De vez en cuando, las Redes se llenan de lamentos, autoinculpaciones y golpes en el pecho de gente que declara sentirse avergonzada de ser europea.
Y sí, es cierto que, en muchos momentos, la falta de acción de la Unión Europea, su desidia, su elefantiásica lentitud y su parálisis humanitaria resultan dolorosas e indignantes. Pero hay otras veces en que, ser europeo, no está tan mal.
Por ejemplo, cuando vemos cómo la Comisión sanciona a Apple con 13.000 millones de euros de multa, más los intereses correspondientes, por haber dejado de tributar lo que debía, en Irlanda.
Dejando para otra ocasión el sinsentido de que el Tigre Celta se haya convertido en el Caballo de Troya tributario de las grandes multinacionales norteamericanas que han colonizado Europa, hay que dar la enhorabuena a Margrethe Vestager, la comisaria europea que, además de haber empurado a Apple, tiene frentes abiertos con Amazon, Google y Starbucks, entre otras mastodónticas empresas. ¡Ahí es nada!
Este tipo de noticias suelen dejarnos fríos e indiferentes. Impuestos, burocracia, la Comisión, multas, Bruselas, intereses… ¡Qué pereza! Sin embargo, cuando Tim Cook presente en sociedad el iPhone 7, la “noticia” abrirá los informativos de todo el mundo y ocupará las portadas de periódicos y revistas.
Un Tim Cook, por cierto, que ha demostrado muy poca originalidad y una enorme falta de gusto a la hora de criticar la sanción impuesta por Europa, tachándola de ser un montón de basura y diciendo que la multa supondrá destrucción de empleo y menos recursos destinados a la investigación.
¡Vaya con Cook, abusando de los mismos tristes y pobres argumentos que utilizaría un defraudador de impuestos del tres al cuarto, en la barra del bar! ¿Y este es el gurú de la innovación y la creatividad sin límites?
Es posible que los monstruos corporativos creados al calor del desarrollo tecnológico nos hagan la vida mucho más cómoda e interesante. O no. Pero, en cualquier caso, me gusta pertenecer a una Unión Europea que lucha contra esa otra ingeniería que tan bien se les da: la financiera. Esa alquimia que permite a Amazon pagar menos impuestos en España que un puesto de churros en el Zaidín.
Pero, ¿saben lo peor y más contradictorio? Que estoy escribiendo todo esto utilizando la tecnología de la manzanita. Algo que, desde luego, estoy firmemente dispuesto a hacerme ver.
Jesús Lens