Esta novela os va a gustar a los que, cuando pongo algo de novela negra, le dais a Exit, exit, exit a toda velocidad:
Recientemente publicada por Alianza Editorial, la novela de la iraní Naïri Nahapétian parte de un muerto, es verdad. El ayatolá Kanuni aparece asesinado en su despacho, en las primeras páginas del libro. Y en la base de la narración está la ¿investigación? que se pone en marcha para averiguar quién le mató.
Está claro que con un título tan expresivo, el párrafo anterior no puede ser considerado un spoiler de la narración. Sobre todo porque la teórica investigación para saber quién se llevó por delante al ayatolá, en realidad, no le interesa ni a la propia autora, que aprovecha tal anécdota para contar su visión de lo que pasa en Irán.
O, más en concreto, de lo que pasaba durante la campaña electoral que llevó al poder, por sorpresa, al ultraconservador alcalde de Teherán, el ahora temido por unos y reverenciado por otros Mahmud Ahmadineyad.
(Sigue leyendo, que la reseña está en una de esas Páginas Hermanas con las que tan bien nos llevamos)
Jesús iraní Lens
El 14 de Noviembre blogueamos en 2008, 2009 y 2010.
«Óscar Urra remata con este relato la peculiar trilogía que comenzara con “A timba abierta” y continuara en “Impar y Rojo”, y cierra así uno de los relatos más ágiles y desenfadados del reciente policial español.”
Se puede decir más alto, pero imposible describir con mayor precisión y claridad la nueva novela de Óscar Urra, publicada por la editorial Salto de Página, igual que las dos anteriores.
Para saber más de un título que os recomiendo largamente, daros una vuelta por ESTE Blue and Noir, nuestro Club de Jazz virtual que empieza a echar humo, cuando llega noviembre…
Con Javier Calvo ya son tres los autores españoles contemporáneos cuya obra huele. Y duele.
Huele a detritus, a descomposición, a sangre seca y cuajarones coagulados, a ambientes enrarecidos, a moho, a carne pútrida. Huele a mierda diarreica y cagalitrosa.
Novelas que duelen. Duele leerlas. Hasta el punto de que, a veces, hay que apartar los ojos de un párrafo especialmente escabroso. Duele tanto que acabas riendo. Por no llorar. Por no enloquecer. Porque lo grotesco y lo bizarro, es lo que tienen.
Novelas que, por la noche, cuando las ves en la mesilla de noche, esperándote, las sientes como una amenaza. Como una condena. Una condena, eso sí, que desde que pasas la primera página, ya no admite aplazamientos, prórrogas o excarcelaciones.
Porque la obra de Javier Calvo, como ocurre con la de Juan Ramón Biedma y la de Cristina Fallarás, también es adictiva, enganchándote desde el primer pico, como heroína mal cortada, peor mezclada y tan corrompida que convierte cada viaje en una pesadilla con rumbo al infierno, hacia el final de la noche.
Está claro, por tanto, que no voy a recomendarte que leas esta novela. Te aprecio y te tengo cariño. Así que no. Si lo haces, si la compras, si la lees; será bajo tu propia responsabilidad.
“El sol no derrama su luz enferma sobre las aguas grises. Las gaviotas no sueltan sus chillidos malhumorados por en encima de la Muralla de Mar. La tormenta ha convertido la calle de las Tapias en una marisma llena de remolinos traicioneros donde giran ratas muertas”.
¿Os gusta el paisaje?
Pues que conste que estamos en Barcelona. En el siglo XIX. La que fuera Ciudad de los Prodigios, narrada por Calvo, se convierte en una ciudad hostil, tenebrosa, sucia y amedrentadora. Una ciudad en la que el Asesino de la Esperanza está sembrando el terror. Y en la que un folletín conquista el encogido corazón de los habitantes de una ciudad a la deriva, acosada por la brutalidad de unas fuerzas policiales que no se sabe de qué lado están.
Y hay médicos, en esta historia. Médicos que darían la razón a quiénes defendían que el célebre Jack el Destripador tenía que ser un galeno seducido por el lado oscuro.
“Corona de flores” es una novela que supura fetidez. Por la noche, sin embargo, no podía soltar su absorbente historia hasta que el sueño me vencía y el libro se me caía de las manos. Después, las imágenes descritas por Calvo, sus sádicos personajes y la interpretación literaria de sus sueños, me provocaban pesadillas.
Y al día siguiente, al tomar el primer café de la mañana, los amigos me miraban con mala cara y me preguntaban si todo iba bien…
Aún así, con todo y con eso, ¿serías capaz de leerla?
Tú mismo/a
Jesús Lens Espinosa de los Monteros.
En 2008, 2009 y 2010, también blogueamos, aunque más sosegadamente…
Hablemos de libros, este domingo. De un libro que nadie ha catalogado entre los libros de economía ni tampoco entre los de zombies y muertos vivientes. Pero que podría.
Hablamos de «La última caravana», de Raúl Argemí. La reseña la tenemos en una de nuestras revistas hermanas: el impactante y contundente Calibre 38 de Ricardo Bosque. Y la podéis leer AQUÍ.
A título de anticipo de lo que podréis leer en ella:
Crisis. La crisis. La maldita, odiada, temida y manida crisis. ¿Habrá una palabra que nos provoque más asco y más miedo que “crisis”? Pues como las cosas vayan como en Argentina… “Entonces el gobierno hizo lo único que puede hacer un gobierno que no esté dispuesto a desempolvar la guillotina: decretó el cierre de todos los bancos. Fue como si Dios hubiera decidido irse de viaje para siempre”.
Jesús caravanero Lens
Por cierto que en 2008, 2009 y 2010 hablamos de Nóbeles de Literatura… y de más cosas, los pasados 09-10.