Tengo curiosidad por asistir al duelo dialéctico entre populares y socialistas a cuentas del transfuguismo de Luis Salvador y José Antonio Huertas. En el PP, la consigna es clara: cada vez que se hable del gobierno de Paco Cuenca, añadir la coletilla ‘tránsfuga’. Es como lo de Macarena Olona en Madrid cuando habla de la ministra comunista.
En el PSOE, por su parte, tienen que estar de lo más entretenidos jugando con el lenguaje y buscando retruécanos que justifiquen algo que todos sabemos que tiene muy difícil justificación y que, sin embargo, tenía que ser así por mor de las circunstancias… y de la insensata sucesión de toma de decisiones en el Partido Popular.
Todo comenzó cuando, para pasmo y bochorno de la ciudadanía, PP y Vox auparon a Salvador a la alcaldía de Granada. Nunca se olvide que ahí arranca esta película, con los ediles de la derecha retorciendo la voluntad popular para hacer alcalde al candidato del tercer partido en votos. Un partido cuyas cabezas más visibles mantenían, ya entonces y para más inri, una relación complicada, por decirlo suavemente. Un partido, Ciudadanos, que ya no existe en plaza del Carmen.
Aquello fue doblemente ridículo: al PP granadino, además de meterle la bacalá en las negociaciones del 2019, le engañaron con el timo del tocomocho del 2+2. Peor no se pudieron hacer las cosas. Y de aquellos polvos, estos lodos.
Ahora bien, si lo de junio del 19 fue esperpéntico, todo lo acontecido el pasado verano resulta ya inclasificable. Como ustedes lo recuerdan bien, vamos a ahorrarnos el repaso. Solo unas preguntas. Que los concejales del PP y los dos de Cs dejaran el gobierno municipal, ¿no fue una irresponsabilidad manifiesta? De hecho, ¿no fue precisamente ese paso en falso lo que terminó por llevar a Cuenca a la alcaldía? Y otra cosilla: lo de Manuel Olivares y Lucía Garrido dejando Ciudadanos para prestar su apoyo al PP, ¿no era algo cantoso y bastante parecido al transfuguismo? Sin hablar de las continuas baladronadas de Vox, consciente del papelón que habían hecho votando a Salvador en su momento para convertirse en comparsa de su gobierno.
Cada vez que el PP granadino alude al gobierno tránsfuga también sirve para recordar a la ciudadanía el ridículo tan espantoso que hicieron y cómo se dejaron mangonear por los unos y los otros. Una estrategia cuestionable, seguir con esa cantinela durante los próximos dos años en la oposición.
Jesús Lens