré un bicho raro pero, con respeto y confianza, tengo más que suficiente. Para ilusionarme, motivarme y ser feliz, lo último que necesitaría es tener a un Simeone gritándome desde el otro lado de la mesa cada vez que escribo una línea de texto, jaleándome los adjetivos, corrigiendo las metáforas o pasándome la mano por el lomo cada vez que utilizo bien un tiempo verbal.

Jesús Lens

Firma Twitter

¿Imposible? ¡Anda ya!

¡A mí no me digas que no se puede! ¿Te acuerdas de la memorable frase de El Langui, en «El truco del manco»? Hoy me ha venido a la memoria al repasar algunos vídeos de superación personal. Y el célebre Impossible is Nothing.

Me gusta este vídeo, pausado y sereno.

¿Y esta ucronía, con GOAT (Muhammed Ali), seguido de Gebregelasie, Zidane, Beckham, Greene, Thorpe, su hija Laila Ali o McGrady; entrenando juntos?

¿Y ésta, de la corredora zombie, o sonámbula? O, quizá, sea una soñadora irredenta; pero de las que, cuando llega la hora, se calza las zapatillas y echa a correr. Porque, de verdad, correr no es de cobardes. Lo fácil, en ciertas ocasiones, es quedarse quieto:

Una de baloncesto, tiene que entrar, ¿no?

Y terminamos con este. Porque no hay carga lo suficientemente pesada, cuando se tiene un objetivo claro y la determinación necesaria para conseguirlo:

Porque yo no creo en imposibles… ¡feliz sábado!

En Twitter @Jesus_Lens

Y los 20 de abril de 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012 blogueamos eso….

Películas que cambian la vida

Lo contábamos la semana pasada: estamos trabajando en un reportaje sobre cómo el cine influye en la vida real. Y hoy ha salido publicado en los diarios de VOCENTO. Lo podéis leer en la página 51 de IDEAL, donde Rusell Crowe y Pujol aparecen con el puño en alto.

 

Pero si lo veis AQUÍ, en la web de IDEAL, lo flipáis ya que los compis de la Multimedia han ido trufando el reportaje con algunas de las secuencias de las que hablamos, de los encendidos discursos de «Gladiator», «Patton», «Espartaco» o  «Braveheart» a momentos cumbre de «El Padrino» o «El precio del poder».

Porque hay veces en que la vida imita al arte… ¡cuéntanos! ¿Hay alguna película que haya influido especialmente en tu vida? ¿Has viajado a algún lugar, inspirado por algún filme? ¿Usas muletillas de alguna película? Seguro que, por ejemplo, el «Sayonara Baby» lo has empleado alguna vez. ¿A que sí?

 ¡Cuéntanos!

 Jesús agradecido Lens 

MOTIVACIÓN

La columna del viernes de IDEAL, en clave crítico-deportiva. 

Estos días andamos en Málaga, jugando un torneo de baloncesto entre amigos de distintas cajas de ahorros, cuyas semifinales tenemos a las 12, contra nuestra bestia negra de Catalaunya. Y, la verdad, cuando suena el despertador a eso de las siete de la mañana, no hacemos sino preguntarnos eso de «pero qué necesidad tengo yo…»

 

Es lo mismo que se preguntan nuestros dos Álvaros. Uno se ha hecho un esguince y anda poniéndose hielo y cremas varias para poder jugar el próximo partido y el otro, a la espera de que le hagan una artroscopia, ha de vendarse los tobillos con apósitos compresores para poder aguantar medio tiempo sin que los pies se le descoyunten.

 

Y todo ello, por gusto, por afición. Como cuando nos levantamos los domingos a eso de las ocho de mañana, los amigos de Las Verdes y demás participantes en el Circuito de Fondo de la Diputación, para tomar la salida en carreras de diez o más kilómetros, en lugares como Baza, Almuñécar, Motril o Santa Fe.

 

Decenas, centenares de personas, atletas populares o baloncestistas aficionados que nos dejamos la piel practicando deporte de forma amateur, pero absolutamente comprometida con nuestros compañeros de equipos, peñas y, sobre todo, con nosotros mismos. Deportistas populares que, yendo más allá del meramente «hacer ejercicio» por mantenernos en forma, nos dejamos la piel en los entrenamientos, las pachangas o las distintas competiciones en que participamos.

 

Todo ello supone, además, robarle tiempo al tiempo y, sobre todo, al descanso, a la familia, a los amigos u a otras aficiones e inquietudes. Y, como decíamos, por puro gusto, costándonos el dinero en la mayor parte de los casos. Eso sí, cuando competimos, por lo general, peleamos, luchamos y sufrimos como auténticos profesionales.

 

Por eso resulta tan irritante escuchar que, en tiempos de crisis como los que vivimos, además de cobrar indecentes sueldos mil millonarios, a los jugadores del Real Madrid les van a dar una prima de ciento veinte mil euros si ganan siete partidos de fútbol consecutivos. Uno, que es merengón, veía el partido de Champions entre los suyos y un desconocido equipo bielorruso cuyo presupuesto de la temporada era diez veces menor que el sueldo de Raúl, y, la verdad, deseaba que los madridistas no ganaran.

 

Si a profesionales de una cosa tan trascendente como es el fútbol hay que motivarles con una prima de veinte millones de las antiguas pesetas para que hagan su trabajo es que algo huele a podrido en el sistema. Una cosa, y también sería muy de discutir, son los incentivos o las primas por conseguir títulos y otra muy distinta, que raya en lo vergonzante, es tener que primar a unos profesionales para que no hagan el ridículo en el desempeño de su trabajo. Precisamente porque nos gusta el deporte, lo practicamos y lo seguimos, ejemplos como los de este Real Madrid nos parecen tan tristes como indignos y lamentables.

 

Jesús Lens Espinosa de los Monteros.