Artículo de hoy en IDEAL. Pero, casi mejor no lo leas. Vayamos a liarla y se tuerza algo, caiga por aquí el asteroide lo qué sé yo…
Cuando terminé la carrera de Derecho, además de hacer mis pinitos como abogado, trabajé en la sucursal de Motril del Banco de Andalucía. Entre los clientes, muchos empleados de una empresa de transportes por carretera que hacían larguísimos viajes en camión, repartiendo mercancías por toda Europa.
No podía dejar de admirar y envidiar a todos y cada uno de ellos, que se embarcaban en periplos que les conducían a Holanda, Alemania o hasta a los países nórdicos.
Leyendo la prensa de estos días me encuentro con la noticia de que la empresa, Comotrans, amplía ahora sus instalaciones para atender el tráfico con Marruecos. Y, a la vez, otra información: el movimiento de contenedores sube más de un 46 % en el puerto de Motril en 2012.
Si el lector es aficionado a los deportes sabrá que, cuando un jugador va a lanzar un penalti o un tiro libre, está terminantemente prohibido que el espectador diga algo así como “esto es gol/canasta segura. Fulanito es infalible desde el punto de penalti/la línea de personal”. Eso suele equivaler a fallo seguro, con independencia de estadísticas, fichas millonarias o nervios de acero.
Y algo así me lleva pasando a mí, con este artículo, desde hace meses. ¿Ha reparado usted en que el puerto de Motril solo sale en prensa por razones positivas? Crecimiento, creación de puestos de trabajo, apertura de nuevas rutas y líneas de negocio… ¡Y ni un escándalo, oiga!
Parece increíble que el puerto de Motril se mantenga al margen del enrarecimiento habitual que envuelve a cualquier idea, proyecto, infraestructura, equipamiento o inversión que tenga que ver con Granada. ¡Ni una estridencia, promesa incumplida, salida de tono, astracanada o mamarrachada rodean a cualquier aspecto que tenga que ver con el puerto de Motril! Así, no es de extrañar que un amigo de la Chucha sostenga que, hoy por hoy, adquirir un par de naves en sus cercanías sería un inmejorable negocio o, incluso, que se nos plantee la posibilidad de husmear por la implantación de frutos subtropicales en el mercado marroquí.
¡Nunca África estuvo tan próxima a Andalucía como ahora! Y no hablo, en esta ocasión, de pateras o inmigración del sur hacia el norte sino, muy al contrario, de establecer nexos comerciales con nuestro continente más cercano, utilizando para ello esa entrada privilegiada en que se está convirtiendo el puerto de Motril. Un puerto, eso sí, al que no le van a hacer una conexión directa, lógica y natural con la autovía, con sus cuatro carriles, para facilitar el tráfico y evitar cuellos de botella. ¡Faltaría más, en esta tierra nuestra!
De verdad. Miedo me da. Tengo un amigo que trabaja en las entretelas del puerto y al que nunca le pregunto nada sobre su funcionamiento, ni sobre los responsables de su éxito y su buena gestión. Y no le pregunto no por desinterés, lógicamente; sino por miedo. Por miedo a saber. A conocer. Y a contar. Vayamos a pollas.
De hecho, creo que ya he hablado demasiado sobre este auténtico milagro, rara avis granadina. Y pienso: ¿sería posible que este artículo se autodestruyera en cinco segundos y no constara en ninguna hemeroteca? Casi me dan ganas, como si estuviéramos en una sesión de hipnotismo, de decir eso de “cuando cuente hasta tres y chasquee los dedos, usted despertará y habrá olvidado todo lo leído hasta aquí.
Uno, dos y…tres. ¡Chas!”
@jesus_lens por si eres seguidor de Twitter
¿Y los anteriores Días de San Valentón? Esto blogueamos: 2008, 2009, 2010, 2011 y 2012