Viajemos en el tiempo. Demos un doble salto mortal y vayamos de la España de 1942 a Estocolmo, en 1793. Usaremos como pasaporte dos estupendas novelas que combinan lo histórico con el noir.
Carlos Lombardi ya no es policía como tal. Su pasado republicano le hace sospechoso. Sin embargo, un antiguo jefe que sí cuenta con el beneplácito del régimen franquista consigue que le contraten para investigar una misteriosa desaparición en un pueblo pequeño de la Castilla profunda. Esas son las mimbres de ‘La virgen de los huesos’, la novela más reciente de Guillermo Galván, publicada por la apasionante serie Policiaca de la editorial Harper Collins.
Estamos en 1942 y las heridas de la Guerra Civil siguen abiertas. Y sangrando. Reconvertido en algo parecido a un detective privado, Lombardi se instala en una pequeña población en la que los caciques son más fuertes que nunca. Lombardi trata de ir por libre, pero sabe que hay callos que no conviene pisar si quiere salir con bien de su investigación. Y con ‘salir con bien’ no me refiero, solo, a resolver el enigma que se le plantea. Porque en aquella España profunda, la que hoy se denomina vaciada, las fuerzas vivas de las pequeñas ciudades y pueblos de provincias podían ser más letales que las balas.
“No remueva el pasado, señor Lombardi. Lo hecho, bien o mal, hecho está. Y con más motivo si el ayer es tenebroso: hay que mirar a la luz, al futuro”, llega a decirle un personaje al protagonista. ¡La de veces que hemos escuchado la misma tesis entre quienes abogan por pasar página, impidiendo de esa manera que se haga justicia.
Guillermo Galván, acreditado periodista de la agencia EFE, desarrolla una investigación que nos permite comprender cómo era la sociedad española de la inmediata posguerra. Una España presidida por el miedo y el odio, en la que las venganzas y las cuentas pendientes se resolvían de la forma más cruel y expeditiva que podamos imaginar.
A través de una narración pausada en la que el calor de un tórrido verano sin aire acondicionado ni cerveza de barril se deja sentir en cada una de sus páginas, la novela de Galván avanza con pie firme, guiándonos sabiamente a través de una maraña de intereses creados que nos permiten descubrir algunas de las injusticias que se cometieron bajo el amparo de la llamada Guerra Civil. Y de las venganzas urdidas, a sangre más o menos fría. Y de las tropelías que se cometieron, antes, durante y después.
“Desearía investigar tanto asesinato impune, permitir a las víctimas un digno entierro y llevar a los culpables ante la justicia. Pero sabe que se trata de una aspiración utópica, que las cosas no son como antaño, que ahora ciertos verdugos tienen patente de corso. Lo que pisa es la sangre oculta que no puede sacarse a la luz, e intentarlo significaría jugarse el cuello gratuitamente”, piensa Lombardi en otro momento de su investigación.
Al terminar la novela hay tres reveladoras páginas dedicadas a detallar el minucioso proceso de documentación seguido por el autor a la hora de escribir ‘La virgen de los huesos’, continuación de ‘Tiempo de siega’, pero que se puede leer perfectamente de forma independiente.
Cambiemos de época y de país. Antes de hablar de ‘1793’, publicado por Salamandra, una advertencia para hipocondríacos: la novela de Niklas Natt och Dag tiene tanta fisicidad como ‘El perfume’ y, protagonizada por un abogado tuberculoso, puede resultar pelín agobiante en estos tiempos de coronavirus. Y, sin embargo, creo que es justo cuando hay que leerla. ¿No están en boca de todos ‘La peste’ y ‘El Decamerón’? Pues no duden en hacerse con la novela de un nuevo fenómeno sueco que nos promete más emociones fuertes en el futuro, no en vano, estamos ante el comienzo de una trilogía muy potente.
‘1793’ arranca con la aparición de un cadáver flotando en un lago de Estocolmo. El cuerpo está mutilado y desfigurado cuando Mickel Cardell, un veterano de guerra tan duro como buscapleitos, lo saca de las aguas. La investigación del crimen la asume un abogado llamado Winge. Y le corre prisa rematarla dado que tiene tuberculosis y el tiempo se le está acabando.
A través de una soberbia estructura que da vertiginosos saltos en el tiempo, mientras tratamos de averiguar quién es el muerto y por qué acabó de tan mala manera, conoceremos los vientos de revolución que, importados de Francia, sacuden el norte del continente.
Es tiempo de cambios. Y ya se sabe que los cambios, cuestan. Por ejemplo, utilizar medios modernos y científicos en una investigación, más allá de sacudirle la badana a unos cuantos incautos para que canten por soleares. Asistimos a los inicios de la criminología moderna en una extraordinaria novela negra con raigambre histórica que nos hace ansiar su prometida continuación.
Jesús Lens